Aparcando la rutina
La banda de Refree acercó al 'indie' a Kiko Veneno, electrificando las guitarras y alterando su cadencia sureña en un buen concierto en la Sala Apolo de Barcelona
Los mayores no suelen variar rutinas y transitan por la vida como si el único cambio previsible fuese la irrupción de la muerte. Lo dice Jarvis Cocker: “Hacerte viejo es un camino que solo va en una dirección”, aunque también puede sugerirse que ese camino se puede recorrer de diversas maneras, esperando la sorpresa no sólo para el anunciado final. De ahí que el cambio de paso de Kiko Veneno sugerido por el ciclo Curtcircuit sea en sí mismo una buena noticia, una fuente de estímulo, muestra del valor y determinación necesarios para iluminar de otra manera canciones durante décadas peinadas con la raya en el mismo lado. El peluquero es Refree, productor de Sensación térmicay, a la postre, responsable de que Kiko suene menos meridional. El miércoles ambos pasaron por Barcelona; ayer, por Tarragona; hoy está previsto Lleida y mañana, Mataró.
Y Kiko fue el mismo de siempre, pero sus canciones sonaron distintas en las manos de la banda de Refree, arregladas de otra manera que para resumir podría decirse que las acercó al indie restándoles percusión, electrificando las guitarras y alterando la cadencia sureña. Era así lo mismo pero de otra manera, bordándose versiones como la de Namasté, Estaba lloviendo, Los planetas, Los delincuentes o esa preciosidad que mantuvo el encanto de una deliciosa historia de amor, La casa cuartel, quizá una de las mejores canciones de Kiko. Aún con todo, en esta pieza se percibió uno de los peros de la noche, un crescendo final con éxtasis de guitarra que no se antojó necesario y que parecía una rúbrica con aires de rutina estilística.
KIKO VENENO Y REFREE
Sala Apolo 2
Barcelona, 5 de noviembre 2014
Aún con todo, el concierto, en el que Refree intercaló algunas de las canciones de su repertorio, fue muy estimulante y diríase que el grupo que acompañó a Kiko le ofreció notables posibilidades para reescribirse dándole un empaque que en ocasiones se ha echado en falta en su carrera. La final aparición de Joselito como uno de los escasos clásicos que sonaron en la noche, dio a esta aún más carácter de excepcionalidad, rematada por una versión salvaje de La leyenda del tiempo y por la postrer aparición de Pau Riba para cerrar una conexión catalano-andalusí que Jordi Évole reflejó para un próximo capítulo de Salvados que volverá a tratar la cuestión catalana.
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