La importancia de ser ‘punk’ (para publicar 25 años sobre terror y porno)
Tras un cuarto de siglo al frente de una revista libre, bizarra y de calidad, su creador cree que él y sus 'maníacos' se encuentran "más jóvenes y con más rabia y ganas que nunca"
En un mundo alérgico a las ataduras y experimental como es el de los fanzines (publicaciones libres), mantener una misma cabecera durante 25 años es un logro raro. Conservar la fidelidad al planteamiento original —a saber, en este caso, "disfrute, punk, atrevimiento y provocación"— a lo largo de 47 números es encomiable. Publicar los más raros reportajes sobre cine de terror y porno, entrevistar a sus estrellas y gurús hasta convertirse en todo un referente subterráneo, y encima pasárselo como debe habérselo pasado Manuel Valencia en este tiempo... ¡Amigo lector! Eso es triunfar. Charlamos con el fundador, editor, uno de los articulistas y, en definitiva, el principal responsable de 2.000 Maníacos, una revista que rompe moldes y récords. De paso, le sacamos un par de robados picantes con Pitusa, su muñeca hinchable, y comentamos algunas portadas históricas.
Manuel, que cuando empieza a pegar el sol esconde sus ojos claros tras unas gafas de sol ojo de mosca, soba el último ejemplar del 2.000 Maníacos mientras habla, apoyando sus palabras en las páginas. El que tiene entre manos es el 47, un número especial de más de 100 páginas, coproducido junto a la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti y que conmemora el cuarto de siglo que cumplen ambos, fanzine y festival —hace más de 20 años que Manuel saca un número especial sobre el certamen, lo que, asegura, les ha obligado a sacar "por lo menos uno al año". De paso, Manuel conseguía jugosas entrevistas y se empapaba del famoso ambiente festivo de la Semana—.
A mí nadie me puede decir lo que puedo poner en 2.000 Maníacos, ni siquiera yo se lo digo a los que escriben en él
En este caso el contenido se abre con un especial sobre serie b turca. Celuloide cochambroso de primera categoría —a menudo, difícil de encontrar, incluso en Internet—, con argumentos surrealistas y Spidermans, Batmans o Capitanes Américas de bajo, bajísimo presupuesto (y no siempre en películas separadas). Luego se ataca el género erótico del país otomano, que vivió su auge en el breve período de libertad que supuso en aquel país el final de los años setenta... Cuerpos rollizos para ellas; mostachos salvajes para ellos. Conforme avanzan las hojas, se van sucediendo los reportajes y las reseñas de pelis y cómics. Todo hilado con mucho humor y ausentes limitaciones de casi cualquier tipo.
Pregunta. ¿Cómo empezaste con esto?
Respuesta. Era 1989 y yo tenía 19 años. Estudiaba económicas (sí, estaba tirando mi vida por la alcantarilla) y hacía un programa en una radio libre. En aquel entonces no había Internet, ni deuvedés, ni muchos canales de televisión... No había nada, excepto el VHS y las revistas. Así que empecé a hacer el fanzine que a mí me hubiera gustado leer: que tuviera cine de terror, fantástico y gore, pero también tebeos molones, sexo... Eran fotocopias en blanco y negro pegadas con grapas, tiré 100 números y los encalomé todos a familiares por 100 pesetas el ejemplar.
P. Sois de las primeras publicaciones que empiezan a hablar sobre porno, ¿no?
R. A nivel fanzine, sí. La idea de mezclar sexo y terror siempre ha abominado a los puristas, y nos han criticado por ello: "¡Es que son unos frívolos...!" "Muy cachondos, pero no vais a ningún lado..." "Qué mal, no hacen un dossier de cine turco de 400 páginas con 800 filmografías..." Pero, a ver, ¿para qué quieren ese tostón? Pero sí, cuando empezamos no había apenas bibliografía del tema. Tenías que ver las pelis y montártelo por tu cuenta.
P. Os abríais camino a machete, vamos.
R. Total, hemos sido los Howard Carter del fandom [grupo de gente muy aficionada a algo]. Sí que nos influenció mucho El Víbora, por su actitud y su lenguaje, o Ruta 66, que con su maquetación recordaba a un fanzine, y me gustaba mucho el tono, mezclando rock n roll con dossieres de zombis o teleseries de los 60. Lo curioso es que acabé escribiendo en las dos.
