300 falsos autónomos a su servicio

La denuncia de la empleada de Las Cinco Jotas puso a la Agencia Tributaria sobre la pista de una enorme estafa de facturas falsas cuando ya investigaba la contabilidad de la primera de las empresas implicadas en el fraude, la constructora de Cambados Hermanos Padín García, cuyos administradores admitieron los hechos en un juicio de conformidad. El 30 de abril de 2009 Hacienda registra las oficinas de Las Cinco Jotas y destapa el verdadero alcance del millonario fraude que se venía perpetrando desde al menos 2005.

 Un año antes, en febrero de 2008, el administrador de Las Cinco Jotas fue detenido por la policía cuando salía de una sucursal bancaria con una bolsa con 380.000 euros. Después de declarar en comisaría, José Manuel Costas pudo demostrar que el dinero lo acababa de retirar de dos entidades el mismo día. Este incidente, según el propio Costas, formaba parte del método empleado durante años para facturar en falso a otras empresas y cobrar a través de los bancos, una práctica, añade el administrador, que Las Cinco Jotas mantenía a cambio de promesas de trabajos por parte de las compañías implicadas que nunca se cumplieron.

Después de la inspección, Hacienda denunció en el juzgado a Costas como el principal eje de la estafa, implicando como colaboradores a sus hermanos. Los inspectores de Vigo llegaron a verificar que, a través de las sociedades del conglomerado de Las Cinco Jotas, se emitieron facturas falsas utilizando a 300 trabajadores a los que dieron de alta como autónomos para tributar en régimen de estimación objetiva. Estos moduleros eran en su mayor parte ciudadanos rumanos que desconocían incluso el idioma y a cuyo nombre se emitían y se recibían facturas falsas de sociedades del grupo y de otras firmas ficticias para aparentar compras y gastos.