Club privado (solo para socios)
Son espacios al margen del circuito tradicional que mantienen una programación inquieta
Hubo un tiempo en que los horarios en Madrid no eran un problema. Aquella oferta, ingente, es difícil que vuelva a suceder. Lo que sí se observa, ante las limitaciones de horario, sonido y oferta, son alternativas a los clubes tradicionales. En algunos casos son promotores y en otros solo amigos que deciden unir fuerzas para hacer las cosas de otra manera. Lo que parece quedar claro es que cada vez más se empiezan a escuchar juntas las palabras club y privado.
Su localización no es sencilla y su acceso tampoco: hacerse con el correo electrónico adecuado o contactar con los promotores a través de redes sociales puede no ser tarea fácil. En definitiva, son espacios al margen del circuito tradicional, pero que mantienen una programación inquieta.
El viernes, Madrid tendrá la posibilidad de disfrutar de tres de ellos, siempre y cuando se conozca la contraseña. El primero tiene por nombre The Skool y nace con vocación de crear escuela. Situado en el sur de Madrid, con un aforo de 300 personas y equipo de sonido Cerwin Vega, contará tras los platos con Diskoan, uno de los dj’s que mejor alterna el house underground con el nuevo techno venido del norte de Europa.
Esa misma noche, pero en el barrio de Salamanca, cuatro amigos han alquilado una antigua sala con aforo para 600 personas y presentarán Morning Fever, una fiesta que se quiere itinerante y de periodicidad no estable. Sonido Function One, visuales a cargo de Ferdi Bene y un dj de postín, el productor alemán Til Von Sein son sus alicientes. Están casi todas las entradas vendidas. Y Studio 76, el club privado más importante de la capital, con dos espacios perfectamente acondicionados para disfrutar y bailar, sitúa en su cabina a Álvaro Cabana y Hugo Capablanca, dos de los mejores exponentes de lo que se viene denominando post-disco.
Si no consiguen dar con ninguno de los tres sitios indicados, sepan que hoy en Taboo (San Vicente Ferrer, 23) estarán Capablanca y Cabana mano a mano, haciendo ver que los clubes tradicionales también tienen su encanto en jueves.
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