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Un homicidio cada ocho días

La región sufrió en 2014 un repunte de los crímenes del 30% El mayor crecimiento se produjo en poblaciones de menos de 50.000 habitantes

F. Javier Barroso
Varios agentes supervisan el traslado del matrimonio muerto en El Molar el 11 de junio.
Varios agentes supervisan el traslado del matrimonio muerto en El Molar el 11 de junio.claudio álvarez

El año pasado cerró con un repunte de las muertes violentas registradas en la región. Los responsables policiales ya habían alertado de que era “prácticamente imposible” que el número de homicidios se mantuviera como en 2013, cuando se quedó en 34, la cifra más baja de la última década. En este ejercicio se han producido 45, lo que supone un incremento superior al 30% con respecto al anterior. Y entre las víctimas llaman la atención las producidas por violencia machista o en el ámbito familiar, donde las medidas adoptadas se han revelado insuficientes.

Los mandos policiales y de la Guardia Civil advirtieron de que era casi impensable que en 2014 hubiera unas cifras tan bajas como en 2013, cuando se partía de una década, la primera del siglo, en la que las muertes se contaban por centenares. Lejos quedaba el fatídico 2003, con 100 muertos, en su mayoría por ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes.

2014 se ha acercado a los años finales de la década anterior, cuando se rozaba el medio centenar de víctimas. La mayor subida la han registrado los municipios de menos de 50.000 habitantes, territorio vigilado por la Guardia Civil. Frente a los siete homicidios de 2013, hubo en ese ámbito 13 muertes violentas. Esto supone una subida del 85%.

Fuentes del instituto armado reconocen que el porcentaje puede resultar “muy alto”, pero acto seguido añaden que se partía de unas cifras muy bajas. Además, en dos ocasiones los crímenes fueron dobles. Así ocurrió el 5 de mayo, cuando murió acuchillada una pareja de 24 y 30 años en la calle de Clara de Palacios, en Villarejo de Salvanés. El supuesto autor fue el exmarido de la mujer, que tenía una orden de alejamiento. El segundo doble homicidio se produjo en la calle de la Macarena, en El Molar, el 11 de junio. Una mujer mató a sus padres, ambos de 85 años, y después se suicidó tirándose desde el puente de la Tejera, del Canal de Isabel II. Sufría depresión y le acababan de cambiar la medicación.

Los distritos de Usera y Carabanchel encabezan la estadística, con dos muertos cada uno

Fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid recuerdan que de los 13 homicidios han resuelto ya 12. Tan solo les queda pendiente la muerte de Ángel P., de 77 años, que fue hallado sin vida el sábado 3 de mayo en su vivienda de la avenida de los Peñascales, en Las Rozas. Al principio, se consideró que era un suicidio, ya que la víctima había dejado una especie de carta de despedida. La autopsia determinó que había sido asesinado por la forma de las heridas, de arma blanca.

El Cuerpo Nacional de Policía ha tenido una subida más moderada en los homicidios. Ha pasado de los 27 de 2013 a los 32. Eso representa una subida del 18,5%. De los 32 crímenes, 22 se han producido en la capital y el resto en los grandes municipios de la región, que son los que dependen de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Algunas localidades como Alcobendas, Alcorcón y Móstoles han registrado dos muertes violentas en distintas fechas. En el caso de la población mostoleña, se ha debido en ambos casos por violencia en el ámbito doméstico.

Por distritos, dos que son colindantes (Usera y Carabanchel) son los que están a la cabeza, con tres muertos cada uno, según los datos de este periódico. En esta ocasión, también entra en el listado un distrito como el de Moratalaz, que tradicionalmente es el que menos ve a los agentes de Homicidios por sus calles. El domingo 2 de febrero murió tras recibir el disparo de un revólver la dueña de una tienda de alimentación, Ouan Chen, de 29 años y nacionalidad china. El supuesto autor, que fue detenido instantes después del crimen, la mató delante del hijo de la tendera, de ocho años.

