Citroën pacta la rebaja de sueldos en medio de la división sindical

PSA Peugeot Citroën ha logrado imponer en Vigo el ajuste salarial que consideraba imprescindible para producir nuevos modelos de vehículos, pero a un precio que se presume elevado. El comité de empresa evidenció ayer la división que se respira en la plantilla, cuando solo el mayoritario Sindicato Independiente de Trabajadores (SIT) dio su decisivo apoyo a la última propuesta de la dirección. Las demás centrales no solo se opusieron al recorte, sino que anunciaron que explorarán una estrategia conjunta en la que no descartan una huelga, lo que amenaza la tradicional paz social en la factoría viguesa.

 El recorte es más moderado que el propuesto en las primeras reuniones, que rondaba una media de 3.000 euros anuales por empleado, pero es considerado por UGT, CC OO, CIG y CUT un “paso atrás” que se resisten a admitir. El SIT, que logró en las recientes elecciones sindicales 20 de las 33 sillas del comité, apeló a la “responsabilidad” para dar su respaldo al ajuste. La compañía promueve la reforma para competir con la factoría eslovaca de Trnava, considerada de bajo coste, por el proyecto K9, consistente en la fabricación de una nueva línea de furgonetas que presenta como crucial para garantizar la supervivencia de la fábrica de Balaídos.

La propuesta aprobada introduce la doble escala salarial, al incluir nuevas tablas un 5% más bajas para las nuevas contrataciones. Para los sindicatos, esta es una medida no solo injusta sino peligrosa para los empleados más veteranos en caso de futuros ajustes de empleo. Los salarios no se revisarán en los próximos dos años salvo que el IPC supere el 1,5%, en cuyo caso lo harían un 1,5% menos que el índice de precios al consumo y nunca por encima de ese porcentaje. Para los siguientes años hasta 2019, la actualización se realizará tomando como referencia la media de la prima de objetivos durante los últimos cinco ejercicios.

La reunión de la empresa con el comité estuvo precedida por las asambleas convocadas este fin de semana por los distintos sindicatos, todas ellas muy concurridas, en las que se determinó la postura de los representantes de los casi 7.000 empleados que trabajan en la fábrica viguesa de Citroën. El acuerdo está en todo caso “condicionado” a la adjudicación de las nuevas furgonetas, por lo que no se aplicará si finalmente la compañía opta por fabricarlas en otra planta del grupo. La dirección de la empresa hizo un llamamiento a los sindicatos que se oponen para que reconsideren su postura y se sumen al acuerdo antes de que entre en vigor. Las centrales que no apoyan el documento no tardaron en expresar su decepción. El mayor rechazo procede de la CUT, que amenazó la semana pasada con un paro parcial después desconvocado, y que ayer acusó a la dirección de la empresa de “coartar” los derechos de los trabajadores mediante “coacciones”. La CUT anunció que buscará acciones conjuntas con los restantes sindicatos que se oponen al ajuste, entre las que no descarta una huelga.

El portavoz de la CIG, Manuel Domínguez, declaró la “profunda decepción” del sindicato con la dirección y lamentó que el ajuste va “mucho más allá” de una simple reducción salarial. El responsable de UGT, Ramón Pérez, mientras, se mostró pesimista sobre la posibilidad de que el grupo vaya a dar marcha atrás en los recortes salariales y sociales. “Nos gustaría que la realidad fuera otra, y seguro que a la empresa le hubiese gustado que le apoyase más de un sindicato, pero lo cierto es que el SIT representa a más del 64% de los trabajadores”, lamentó.

Con todo, los cuatro sindicatos que se oponen al acuerdo mantendrán contactos con el objetivo de preparar posibles acciones de protesta. Esa es la intención de Comisiones Obreras, cuyo responsable comarcal de Industria, Ramón Sarmiento, abogó por buscar una renegociación del acuerdo que incluya el compromiso con la industria auxiliar, la adjudicación de nuevos modelos distintos del K9 y el mantenimiento del empleo.