_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La penúltima oportunidad

Bueno será que se repriman las codicias de algunos y el apresuramiento de otros para investirse de 'president'

El sondeo de Metroscopia publicado en estas y para estas páginas el pasado jueves ha revelado con contundencia algo bien sabido: el PP valenciano se desploma y se consolida la consistencia de una izquierda plural que podría gobernar con distintas combinaciones. La preferida para los encuestados es la que constituiría un cuatripartito. La corrupción, el paro, los recortes de los servicios y las ineficiencias de la Justicia se señalan como principales problemas, lo que nos homologa con casi todas las demás comunidades. También merece subrayarse la mayor valoración obtenida por Mónica Oltra (5,9) y Marga Sanz (5,3) en contraste con Rita Barberá (3,3) y Alberto Fabra (3,2), decidida y justamente amortizados, a salvo de que los rescate un milagro. A ver si de una vez se enteran los memos que cuestionan los citados liderazgos, no solo mediáticos.

En sintonía con este pulso social y a propósito de la festividad del 9 d’Octubre los periódicos, obsecuentes con la tradición, se han nutrido con glosas y comentarios acerca de qué y cómo somos y nos pasa. Lo de siempre, vaya, con distintos tonos. En esta ocasión, sin embargo, nos ha parecido percibir una agudización de la crítica política y de la queja, incluso en publicistas oficiantes de la loa incondicional. También es verdad que, a la vista del desfondamiento institucional, los escándalos y la pobreza galopante que nos arrolla o acecha, se necesita cuajo e imaginación para echarle un capote al Gobierno que ya ni gobierna.

A modo de azucarillo algunos de los articulistas aludidos apuestan por el futuro de este país evocando nuestra capacidad proteica para el cambio, adaptación a las circunstancias y superación. Aunque algo de verdad hay en ello, suena como un brindis al sol y a una plegaria para que nuestros hijos y nietos gocen de un futuro mejor. Por mor de ello bien podemos confundir los deseos con la realidad, lo que nos aboca al amable autoengaño. Pero no dramaticemos. También tenemos nuestros valores. Uno de ellos, creo que el más notable de nuestra idiosincrasia, lo mencionaba Manuel Vicent en estas páginas al describir que aquí todos nos miramos cara a cara, al mismo nivel. Una rara y singular conquista igualitaria que compensa con creces muchas de nuestras lacras personales y colectivas. Otro de los valores es la bondad del clima, que nunca falla y no podemos machacar como hemos hecho con buena parte del paisaje.

Todo ello –la referida encuesta y las glosas del citado fasto– nos lleva al comienzo de este comentario: que la izquierda tiene las mejores opciones para ganar las próximas elecciones municipales y autonómicas con su endémico problema de la fragmentación a cuestas. Un flanco que la derecha castiga para alarmar al votante. La solución no es otra que proceder con trellat para cohesionar un programa común, no perder de vista que el adversario es el PP y convertir la pluralidad en sinergia, convencidos de que la mayoría absoluta de un partido puede ser, como ha sido, una dictadura camuflada. Bueno será que se repriman las codicias de algunos y el apresuramiento de otros para investirse de president. Que se negocie y pacte sin olvidar que la travesía del desierto ha sido muy larga y que la oposición está ante su penúltima oportunidad.

Y una coda. Juan Cotino arroja la toalla. Un baldón menos para la política. Su epitafio no puede ser distinto de lo que ha sido su ejecutoria pública: “todo por mi familia”. Como en Sicilia.

 

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_