“Para solucionar el problema catalán la izquierda ha de salir del armario”
El líder del colectivo antisecesionista cree que el conflicto se solucionará cuando la gente entienda que es un sinsentido ser nacionalista y de izquierdas
Josep Ramon Bosch (Manresa, 1963) tiene una vida holgada como directivo de una multinacional química, pero solo ha pasado una semana de vacaciones en familia. El resto de su tiempo lo dedica a torcer el discurso independentista en Cataluña. Cree que la comunidad debe recibir un mensaje positivo, sentimental, decirles que “España sin Cataluña no es España”. Su objetivo inmediato es reunir hoy a una buena cantidad de gente en Cataluña en torno a la fiesta nacional del 12 de octubre. Invita a la izquierda catalana a que se sume sin complejos a esta fecha.
Pregunta. El año pasado esa fiesta en Cataluña tuvo muchas banderas del PP.
Respuesta. Este año el lema será Recuperemos el seny, recuperemos la senyera, es decir, nuestra bandera. Y pedimos que la gente venga con banderas de España, con republicanas, con catalanas y de todas las autonomías y de Latinoamérica. Celebramos el orgullo de sentirnos catalanes y españoles. Buscamos emoción y sentimiento.
“Los sentimientos son importantes, pero tienen que ser nobles, no perversos”
P. ¿No es peligroso enfrentar sentimientos con sentimientos?
R. Es que son sentimientos. ¿Por qué uno se siente de aquí o de allá? Es un sentimiento más allá de la política. Los sentimientos juegan un papel importante, pero claro, tienen que ser nobles, no perversos.
P. ¿Quién decide cuándo es una u otra cosa?
R. Eso es muy difícil de decidir.
P. El sentimiento antiindependentista se ha identificado con la derecha. En la izquierda ¿nota algún acercamiento a sus posturas?
R. La única forma de solucionar el problema catalán es que la izquierda catalana salga del armario. No sé si es una expresión afortunada, pero... Yo he militado 20 años en el PP. Y siento que esto solo se arreglará cuando la gente entienda que ser de izquierda y nacionalista no tiene sentido desde un punto de vista racional y económico; el principio de solidaridad es básico.
P. ¿La clave es el PSC?
“El Gobierno aplica la ley y está bien, pido un discurso sentimental”
R. Y mucha gente de izquierda que no tiene al PSC como referente ahora, gente de Podemos, de Iniciativa y de la abstención; ellos son la clave. El votante de izquierda que se moviliza en las generales pero no en las autonómicas. Esa es la izquierda que debe movilizarse y decir que España no es un país de derechas ni franquista.
P. ¿Cree que la izquierda no sabe eso o que hace otra política que le conviene más?
R. Está atemorizada, acomplejada en este aspecto, no solo en Cataluña, en el resto de España también, hay mucha izquierda que juega a apoyar a movimientos independentistas incluso fascistas, la izquierda necesita un Azaña.
P. ¿Hace usted un discurso en Cataluña más cargado contra el independentismo y en Madrid lo modifica para alertar al Gobierno?
R. No tenemos dos discursos, damos baños de realidad y somos malos en los dos sitios.
P. Si finalmente no se vota, ¿cómo se gestionará la frustración?
R. Esto va a acabar mal o muy mal. Descartamos la violencia porque Cataluña no es violenta y el independentismo ha hecho una apuesta clara, firme y sincera por qué no aparezca la violencia. Debemos motivar porque el principal problema de España es la crisis y los servicios públicos que están afectando a mucha gente.
P. ¿Está el Gobierno cercano a estas posturas?
R. Está en un discurso legalista, de ley y Constitución, que está muy bien, pero es insuficiente, lo que reclamamos es que se haga un discurso sentimental para explicar las bondades de convivir en España. Más que el Gobierno es la sociedad la que debe hacerlo.
P. Piden que los españoles saquen una senyera. ¿No son los que más rechazan una posible separación de Cataluña los menos proclives a sacar esa bandera al balcón?
R. Sí y detecto el hartazgo. Mucha gente dice, ‘oye, pues que voten y se vayan, tú’. Es todo muy pesado, pero nos jugamos el futuro, la libertad y la democracia.
P. Algunos sienten ese hartazgo, pero otros solo dicen que por qué no pueden expresarse los catalanes, o los murcianos en cualquier consulta, aunque sea reformando la ley.
R. En democracia no todo es válido, no podemos hacer referéndum para opinar sobre la pena de muerte, o la violencia machista. No soy tan necio de comparar esto con lo otro, pero creo que no se puede hacer de una forma unilateral, hay sus caminos. Y ¿qué pasaría en Cataluña si L’Hospitalet dijera que sí quiere formar parte de España?
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