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Madrid entierra el sueño olímpico bajo miles de pisos y zonas verdes

El Ayuntamiento destina a equipamiento social el suelo reservado para estadios En la zona de la Villa Olímpica se construirán 12.000 viviendas y un gran centro comercial

Madrid enterró ayer un sueño olímpico que duró 12 años, sufrió tres derrotas consecutivas y mantuvo congelado durante una década una cuña de terrenos al este de la ciudad sobre los que se iba a construir el anillo deportivo.

El Ayuntamiento relanzó antes del verano el ámbito en el que estaba planeado levantar la Villa Olímpica, que albergará finalmente 12.000 viviendas en bloques de un máximo de cuatro alturas y un gran centro comercial.

Y ayer aprobó la modificación urbanística que convertirá en equipamientos públicos (aún por determinar) el núcleo del proyecto olímpico. Sobrevivirá el estadio de La Peineta porque a partir de 2016 acogerá los partidos del Atlético de Madrid. Pero se esfumará el pabellón olímpico y se reconvertirá el centro acuático, a medio construir durante casi una década y ahora a medio vender por el Ayuntamiento, que espera a conocer los planes de los posibles compradores para decidir el uso urbanístico de esa parcela.

El proyecto olímpico de 2020 preveía construir, junto a La Peineta (atletismo) y el centro acuático (natación, saltos y waterpolo), un pabellón de gimnasia y dos instalaciones temporales: el velódromo (ciclismo) y la pista de BMX.

Al otro lado de la M-40, en el ámbito urbanístico bautizado como Centralidad del Este, se levantaría la Villa Olímpica, con 46 hectáreas para apartamentos y otras 18 hectáreas de zonas verdes. Urbanizar el anillo habría costado 198 millones; hacer la villa olímpica, 652 millones; el pabellón de gimnasia, 79 millones; el velódromo, 17; el circuito de BMX, ocho.

Casi todo esto es historia. La Peineta estará lista previsiblemente en verano de 2016; costará 195 millones y se pagará con los dos rascacielos que se levantarán donde ahora está el estadio Vicente Calderón. El centro acuático lleva una década construyéndose y cuatro años paralizado, ha costado 90 millones pero nunca se terminará. La alcaldesa, Ana Botella (PP), prometió que se convertiría en una instalación deportiva de barrio, pero ayer admitió que está “recibiendo todo el rato a inversores extranjeros interesados”.

El área municipal de Urbanismo lo ha calificado como instalación pública a falta de saber qué uso querrá darle su comprador. Y ha reducido su superficie para abrir otra vía junto a La Peineta.

La edificabilidad total del ámbito es de 430.000 metros cuadrados, pero los equipamientos públicos que se construirán allí aún no están decididos; tan sólo está previsto una gasolinera y un punto limpio. Lo que sí ha cerrado ya Urbanismo son seis zonas verdes en sus esquinas, interconectadas, que suponen en total 300.000 metros cuadrados. Y un aparcamiento disuasorio que, sumado al que se está construyendo en La Peineta, resultará en 3.630 plazas, más otras 150 para autocares.

Este es precisamente uno de los puntos más polémicos del proyecto: el estadio podrá albergar a 68.000 espectadores, pero el Ayuntamiento prevé que 51.000 lleguen en metro. Reducir el número de plazas de aparcamiento es su modo de disuadir a los que quieran ir en coche, puesto que una acumulación de vehículos podría colapsar los accesos (se iban a reforzar, pero sin Juegos se cancelaron las inversiones).

La Federación de Asociaciones de Vecinos ya criticó en julio, cuando se aprobó la Centralidad del Este, al otro lado de la M-40, los problemas de tráfico y medioambientales que provocaría, en su opinión, la construcción de 12.000 pisos, un centro comercial y 120 hectáreas de oficinas, hoteles o tiendas. Además de “desbordar” las líneas 2 y 7 de metro.

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