Dentro de la capital, uno de los crímenes que más alarma social creó fue la muerte del seguidor del Deportivo de la Coruña Francisco Javier Romero Taboada, de 43 años, conocido como Jimmy, el pasado 30 de noviembre en la zona de Madrid Río, a manos de seguidores del Frente Atlético.

La presión policial ha logrado reducir los ajustes de cuentas

Fuentes policiales reconocen que la cifra de muertes podría ser bastante mayor. En los últimos meses se han producido algunas reyertas entre bandas latinas violentas, como los Ñetas y los Dominican Don’t Play (DDP), que la rápida intervención de los servicios sanitarios y de la propia policía han evitado que terminaran en muertes. En estos ámbitos, es frecuente además que cualquier agresión se salde con el ataque a los integrantes de las bandas rivales, con las nefastas consecuencias que ello puede implicar.

Las últimas detenciones de los agentes de Información de ambos cuerpos han logrado que parte de los integrantes de estos grupos juveniles ilegales ingresen en prisión preventiva.

Lo que no se atreven a aventurar los mandos de ambos cuerpos es cómo evolucionará el número de homicidios en el año que empieza. Reconocen fuera de micrófono que lo normal sería que se mantuviera en cifras similares a los de 2014, ya que la situación económica y social del país no apunta a grandes cambios, al menos en breve plazo de tiempo. Eso se traduce en que, si la gente sale menos a divertirse, se reduzcan los problemas durante la noche, que fue hasta hace pocos años foco de conflictos y de peleas que en ocasiones acabaron en muertes.

Otro detalle que apuntan los mandos es que la presión policial, con la desarticulación de numerosas bandas criminales internacionales, ha permitido acabar en gran parte con los ajustes de cuentas. “Ahora se han marchado a otros países o, dentro de España, se han instalado en lugares que son menos visibles, como la costa”, afirman fuentes policiales.

Un mando policial lo decía gráficamente el año pasado: “Es lo perverso que tienen las estadísticas. Si un año bajan mucho, en cuanto suban algo al siguiente parece que no se ha hecho bien el trabajo, cuando realmente no es así”. Lamentablemente, sus peores previsiones se han cumplido.

Violencia desbocada en el ámbito familiar

El capítulo en el que más personas han perdido la vida en 2014 ha sido sin duda la violencia en el ámbito familiar, que se ha cobrado una veintena de víctimas. La cifra, lejos de caer, se mantiene al alza, ya que el año pasado fueron 19, según fuentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil.

Según el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, en la región madrileña han muerto víctimas de la violencia de género seis mujeres en el año que acaba de terminar. La primera se produjo el 15 de enero, cuando la brasileña Patricia Souza Leal, de 28 años, fue encontrada muerta en un piso de Usera. La última fue Liliana María M. P., una colombiana que fue hallada el pasado 17 de diciembre con heridas de arma blanca en su coche en Alcobendas.

El recuento solo incluye a las mujeres, aunque en el mismo acto mueran sus actuales parejas. Eso ocurrió en Villarejo de Salvanés el pasado 5 de mayo, cuando murió Hana B., de 24 años, a manos de su expareja. También falleció su compañero en ese momento, Mustafá. Este último homicidio no lo recoge la estadística oficial.

Para Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas y vocal del Observatorio Estatal contra la Violencia de Género, uno de los problemas con que se encuentran las mujeres cuando van a denunciar los malos tratos de su pareja es el interrogatorio al que las someten muchos jueces: “La víctima es sometida a un gran descrédito, lo que la lleva muchas veces a no acudir a la justicia”.

Otro factor es que no se dictan todas las órdenes de alejamiento que se debería para evitar agresiones y homicidios: “El que lo hagan algunos jueces es más difícil que el que le toque la lotería a uno. Lo malo es que estamos hablando de personas y de vidas”, añade.

“Si la mujer se defiende y le causa al agresor unas lesiones, aunque sean mínimas, lo sucedido será juzgado como riña dentro de la pareja y no como víctima de género. Resulta lamentable”, concluye Pérez del Campo. “Es necesario acabar con esta violencia, que es terrorismo y que se cobra víctimas todos los años y en todos los lugares y países”, concluye la presidenta.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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