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Los trabajadores de la EMT rehúsan congelar sus salarios hasta 2018

El Ayuntamiento aprobó el viernes un plan de rescate despues de tres años de pérdidas

Los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) no son “dóciles funcionarios”. “¡Que no nos tomen el pelo! No nos vamos a comer una década de congelación salarial sin rechistar”, aseguran sus representantes sindicales tras conocer el plan de rescate que el Ayuntamiento de Madrid (PP) aprobara el viernes para la empresa pública, obligado a ello tras encadenar tres años de pérdidas y un rescate en diciembre de 24,3 millones de euros.

La EMT está en riesgo por su precaria situación financiera, debida fundamentalmente al recorte en las aportaciones del Consorcio Regional de Transportes (controlado por el Gobierno autonómico, en manos del PP), la caída del número de viajeros y el fracaso del plan de futuro aprobado en abril.

Aquella actuación requería para funcionar de un recorte salarial del 7% para la plantilla (7.860 trabajadores, un 27% del total municipal); en octubre se cerró el convenio colectivo hasta 2016 con congelación salarial. El nuevo plan de rescate prevé mantener esta situación hasta 2018, algo que los trabajadores consideran intolerable.

“El plan condena a la EMT a un futuro triste y oscuro”, asegura Juan José Castañeda (UGT). “Hay que llevar el futuro de la EMT a la campaña electoral, y esos políticos que frecuentan las tertulias y buscan la foto tienen que ponerse las pilas”, asegura en el comunicado distribuido a la plantilla. Precisamente el pacto del convenio alcanzado en octubre evitó al PP una de las movilizaciones laborales más temibles (junto a la del servicio de recogida de basuras) en el Ayuntamiento, y a solo unos meses de las elecciones municipales.

Castañeda cree que las pérdidas que sufre la EMT son “inducidas”, con la complicidad del Ayuntamiento (y su gestión “nefasta”) y del Consorcio (con aportaciones “vergonzosas”).

“La EMT funciona perfectamente, tenemos un problema de gestión intencionadamente deficiente, de degradación del servicio y de reducción de la aportación del Consorcio, de tomar decisiones que suponen una gran inversión y dejar a la EMT asumir esas torpes decisiones políticas”, dice Castañeda.

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