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Las terrazas de Valencia tienen 30 días para ajustar el área que ocupan

El espacio concedido deberá ser marcado con pintura verde en el pavimento Los vecinos reclaman que se cumplan las sanciones

Terraza de un bar en la plaza de la Virgen de Valencia.
Terraza de un bar en la plaza de la Virgen de Valencia.José Jordan

La nueva Ordenanza de Ocupación de Dominio Público de Valencia lleva vigente desde agosto, aunque es ahora cuando empieza a aplicarse a las terrazas de locales de ocio, en las que introduce cambios. Los vecinos dicen valorar positivamente este apartado de la extensa ley —231 páginas en las que se pretende regular al detalle todo lo que acontece en la calle—. Los empresarios recibirán, presumiblemente esta semana, una carta del Ayuntamiento para comenzar, en el plazo de un mes, los trámites de adaptación.

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Primero deben remitir al Consistorio sus datos y un croquis con su propuesta de ocupación de la vía pública. Según la nueva norma, los límites los establece la capacidad que tenga el interior de cada local. El área de la terraza nunca podrá sobrepasar el equivalente a 1,75 metros cuadrados por cada persona para la que haya aforo. Así, un local que pueda albergar un máximo de 30 personas, podrá tener una superficie de terrazas de 52,5 metros cuadrados. Las dimensiones del establecimiento conllevan unos límites adicionales: los que tengan menos de 200 metros cuadrados solo pueden ocupar 60 de vía pública; los que oscilen entre 200 y 800, podrán tener 100 de terraza. En bares y cafés con ambientación musical, el límite será de 60 metros cuadrados.

El espacio propuesto debe dejar en la acera una zona de tránsito de 1,5 metros —1,2 en el caso de Ciutat Vella— para los peatones, así como guardar medio metro de distancia con la calzada.

Una terraza en el distrito de Ciutat Vella en la que ya se ha pintado el área que puede ocupar.
Una terraza en el distrito de Ciutat Vella en la que ya se ha pintado el área que puede ocupar.José Jordan

Un técnico, acompañado por agentes municipales, acudirá luego a dar el visto bueno y marcar con pintura verde las esquinas del área concedida, algo que ya se ha empezado a hacer de manera experimental en Ciutat Vella. En el caso de suelos de tierra, unos pivotes servirán de señalización. Para evitar la picaresca, estas esquinas serán fotografiadas. La novedad es que, dentro del perímetro, los regentes de las terrazas podrán disponer mesas, sillas y mobiliario —como calentadores, toldos y humidificadores— como mejor les parezca.

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Cumplir las sanciones

Tanto la Asociación de Vecinos de Russafa como la de Amics del Carme —dos de los barrios más afectados por la proliferación de terrazas desde que se prohibió fumar en los garitos— aseguran que valoran el esfuerzo del Ayuntamiento para regular el fenómeno, y que es uno de los aspectos de la ambiciosa ley que más les gustan. Sin embargo, tienen críticas.

Se da el caso de que los niños no pueden jugar a la pelota. Las terrazas tienen una presencia indamisible en el centro Toni Casola, Amics del Carme

"Representa una mejora", dice Giovanni Donnini, presidente de los vecinos de Russafa, que menciona "lo desagradable que es andar por el barrio y que esté todo lleno de mesas y sillas". Para él, la clave está en que se cumpla con lo que previamente se estipula en la ley: "El Ayuntamiento hace la ley, manda a los agentes a que inspeccionen, pero en el caso de las infracciones que más molestan, como cerrar dos horas más tarde de lo permitido, no es el que sanciona". Donnini se refiere al hecho de que es la Generalitat la que se encarga de ejecutar las sanciones por incumplimientos graves o muy graves. Dice saber de buena tinta que muchas de las multas acaban prescriben sin haber sido ejecutadas.

"Hemos pedido los datos de la lista de espera para ejecutar las sanciones infinidad de veces, y nunca njos las han dado", exclama indignado Toni Casola, presidente de Amics del Carme. Casola cree que la ley se queda corta, y que en el casco histórico de Valencia habría que establecer que en plazas y jardines no se pueda ocupar más del 50 % de la superficie con mesas. "Se da el caso de que los niños no pueden jugar a la pelota. Las terrazas tienen una presencia indamisible en los espacios públicos del centro", dice Casola, cuyo barrio sufre más que ningún otro la presión turística, y con calles bastante más estrechas. En las reuniones, cuenta, han trasladado esta inquietud, pero el Ayuntamiento "no ha mostrado ninguna sensibilidad hacia este tema".

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