P. Hay gente que ha escrito en el Maníacos y que ha terminado en medios convencionales. ¿No es llamativo que esos medios acaben reconociendo la labor de gente que escribe desde la contracultura?
R. El gran problema es que mucha gente se tira a hacer una publicación libre porque son aficionados y quieren darse a conocer y demostrar que pueden escribir. Entonces empiezan a colaborar en un revista convencional y dejan el fanzine, han conseguido el objetivo. Me parece respetable, pero no admirable. Yo sigo porque disfruto. Cuando deje de pasármelo bien y de tener actitud punk, lo dejaré.
P. Porque un fanzine tiene que tener actitud punk...
R. Claro que tiene que tener actitud punk, como actitud vital. No entiendo a los que son serios. Y, para mí, actitud punk es mezclar sexo, horror y sentido del humor. Pueden decir que esto [pasa páginas] ya no es en blanco y negro, y que por eso ha perdido la esencia o la actitud. Pero mira, sigue teniendo maquetación fanzine. Si no, dime dónde ves un hueco [Manuel empieza a pasar páginas desordenadamente, contento. Efectivamente, hay pocos huecos]. ¡Todo está lleno! ¡Como debe ser!
P. Cumplís 25 años, lo que os hace uno de los fanzines más longevos de los que se tiene noticia... ¿Cómo andáis de forma?
R. Estamos más jóvenes que nunca y tenemos más ganas y más rabia y más espíritu punk que nunca. Reivindicamos la cultura popular como nunca. Yo veo el fanzine en forma y muy vital, cada vez me gusta más. Creo que todavía hay 2.000 temas por investigar, y otras tantas películas por disfrutar. Nosotros las seguiremos disfrutando, y queremos reflejar eso, el espíritu lúdico de disfrutar este tipo de cine, con monstruos, con sexo...
P. Es lo único que es puramente tuyo, donde tienes libertad.
R. Sí, y es genial. Lo dirijo yo, soy un poco el cabecilla del grupo salvaje, como Sam Peckinpah dirigiendo a los malotes. Cuando me muera, si sigue existiendo Wikipedia, pondrá: "Manuel Valencia, creador del fanzine más longevo de toda Europa y del mundo". Estoy muy orgulloso, y lo defiendo. Y sí, a mí nadie me puede decir lo que puedo poner en 2.000 Maníacos, ni siquiera yo se lo digo a los que escriben en él. Y alguien me podrá decir que esto por qué lo pongo [Manuel señala una foto de Hitler con el brazo el alto, con un bocadillo que le hace decir: "Se me está cansando el brazo de tenerlo en alto"]. Pues porque me da la gana, porque me mola, porque sí, porque es una broma... y porque nadie me va a mandar. Eso sí, lo que sea, vamos a hacerlo bien. Es un producto muy currado, los textos y todo.
P. Si, en principio, hay libertad para decir lo que se quiera, ¿qué pasa con las publicaciones convencionales y su correción política? ¿Es que hay mucho recato...?
R. Y mucha autocensura. Pero nosotros no tenemos de eso. Y ellos tienen que existir, pero un fanzine tiene que ser, en mi opinión, disfrute, punk, atrevimiento y provocación. Me da igual de qué hables, pero tienes que ofrecer cosas alternativas a las que dan las publicaciones convencionales.
P. ¿Cómo es la serie b de ahora comparada con la de los 80 o 90?
R. Yo creo que ha perdido un poco de mala leche. Ahora se hace todo muy mecánico, en plan: "Unos desnudos por aquí... Luego, el primer ataque del tiburón... Luego, dos parlamentos (que son un tostón y los pasas rápido)... Luego, otro ataque... Y ya el desenlace, lleno de sangre. Muy de manual. Antes era un despelote, totalmente imprevisible, con pelis como Bad Taste o Posesión Infernal [de Peter Jackson y Sam Raimi respectivamente, ambos entrevistados por 2.000 Maníacos]. Aquella época era todavía pionera, ahora se han estandarizado.
