Ensayo en caliente sobre Jordi Pujol

“Ha caído un velo y aparece una realidad distinta a la que pensábamos”. Así definió ayer el periodista y director adjunto de EL PAÍS Lluís Bassets la figura de Jordi Pujol después de que el expresidente de la Generalitat confesara el 25 de julio que había mantenido oculta en el extranjero durante casi 34 años una fortuna que le legó su padre.

A partir de esa confesión Bassets ha escrito lo que definió como “un ensayo periodístico muy en caliente” sobre la figura del veterano político nacionalista. La Gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol, editado en castellano por Península y en catalán por Columna fue presentado ayer en La Casa del Libro de Rambla Catalunya, en una conversación entre el autor y Màrius Carol, director de La Vanguardia.

Bassets considera que las sospechas sobre el pago de supuestas comisiones y el comportamiento poco ético de Pujol en el ejercicio del poder durante los 23 años que presidió la Generalitat se podían intuir, “pero lo que lo cambia todo es que hay una confesión de parte”, dijo. El autor destacó que ha intentado “poner distancia” con un personaje “que no lleva un duro encima, que nunca invita a nadie” y del que dijo que “todos los periodistas de más de 50 años podrían explicar anécdotas”. En otro momento agradeció el estímulo del editor, Ramon Perelló, porque “sin él no hubiera acabado el libro”, dijo. A los tres días de la confesión, Perelló le telefoneó desde Estados Unidos para encargarle la obra.

A la presentación acudieron veteranos periodistas de la ciudad, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, los diputados socialistas Maurici Lucena y Rocío Martínez-Sampere, además de diversos escritores y columnistas de diarios. “El libro es interesantísimo, discutible en algunos aspectos y una obra oportuna, que no oportunista”, aseguró Carol.

Para definir a Pujol acudió a una cita del propio Bassets. “Es una mezcla entre Joan Capri y Josep Lluís Núñez”. Carol también destacó que el libro había sido escrito en un tiempo record -“todo el mes de agosto“, explicó luego Bassets-, y no se resistió a echar mano del anecdotario vivido con Pujol, el político que telefoneaba a los periódicos si le desagradaba alguna información, dijo. “Se creía que era el redactor jefe de Cataluña”, apostilló Carol. Luego relató que la última vez que habló con él fue antes de la confesión, cuando le telefoneó para regañarle porque no había publicado en portada que TV3 perdería un canal con la nueva asignación de frecuencias. “Es un hombre fuerte políticamente y familiarmente débil, que ha pasado de mito a apestado”, dijo Carol de Pujol.

“El soberanismo tiene prisa por enterrarlo”, remató Bassets para referirse a la incomodidad que genera ahora el expresidente de la Generalitat.