365 días sin Hodei Egiluz
Los vecinos de Galdakao vuelven a Amberes para seguir luchando por el joven desaparecido en Bélgica y mostrar los problemas de este tipo de casos
Madrugada del 19 de octubre de 2013. El ingeniero Hodei Egiluz, de 23 años, se despide de sus amigos en la calles de Amberes (Bélgica), donde había aterrizado ese mismo verano para hacer unas prácticas profesionales. Esa noche fue visto por última vez, cerca del río Escalda. Ha pasado un año. Su familia, unos 70 miembros de la asociación Hodeiren Bila y el alcalde de Galdakao, Ibon Uribe, están de vuelta este fin de semana por las calles belgas para empapelar la ciudad con la cara del joven y trasladar al alcalde, Bart de Wever, un mensaje: “Se puede hacer más”.
250.000 personas desaparecen al año en Europa. 13.000 personas, un 4%, no aparecen jamás. “Hemos trasladado a la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, nuestra preocupación. Queremos que el caso de Hodei sea emblemático para mostrar los vacíos que existen en este terreno”, comenta Uribe acompañado por algunos de los miembros de la plataforma. “Pese a que sea un riesgo real, los Estados no tienen un protocolo, ni existe coordinación entre las bases de datos interestatales y entre registros de policía, la morgue y las ONG. Todavía no hemos conseguido que Missing Children Alemania registre su desaparición”. Ayudar a tapar estos agujeros es el trabajo ahora.
Solo en Euskadi, hasta el 30 de junio de 2014, la Ertzaintza contaba este año con 1.940 denuncias por desaparición. Todos los años, hay unos 3.000 desaparecidos. Una cifra que ascendió hasta 3.797 en 2012. La mayoría, alrededor de un 96% acaba volviendo, sobre todo durante las primeras 48 horas, pero todavía hay 130 casos no resueltos. 130 familias con la esperanza día a día de que regresen.
Otros desaparecidos de larga duración
La Ertzaintza contiene en su base de datos otros desaparecidos de larga duración que no han tenido una atención mediática tan importante como la de Hodei Egiluz. Durante 2014, se denunciaron más de 1.940 desapariciones en Euskadi. 130 siguen sin esclarecerse. Hay todo tipo de perfiles.
- Emilio U.A, de 49 años, desapareció el 11 de febrero en San Sebastián.
- El vitoriano Borja Lázaro, de 35 años, desapareció el 8 de enero de 2014 en Cabo Vela, en la provincia de La Guajira al norte de Colombia, donde estaba haciendo un reportaje fotográfico. Fue visto por última vez la noche anterior en la Posada Pujurú. La psicóloga Flor Bellver explica que su caso se ha olvidado porque "en las ciudades los mensajes. La lejanía, asimismo, crea un problema de comunicación. Entendemos que la policía colombiana está haciendo todo lo que pueden, pero es difícil mantener el contacto día a día".
- José María I.A., de 76 años, desapareció en Abadiño (Bizkaia) el 12 de febrero de 2013. “Muchos desaparecidos son mayores, y no se les presta atención, pero para las familias les es igual de doloroso”, advierte Bellver.
- La magrebí Nora M. tenía 23 años cuando fue vista por última vez el 29 de octubre de 2009, después de una pelea con su marido, 11 años mayor. La joven acababa de volver a vivir a la casa vitoriana de su cónyuge, que había salido de prisión acusado de malos tratos. La joven se había refugiado en un albergue con sus dos hijos.
- Emilio Eguiluz Gómez, de 41 años, desapareció en Arrigorriaga (Bizkaia) cuando salía a dar el paseo de todos los días. Una patrulla le vio por el camino a Miravalles. Tenía epilepsia. Lleva 4.104 días desaparecido.
Los padres de Egiluz, Pablo y Koro Díaz, llevan así 365 días, y no han hecho más que moverse. La cara de su hijo está en todos los rincones. “Han pasado por fases muy negras, porque la coordinación es difícil. Hay muchas promesas incumplidas y parece que no concluye nunca”, explica Flor Bellver, psicóloga y fundadora de Inter-SOS, asociación de familiares de personas desaparecidas que participó el año pasado en una comisión en el Senado para analizar la problemática y su salida legal.
La Ertzaintza reconoce que es difícil calibrar “el número de personas que sigue realmente desaparecidas, porque hay casos que a veces no se comunican y siguen abiertos en los archivos”. Después de un año, la investigación ha ido a menos también en Bélgica, pero la familia pide que no se olvide. Tras pasar por el Parlamento vasco y conseguir el apoyo de todos los grupos, llevarán a las cortes centrales una petición para hacer presión sobre la policía y tratar de que la investigación no se cierre. “Acabamos con la parte popular, para tratar de presionar, mantener viva la antorcha y conseguir medios policiales”.
Galdakao, el municipio vizcaíno de unos 29.000 habitantes de donde era originario Hodei, se ha volcado completamente con el caso. Mes tras mes se han reunido en silencio. Un recuerdo que hace mañana su última convocatoria. Sus comercios mantienen la foto de Egiluz, y el balcón del Ayuntamiento está presidido por su rostro.
La plataforma Hodeiren Bila se ha convertido en punto de encuentro de todos los que buscan respuestas. Viajaron en bicicleta alrededor de Amberes, colgaron carteles en Alemania y Holanda, e incluso consiguieron que el Real Madrid vistiera su foto. Su última campaña ha sido ofrecer 10.000 euros a la persona que de una pista a la policía belga para esclarecer el caso. “Varias llamadas han sido descartadas y otras se siguen investigando”, explica el portavoz Koldo Ezkerra.
Todos en el grupo destacan la “solidaridad” que ha mostrado el pueblo y los que conocían a la familia. Goyo Urratikoetxea, antiguo compañero de trabajo del padre de Egiluz, se emociona al recordar la calidez que mostraron los colectivos magrebíes al enterarse de que uno de los supuestos atracadores de Hodei era marroquí. “Rezaron un viernes todos en las mezquitas de Bizkaia”. Tanto este detenido, de 25 años, como su compañera rumana, de 45, fueron puestos en libertad por no contar con pruebas. “Sin más pistas no se puede probar, aunque es verdad que por este posible delito han seguido trabajando”. En otros casos de desaparecidos ni se hubiera seguido investigando.
Cámaras y periodistas belgas y holandeses se pasean estos días también por Galdakao. El alcalde reconoce que es el momento de que allí se siga reconociendo la cara de Hodei. “La gente es un poco más fría, pero todos los que lo conocían, las televisiones y sus jefes se han volcado”, asegura Uribe. “Aunque es verdad que las últimas informaciones han sido pocas”.
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