P. ¿Y el porno?
R. Ese sí que ha cambiado radicalmente. Antes, para disfrutar de ese cine, o ibas a una sala X (algo que yo nunca he hecho) o te ibas al videoclub, donde estaban todos los VHS en una zona restringida. Luego, en casa, llegaba tu escena favorita, y la imagen se empezaba a fastidiar. "¡Nooooo!" [Manolo escenifica la desolación llevándose las manos a la cabeza]. ¿Con el DVD? Gloria. Puedes parar, avanzar frame a frame, fijarte en el peinado que lleva la chica, en el calzoncillo hortera de Rocco Sifredi... Lo tienes todo a tu gusto. Y ya con la llegada de Internet y los sitios especializados... ¡Es la locura, la biblioteca de Alejandría del vicio! Ya no vas a ver la peli, vas a buscar directamente la escena en que la chica se lo monta con siete enanos haciendo cabriolas.
P. ¿Echas en falta algo de los viejos tiempos?
R. Bueno, pues que ya no se hacen películas, solo escenas. Los festivales de cine erótico se han convertido en eventos de merchandising sexual, porque no hay largometrajes. El porno ha cambiado, desde luego, y para mí que soy nostálgico, ha sido a peor. Aunque sea más cómodo. Ha perdido esa liturgia, esa magia de verte la película entera para descubrir tu escena favorita, o vértela simplemente porque te apetecía, porque era de Mario Salieri, o de José María Ponce, o Narcís Bosch. Había porno de autor.
P. ¿A todo el mundo le puede interesar la serie b?
R. A cualquier persona con dos dedos de frente le debería interesar la serie b. Pero igual que la serie a. A mí me encanta Ciudadano Kane, Sed de mal o La dama de Shangay. Me encanta Niebla, de Unamuno. No tiene por qué estar reñida una cosa con la otra.
P. De pasar al blog, ¿ni hablar?
R. No, ni siquiera a la web. Bueno, sí que nos gusta el formato Facebook, porque es bastante complementario. Puedes atender la actualidad con noticias breves y estar en contacto con los fans, y mantener el 2.000 para el retro, las labores de arqueología, investigaciones de subgéneros. Pero en papel, yo creo que el fanzine siempre, siempre, siempre, estará ahí. Si se acaba el papel en la tierra... yo que sé, lo sacaremos en servilletas de bar. Pero el fanzine hay que tenerlo para leer en el cuarto de baño, como siempre se ha hecho, en el autobús y en la cola del paro. Que es donde más se lee últimamente.
Manuel Valencia tiene en casa las cajas con los 1.000 ejemplares del último número, preparadas para mandar a las 15 tiendas de toda España que lo esperan para ponerlo en sus estanterías.
'Manolín', una peli un poco rara
Manolín es la primera película de Manuel Valencia. La ha rodado, montado y distribuido junto a sus maníacos, y es otro aliciente más para hacerse con el número especial del 25 aniversario.
"Es cine rodado por la cara, rodado con tres pesetas", cuenta Manuel, que detalla: "Creo que costó 2.500 euros, incluyendo todo: la cámara, el catering, los pistachos, los peta-zetas y el viaje a Londres como epílogo. Es anticine. Cine no convencional y atrevido. Yo creo que sería El arrebato [película vanguardista de Iván Zulueta, de 1979] de la serie z. No íbamos a hacer una película normal".
Manuel resume un poco el argumento: "Es la aventura de un tío muy loco que se graba con su cámara de vídeo. La película combina el documental costumbrista con la ficción más surrealista y salvaje. Creo que es una mezcla muy rara".
Su revista se ha convertido en el complemento inseparable de la Semana de Terror de Donosti, y por sus páginas han escrito el director de cine Guillermo del Toro, el erudito Román Gubern, Carlos Aguilar, Jesús Palacios, y muchos otros. La lista de entrevistados ilustres del mundo de la serie b y el porno no tiene fin: los ya mencionados Peter Jackson y Sam Raimi, Álex de la Iglesia, Santiago Segura (ambos en una etapa algo menos comercial, por decirlo de alguna manera), el actor Bruce Campbell, Nacho Vigalondo, el director Gordon Lewis —considerado padre del gore—, Bill Plimpton —al que le dedicaron un especial—, actrices porno como Ginger Lynn, directores como Mario Salieri, Torbe... y muchos otros menos conocidos, pero igual de bizarros.
A la pregunta de si siente presión, aunque sea a nivel puramente personal, por mantener el listón alto y llegar a los 50 años de 2.000 Maníacos —objetivo confeso—, Manuel lo tiene claro: "¿Tú crees, después de esta entrevista, que siento presión? Nunca la he sentido. Tienes que hacer lo que te gusta, ahí está la magia. La presión es mala. Para todo".
Promo de 'Manolín', la película de Manuel Valencia.
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