La hija del exalcalde de Alicante será juzgada por agredir a una inglesa

Elisa Díaz, diputada en las Cortes Valencianas por el Partido Popular e hija del exalcalde de Alicante Luis Díaz Alperi, será juzgada por haber agredido presuntamente a una mujer inglesa durante una riña que tuvieron en una protectora de animales de Orihuela.

La fiscalía considera que el golpe de Díaz dejó sorda de un oído a la ciudadana británica, por lo que ha solicitado para la diputada un año de cárcel. El delito que le atribuye, el haber causado mediante una lesión imprudente "la pérdida o inutilidad de un órgano o miembro principal" , lleva aparejada como máximo la pena de tres años de prisión.

El juez del Tribunal Superior de Justicia valenciano Antonio Ferrer también ha sentado en el baquillo a la mujer inglesa con la que Díaz se peleó. A pesar de haber mantenido durante el procedimiento que ella también fue agredida, la parlamentaria no ha dirigido finalmente acusación contra la ciudadana británica, que también se sentará de todos modos en el banquillo porque la fiscalía sí la considera responsable de una falta de lesiones, castigada con una multa.

El magistrado señala en la resolución conocida este lunes que, a pesar de los argumentos en su descargo presentados por Díaz, "no existen razones que justifiquen el sobreseimiento de la causa en cualquiera de sus modalidades".

Para tomar la decisión de continuar el procedimiento contra ella, el juez se basó en buena medida en el dictamen médico a la que fue sometida la ciudadana británica afincada en Alicante, en el que se consideraba compatible la lesión que presentaba con el golpe que aseguraba haber recibido.

Díaz se convierte así en la diputada número 14 del PP valenciano que tiene problemas con la justicia desde que empezó la legislatura hace algo más de tres años. La diputada por Alicante es la única de la lista cuyos problemas no provienen de supuesta corrupción, aunque su vuelta a las Cortes Valencianas, en diciembre de 2012, sí que estuvo relacionada indirectamente con ella.

La parlamentaria se abrió paso desde los últimos puestos de la lista electoral presentada por los populares en la provincia de Alicante gracias a los huecos que dejaron cinco diputados dimitidos. Entre ellos su padre, Luis Díaz Alperi, que está imputado por amañar supuestamente el urbanismo de Alicante a cambio de favores en el caso Brugal y de varios delitos fiscales y un cohecho en otro procedimiento distinto.

Elisa Díaz accedió a la Cámara, en concreto, en sustitución de Pedro Ángel Hernández Mateo, exalcalde de Torrevieja, que ingresó hace un par de meses por prevaricar y falsificar un documento oficial en la adjudicación del contrato de la basura de su municipio.

La diputada ofeció entre sollozos su versión de lo sucedido en la protectora de animales de Orihuela a medidados de septiembre, tras el acto de apertura de curso de la Universidad de Alicante. "Yo a esta señora no la toqué y, encima, tuve que aguantar que me insultara, me escupiera y me pegara", dijo Díaz, que enmarcó lo sucedido en una "discusión" sobre la "organización del albergue" para animales. "No le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo, lo que estoy pasando", agregó.

A diferencia de lo que ha ocurrido con sus compañeros de bancada, blanco de críticas de los partidos de la oposición durante toda la legislatura, el caso de Díaz apenas ha merecido comentarios. El más significativo fue de ánimo y lo hizo Alberto Fabra, presidente de la Generalitat y del PP de la Comunidad Valenciana. Preguntado por la posibilidad de que la situación judicial de Díaz pudiera dejarla fuera de las listas electorales del año que viene, en aplicación de la doctrina presidencial de las líneas rojas, Fabra respondió que no creía que "una galleta" fuera "motivo" para quedar excluida de las elecciones.

Todo dependerá, sin embargo, de cómo concluya el juicio cuyas fechas se darán a conocer próximamente. Las renuncias de nueve diputados, que al dejar el escaño perdieron su condición de aforados y dejaron así de estar sometidos al Tribunal Superior valenciano, han descargado de trabajo un órgano hasta hace poco saturado, por lo que previsiblemente el enjuiciamiento no sufrirá las demoras de otros casos.