Proyecto parecido, personalidades diferentes

Cuando las ideas son parecidas, casi iguales, la elección se hace por simpatía. Y en esto es en lo que se han convertido las primarias del PSPV-PSOE para elegir al candidato de Castellón. Los 542 militantes que están llamados a las urnas este domingo han tenido este jueves la posibilidad de analizar las propuestas de Amparo Marco (actual portavoz socialista en el Ayuntamiento) y Germán Renau (candidato desconocido que ha conseguido rivalizar en igualdad de oportunidades –entiéndase votos- en poco tiempo). También de lanzarles sus propias preguntas.

La sede del partido ha acogido este jueves el primer debate abierto a militantes y ciudadanía. Unas 150 personas, las que cabían, han llenado la sede del PSPV en Castellón. Marco y Renau hicieron aparición minutos antes de lo previsto junto al secretario general del partido en la provincia, Francesc Colomer. “El proyecto es el mismo porque es socialista”, avisaba Colomer. Las primarias, de hecho, se han convertido en una carrera entre aquellos que apoyan y están al lado de la actual portavoz (con camiseta de rosas rojas para la ocasión) y los que se lanzaron a la búsqueda de una alternativa. El empate es casi técnico, pero Marco parte con una ligera ventaja.

El debate comenzó con un parlamento de diez minutos por aspirante. Renau apeló al “diálogo y entendimiento” que “debe” haber en el partido. Justo lo que los contrarios a Amparo Marco le reprochan al achacarle poca mano izquierda con un problema que se enquistó –como reconoció el secretario local- y que acabó con el anterior candidato socialista, Juan María Calles, en el grupo de no adscritos del Ayuntamiento. Ese fue el punto de partida para la búsqueda de candidato alternativo.

La actual portavoz municipal habló de momento de cambio tras 24 años de gobierno del PP y desgranó su proyecto en un parlamento que tuvo mucho de mitin. Los dos hablaron de educación pública y gratuita (Marco hizo hincapié en la educación también en valenciano), de la prioridad de atajar la exclusión social y de mejorar el empleo.

Llegó el turno de las preguntas. Y de las no preguntas. La organización del debate acordó que solo se contestarían aquellas que tuvieran que ver con el proyecto de ciudad. El primer descarte llegó pronto con una interpelación “orgánica”, sobre el partido, totalmente dividido en estas primarias. Se descartaron siete entre preguntas repetidas y las relacionadas con el partido. Otras se consultaron a los aspirantes a candidato: las que tenían que ver con su patrimonio y las que querían saber cómo se ganaban la vida.

En el resto, en las que tenían que exponer su programa ideal, hubo pocas diferencias. Una de ellas, la que sería su primera medida como alcalde o alcaldesa. Él habló de un plan de lucha contra la exclusión y pobreza social, que dotaría y pondría en marcha el primer mes. Ella de la búsqueda de un consenso con todos los grupos para sacar del debate político los temas fundamentales como el empleo.

Las coincidencias eran tan patentes en el resto de preguntas (plan de transporte público, financiación del ayuntamiento, cómo bajar impuestos, medidas contra la corrupción, peso de las políticas sociales en el presupuesto, qué hacer ante los desahucios y cómo crear empleo) que los aspirantes hasta asentían lo que decía el rival y complementaban su discurso. Y viceversa.

El debate (más bien exposición de ideas) acabó una hora después con un llamamiento a la participación de una militancia que votará más por simpatía que por programa, que es socialista, como bien apostilló Colomer.