Las hijas de Muñoz Ramonet no entregan el ‘goya’ ni el ‘greco’
El Ayuntamiento pide que una comisión judicial busque las obras y una multa de 100.000 euros por cada mes de demora
A las 24 horas del pasado lunes concluyó el plazo fijado por el juez —un mes que en realidad eran dos, al ser agosto un periodo no hábil judicialmente—, pero ni eso ha sido suficiente para que los herederos del industrial Julio Muñoz Ramonet entregaran dos de las pinturas más destacadas que su padre y abuelo dejó en testamento a la ciudad de Barcelona: La Anunciación de El Greco y La aparición de la Virgen del Pilarde Francisco de Goya, unas obras valoradas en más de siete millones de euros, que no han aparecido.
Por eso, en este largo litigio entre las cuatro hijas y el Ayuntamiento por la colección formada por obras que llevan la firma de autores como Velázquez, Ribera, Berruguete, Rembrandt, Sorolla o Fortuny, se ha puesto en marcha un nuevo proceso judicial: La Fundación Muñoz Ramonet, que lucha por el legado, presentó ayer un escrito en el juzgado pidiendo que una comisión judicial vaya al domicilio de la fotógrafa Isabel Muñoz Vilallonga, una de las cuatro hijas, que tiene en depósito judicial las obras, para que tome posesión de las mismas. La actuación, que se realiza mediante exhorto al juzgado de primera instancia de Madrid contará con “auxilio de la fuerza pública”, si es necesario.
En caso de que las obras no se localicen en esta vivienda se pide que se interrogue a su dueña o a las personas que allí se encuentren advirtiendo que “pueden incurrir en desobediencia”. La fundación solicita, además, otra medida excepcional: que se imponga una multa de 100.000 euros por cada mes en que se demore la devolución de estas dos obras.
La pintura de El Greco —considerada una obra excepcional que seguro que habría sido una de las joyas de las exposiciones que este año se han organizado con motivo del cuarto centenario de la muerte del pintor cretense— y la de Goya permanecen en depósito judicial en el domicilio de Isabel Muñoz desde 2011, tras ser recuperadas por la Guardia Civil en Alicante, dentro de la Operación Creta, en una casa de su ex marido Jesús Castelo, al que Isabel había denunciado de haberlas sustraído del domicilio conyugal. El juzgado de Alcobendas, que llevaba el caso, acabó depositándolas en casa de Isabel por no ofrecer sus depósitos garantías suficientes para su óptima conservación.
El 24 de julio el juzgado de Primera Instancia de Barcelona dictó una interlocutoria que, cuatro días después, fue notificada a Carmen, Isabel, Alejandra y Helena Muñoz Villalonga y a la empresa familiar Culturarte, para que entregaran las obras. El juez no tuvo en cuenta, por no aportar pruebas documentales, las declaraciones realizadas por Manuel Castelo Muñoz el 12 de mayo en las que aseguraba que los cuadros le pertenecían solo a él desde el 3 de enero de 1991, después de que su madre Isabel se los donara al cumplir la mayoría de edad. Castelo explicó que los cuadros “habían sido restaurados en su misma casa por personal del Museo del Prado, y expuestos en diferentes museos nacionales e internacionales”. El juez hizo notar en su auto que en enero de 1991 Julio Muñoz no había fallecido y recordaba la sentencia firme de 2007 de la Audiencia Provincial en la que quedaba claro que los dos obras son parte del legado en litigio entre las hermanas y Barcelona en estos últimos 19 años.
Según fuentes de la familia, al día siguiente del auto, Castelo presentó ante el juez la documentación requerida, demostrando, aseguran, que desde 2005 existe otro procedimiento sobre la propiedad de los cuadros dentro de la familia. Castelo explicó que su madre Isabel se fue del hogar familiar dejando los cuadros en casa, donde él continuó viviendo con su padre Jesús. Este, que fue administrador de Culturarte, nunca admitió que la empresa fuera la propietaria de los mismos, sino él.
El caso es que en 2010, cuando Jesús Castelo falleció, dejó como herederos de las obras a sus dos nietos, los hijos de Manuel. Por si esta maraña-culebrón fuera poco, después de esta fecha, han nacido otros dos nietos que, según explicó Manuel, “pueden también disputarse la herencia”. Estas desavenencias familiares son las que se alegan para no entregar las obras en el plazo previsto por el juzgado. Eudald Vendrell, el abogado de la Fundación Muñoz Ramonet que desde el comienzo, hace 19 años, defiende los intereses municipales en el pleito, explicó ayer que la fundación se ha personado en este procedimiento civil el pasado 2 de septiembre “para estar informados”, pero que el procedimiento “ni se suspende ni se modifica”.
Por su parte, la familia Muñoz Ramonet, según su portavoz , “dado que siguen los procedimientos, no va a facilitar mas noticias al respecto hasta que haya sentencia firme”.
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