A través del tiempo
Hoy reabre Nature (Dr. Cortezo, 1), uno de aquellos clubes míticos de los años noventa

Hace sesenta años el hoy denostado César González-Ruano, gran cronista del frío Madrid de la posguerra y poco amigo de la vida nocturna, hablaba en una columna titulada Madrid, La Nuit (que luego incluiría en su libro Madrid caliente) de la fama de “trasnochadores heroicos” que tenían los madrileños en Europa.
Corría 1955 y los bares de la capital empezaban a cerrar oficialmente a las 3.00. Cuánto ha llovido desde entonces y qué poco ha cambiado. En Madrid, noche tras noche, se siguen sucediendo locales yafters, no con la misma abundancia ni permisividad de tiempos pretéritos, pero sí con las mismas ganas e ilusión. Aunque quedan lejos los noventa, cuando se decía que uno en Madrid podía pasar el fin de semana, día y noche, de club en club sin llegar a pisar una casa. Eran los tiempos del Midday, el Nature y el Bocaccio, aquel club único e imprescindible que abrió en la calle del Marqués de la Ensenada y que tras un año de esplendor nos cerró Ángel Matanzo, el ahora olvidado concejal del distrito centro.
Hoy reabre uno de aquellos clubes míticos, Nature (Dr. Cortezo, 1), con nueva sala y renovados djs. La misma noche, pero cruzando la Gran Vía, tenemos en Mondo (Alcalá, 20) al teutón Dixon, paradigma del mejor house que uno puede disfrutar en clubes de gran aforo en estos momentos. Basta echar la vista atrás y escuchar sus fascinantes sesiones para Get Physical o Robert Johnson.
La popular frase de la movida, “Madrid nunca duerme”, sigue en uso y de boca en boca gracias a la actividad de nuevos colectivos con no más de dos años de trayectoria, que nos recuerdan que Madrid es sinónimo de vitalidad e intensidad cualquier día del fin de semana. El viernes, en la sala Siroco (San Dimas, 5), The Bourbaki trae el ácido directo de Rumore y al joven Palms Trax, abanderado de las nuevas vertientes del baile vía el sello inglés Lobster Theremin.
Mientras, el sábado, al otro lado de la ciudad, en Specka (Orense, 26), el colectivo Erszebet presenta el tecno experimental y de bajas revoluciones del italiano Claudio PRC.
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