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El Ayuntamiento “condena a muerte” 36 cedros de la Quinta de Torre Arias

Los gestores de la finca, cedida a la ciudad, arrancan los árboles para moverlos 30 metros

Una máquina traslada uno de los árboles arrancados.
Una máquina traslada uno de los árboles arrancados.

“Como un elefante en una cacharrería”. Esa es la expresión que utilizan los jardineros de la Quinta de Torre Arias para definir cómo se está llevando a cabo el traslado de 36 cedros, de 40 años de edad, dentro de la finca histórica. El terreno de casi 19 hectáreas, cedido al Ayuntamiento por la condesa de Torre Arias, está siendo adecentado para ser abierto al público. Como parte de esta rehabilitación, se están intentando recuperar las huertas de frutales sobre las que en 1975 se plantaron los cedros del Himalaya. Los expertos aseguran que la operación para desplazarlos 30 metros, realizada por una empresa privada, ha destrozado las raíces de los árboles y arrasado el mantillo. “Esto ha sido condenarlos a muerte y estropear la tierra”, asegura un jardinero.

Los jardineros denuncian que la técnica utilizada no es la correcta

Los trabajadores no son los únicos que censuran cómo se está llevando a cabo el traslado, que comenzó hace unos diez días. Vecinos del barrio, CC OO, IU y PSOE, pertenecientes (entre otros) a la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Quinta de Torre Arias, hablan en los mismos términos de la decisión del Ayuntamiento. “No tienen un plan y no se cuenta con el criterio de los profesionales”, dice Raquel López, portavoz de Medio Ambiente de IU en el Ayuntamiento.

Cada árbol, con unos 40 años de antigüedad, tarda en arrancarse menos de media hora, según los cálculos de un operario. Las máquinas empleadas toman un ejemplar por el cepellón, protegiéndolo, y lo trasladan hasta su nueva ubicación. El Ayuntamiento asegura que la maquinaria utilizada es de las más avanzadas de Europa. El problema, explican los jardineros, es que este procedimiento es válido para frondosas, pero no para las coníferas. Las primeras pierden la hoja cuando son replantadas, y, en cierta medida, hibernan, pero las segundas no: siguen generando savia y se “desangran”.

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El proceso correcto, explican, hubiera llevado tres años. El primer invierno, se corta la mitad del cepellón, el segundo, la otra mitad, y al tercero se cubre de escayola y se traslada. “No sé por qué les ha entrado tanta prisa”, dice un portavoz de CC OO, que recuerda que los vecinos han grabado a los operarios de la empresa privada trabajando de noche. “Esto es muy sencillo: esperemos. En verano, estos árboles estarán todos muertos. Si acaso, se salvarán tres o cuatro”, continúa el sindicalista. Los jardineros no se oponen al traslado de los cedros, pero no se explican por qué se ha elegido esta técnica. “Hubiera sido más sencillo, más barato y más seguro talarlos y plantar cedros jóvenes del vivero de Casa de Campo. Esto es maquillar muertos”, dice uno de ellos. Alejandro Chic, vecino del barrio que ha puesto una reclamación ante el Ayuntamiento denunciando el traslado, hace cábalas: “¡Pero a ver quién explica que van a talar 36 árboles! Seguro que cuando estén amarillos, en verano, nadie se opone”.

En principio, los cedros debían trasladarse del extremo sur de la finca, donde se encontraban, a un terreno fuera de la Quinta histórica, al norte. La maquinaria pesada, a su paso, provocó desperfectos en ciertos ornamentos. “Una copa se enganchó en un farol, y la técnica no estaba segura de que un puente que tenían que atravesar soportara el peso”, explica un jardinero. El traslado se canceló después de mover dos árboles y se decidió dejarlos junto a un cercado, a 30 metros de su enclave original.

Las coníferas se plantaron en 1975 sobre una antigua huerta de frutales

La asociación Ciudadanía y Patrimonio, que forma parte de la Plataforma y ha elaborado un informe sobre la finca, coincide también en que los cedros fueron plantados “sin mucho criterio” en 1975. “Pero desde luego no es el mejor empiece para trabajar en un sitio tan sensible, e indica que no hay directrices ni planes claros sobre la forma en que se quiere actuar”, asegura Vicente Patón, presidente de la asociación. La organización ha señalado, además, que los jardineros “hacen un trabajo de desbroce y limpieza que está supliendo la labor que deberían hacer equipos de arqueólogos”.

La Quinta, cedida en 1986 al Ayuntamiento y utilizada en usufructo por su antigua dueña hasta su muerte en 2012, fue entregada con la condición de que se mantuviera como espacio público. La Plataforma denuncia que el Plan Especial de gestión de la Quinta sigue contemplando la cesión del palacio a una empresa privada del ámbito educativo o cultural, después de que la Universidad de Navarra retirara en octubre su oferta para ocupar el edificio. El gobierno de Ana Botella busca todavía “El PP ya no es de fiar en Torre Arias”, sentencia Diego Cruz, portavoz adjunto de los socialistas en el Ayuntamiento. El Plan Especial contempla también construir aparcamientos, derribar ciertas edificaciones. La Plataforma asegura que seguirá convocando manifestaciones mensuales.

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