Pulso político en Vigo por un barco en una rotonda
Unas 800 personas secundan la manifestación para reclamar a Caballero que renuncie al proyecto
Una glorieta, un barco y una discusión estética capitalizan el debate político en Vigo. El alcalde sigue adelante con su proyecto de emplazar el histórico Bernardo Alfageme en una gran rotonda en la avenida de Castelao, en el barrio de Coia. El BNG, Esquerda Unida, Anova y Podemos se oponen, con el apoyo de fuerzas menores como Equo, Red de Solidaridad Popular y Piratas de Galicia y el respaldo más discreto del PP. Tras varias semanas de movilizaciones vecinales con más tensión que respaldo popular, unas 800 personas secundaron ayer una nueva manifestación de protesta. Abel Caballero ya les ha adelantado su firme determinación de llegar hasta el final con el proyecto.
A cinco meses de las elecciones municipales y con las encuestas de cara, Caballero ha aceptado el envite y mide sus fuerzas con los opositores al proyecto, agrupados en la Asamblea Aberta de Coia. Este colectivo reclama destinar a fines sociales el presupuesto del Alfageme: 100.000 euros, cantidad de la que recelan los opositores, que la multiplican por tres. Pese a que el conflicto está lejos de convertirse en una versión doméstica de Gamonal, la tensión entre los opositores y la policía va en aumento, con varios detenidos y un tumultuoso pleno municipal que tuvo que ser suspendido.
Aunque se ha hecho popular estos días, el Bernardo Alfageme, único pesquero de altura gallego de la primera mitad del siglo XX que se conserva, es un clásico de la política local desde años antes de que fuese donado en 2000 a la ciudad por su último propietario en semirruina. El Ayuntamiento lo incorporó al patrimonio municipal, pero nunca encontró utilidad para un buque que en todo este tiempo ha generado gastos de reparación y mantenimiento por encima de los 600.000 euros. La propuesta de darle acomodo en el Museo del Mar, la más generalizada, tiene como obstáculo la insuficiencia de calado en la zona.
El debate sobre la idoneidad de instalar un barco en una rotonda se ha ido solapando progresivamente por el de la actuación policial. Decidido a no ceder un ápice, el alcalde ordenó una fuerte presencia de agentes de la Policía Local en la zona para proteger a los operarios, aunque no ha podido evitar la ralentización de las obras. Este jueves, en un acto de apoyo a la manifestación de ayer, los representantes de BNG, EU, Anova y Podemos compararon a Caballero y a su concejal de Seguridad, Carlos López Font, con Hitler y Musolini. El Ayuntamiento, mientras, atribuye los disturbios a “violentos” que relaciona con la CIG, el BNG y Esquerda Unida.
Otro frente del barco de Coia se libra en el ámbito judicial. La fiscalía ha admitido a trámite una denuncia de la Asamblea de Coia contra el Ayuntamiento por presuntos delitos de prevaricación, cohecho, tráfico de influencias y malversación. La demanda también se dirige contra la empresa que ejecuta las obras, Civis Global, que está implicada con su anterior denominación, Movexvial, en el caso Hormigón, por el que está imputado el concejal socialista Ángel Rivas. También Font ha recurrido al fiscal, ante el supuesto carácter violento de mensajes del citado colectivo en las redes sociales.
La tensión de los últimos días se multiplicó en las horas previas a la manifestación. Caballero tachó de “disparate” la propuesta de los opositores al barco de convocar un referéndum, cuyo coste calculó en dos millones de euros, y arremetió contra el “radicalismo” de un movimiento que tachó de político. El candidato del BNG a las municipales, Serafín Otero, lamentó el “talante antidemocrático” del alcalde y recordó que la corporación aprobó dos mociones en las que instaba a desistir del traslado del barco a la rotonda. Los opositores interpretaron como una provocación la multa impuesta por la policía a un vehículo de la CIG que anunciaba la manifestación horas antes de que empezase.
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