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Podemos gatea en Galicia

La formación que lidera Pablo Iglesias confía en las próximas asambleas para conjugar su diversidad ideológica en una comunidad donde cosechó 84.000 votos

Miembros del Círculo de Podemos en A Coruña.
Miembros del Círculo de Podemos en A Coruña.AMADOR LORENZO

Un partido político sin estructura, sedes ni apenas militantes consiguió en las elecciones europeas el apoyo de 84.000 gallegos, un terremoto del que según los sondeos se prevén réplicas. ¿Qué es Podemos en Galicia? Un organismo en gestación, según coinciden portavoces de las agrupaciones de las ciudades, formado por un conglomerado muy heterogéneo de ciudadanos frustrados con el discurrir político que aún no ha tenido tiempo de definir su posición ante los problemas propios de la comunidad. Tendrán que hacerlo en los próximos meses, pero dicen no sentir vértigo.

El carácter asambleario de los llamados círculos afecta a la propia forma de comunicarse con el exterior, en la que el afán de protagonismo tiene mala reputación. “Es un proceso colectivo”, justifica Víctor Casas, uno de los portavoces rotatorios del círculo de Santiago, que sugiere que una respuesta grupal vía correo electrónico habría sido más elocuente que una charla telefónica. Politólogo de 30 años, trabaja como consultor y cree que Podemos ha dado un paso más en el discurso de ruptura que inauguró AGE en las elecciones autonómicas. “Podemos tiene voluntad ganadora. Lo decíamos en febrero y la gente se reía. Hubo un diagnóstico acertado basado en datos demoscópicos que no tenían traslado al campo político. Aunque se transcriben ciertos códigos de la izquierda, aparece una capacidad novedosa para recabar votos de distintos caladeros”, reflexiona. Isabel Faraldo, portavoz en A Coruña y administrativa del Sergas, abunda en esa idea. “Estamos frustrados, defraudados, engañados por las formaciones políticas a las que habíamos votado hasta ahora”.

Tres meses para vertebrar el grupo

V. H.

Podemos tiene 13.500 simpatizantes inscritos en Galicia, según los datos publicados en su página web. La mayoría, 7.500, en la provincia de A Coruña, seguida de Pontevedra, con 4.200. El resto se reparte entre Lugo y Ourense. Todos ellos tendrán que coordinarse en los próximos tres meses para definir la estructura territorial, según el calendario aprobado en la asamblea y recogido en el documento organizativo redactado por el equipo del ya secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. El proceso será rápido y deberá concluir, “salvo que motivos técnicos así lo impidan”, con la proclamación de candidatos de la estructura autonómica el próximo 14 de febrero. Un mes antes, el 2 de enero, deberán estar listos ya los representantes municipales. El programa arrancó ayer, después de la elección de los representantes de los órganos estatales.

Entre tanto, los círculos desarrollan actividades ligadas a los municipios. En A Coruña se vienen realizando reuniones sobre las subidas del IBI consecuencia de las revisiones del catastro. Los pontevedreses organizan reuniones este mes sobre la fábrica de Ence en la ría, con presencia de la empresa y de sus detractores. Los ourensanos van casa por casa con el fin de dibujar un “mapa de problemas” de la ciudad, según refiere Gonzalo Iglesias, uno de los portavoces. Iglesias viene de las juventudes del PSOE, pero rechaza suspicacias por su pasado. “De donde venga cada uno es un tema personal; el compromiso con el proyecto es total y absoluto”, asegura.

Ourense y Lugo tienen menos militantes pero más polémica interna. El círculo de Ourense echó a dos miembros de las comisiones de trabajo por “faltas de respeto a los compañeros” que los implicados niegan. En Lugo, el portavoz fue destituido por “actitudes contrarias a los principios éticos y democráticos”. “No se admiten unilateralismos”, precisó otro portavoz.

Enfrascados en la definición de los órganos estatales, el calendario de Podemos reserva para los próximos meses la conformación de las estructuras municipales y autonómicas, cuyas prioridades son un interrogante. La definición política de Galicia o el uso de la lengua no están cerrados. “Son debates que no se han abierto, pero serán tratados con mucho respeto”, pronostica Faraldo, “asombrada” de la cordial convivencia de las distintas sensibilidades en el foro coruñés. Casas augura una discusión con rugosidades. “Habrá quien abogue por el carácter nacional, por el carácter de clase o incluso quien considere contraproducente esas identidades previas. Creo que es más importante lo que nos une”, opina el portavoz santiagués, que acepta que el carácter del partido como “catalizador” de perfiles políticos diversos “es una fortaleza pero puede ser una debilidad si no se gestiona adecuadamente”.

El crecimiento de Podemos es constante. Ya hay más de 13.000 inscritos en Galicia, aunque la categoría no es totalmente extrapolable al afiliado tradicional. Antes de las europeas no era así, según recuerda Marcos Cal, uno de los impulsores del círculo en Pontevedra. “Éramos cuatro o cinco personas”, recuerda. La pequeña agrupación pudo disponer de un piso cedido por el propietario “hasta que la casta desaparezca”. Tras los comicios empezó a reunir a más vecinos. “El círculo se convertía en un espacio de psicología general en el que dábamos voz a gente desesperada”, en línea con el espíritu del 15-M. Como el resto de compañeros, confía en que el debate permita acuerdos entre las distintas posiciones ideológicas. “Tenemos anticapitalistas, comunistas, gente que antes solo había estado en las reuniones de vecinos. Si se respeta el concepto asambleario, los posicionamientos se difuminan”, prevé.

Entre las cuestiones que debatir está la de las elecciones municipales de mayo. Las mareas ciudadanas se ven con buenos ojos, pero no hay nada decidido, admiten los portavoces. “Todavía es un tema latente”, señala Ana Sánchez, portavoz en Vigo, donde ya hay cinco círculos de barrio y un centro de operaciones oficioso en una cafetería al final de la Gran Vía. “Estamos organizando la implantación de la estructura y a veces no tenemos ni tiempo”, explica. Sobre la familiaridad con AGE a raíz del encuentro de la semana pasada entre los portavoces de la coalición y Carolina Bescansa, compostelana y miembro destacado del equipo de Pablo Iglesias, Isabel Faraldo no ve más que una charla informal “esperable” dadas las buenas relaciones personales, aunque reconoce “coincidencias programáticas”. Víctor Casas va más allá y considera una “deducción malintencionada” interpretar que en tal reunión se negociase nada cuando Podemos proclama que “las cuestiones no se tratan en los despachos”. Insiste en que “la estrategia pasa por desprenderse del fetichismo de las siglas, de envoltorios agradables que no impugnan relatos de la realidad”, y se muestra proclive a participar en plataformas “de unidad popular y ciudadana”.

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La indefinición genera una incertidumbre que de momento cede ante la ilusión de los participantes. “No hay un manual que diga lo que va a pasar mañana”, reflexiona Cal. “Podemos es hoy por hoy un señor con coleta que puede mover a 300.000 personas a nivel estatal, pero realmente hay que ponerse a currar”.

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