“En el Ministerio hace tiempo que no les interesa la cultura”
El realizador recoge este lunes el premio Zinemira en reconocimiento a su trayectoria
Pedro Olea (Bilbao, 1938) recibe este lunes el premio Zinemira, el galardón que otorga el Festival Internacional de Cine de San Sebastián en reconocimiento a la trayectoria de figuras destacadas del cine vasco. En la filmografía de Olea hay hueco para todo, desde el cine histórico al documental. El director, bilbaíno de pro, aficionado del Athletic, ha firmado títulos como Tormento, Pim, pam, pum... ¡fuego!, Un hombre llamado flor de otoño, Akelarre o El maestro de esgrima. Olea debía haber sido economista, pero consiguió convencer a sus padres para que le dejaran probar suerte en la escuela de cine.
Pregunta. Desde pequeño tuvo claro que quería ser director de cine.
Respuesta. Yo, de niño, te hablo de los siete u ocho años, cuando la primera hostia, la llamada primera comunión, quería ser actor. Los frailes maristas con los que estudiaba en Bilbao daban una fiesta de fin de curso y entonces los que queríamos hacer papelitos nos apuntábamos. Yo elegí o me dieron el papel de la envidia. Recuerdo el teatro, con un telón de estos antiguos, pintados a mano y lleno de familias y de frailes y yo salí acojonadito con una flor. Y decía: '¡Oh flor!, ¡cuánto envidio tus colores y tu aroma suave!', y entonces el telón se movía y una voz decía: '¡Olea, más alto, Olea, más alto!'. Y yo decía: 'Tú que eres símbolo de la primavera, tú que eres delirio de...', y otra vez la voz: '¡Olea, más alto, Olea, más alto!'. Lo único que tenía era ganas de salir de allí y cuando salí me dije, 'lo que yo quiero ser es cura', y a eso me he dedicado, a decir a otros 'más alto'.
P. Ha hecho teatro, cine, películas históricas, de género, documentales... ¿Le queda algo por hacer?
R. Circo, pero ya ni con red. He hecho publicidad, teatro, cine, televisón, guión, producción, en la rama del espectáculo he hecho todo, menos cantar y menos circo... y cantar porque arruinaría cualquier empresa.
P. ¿Por qué se caracteriza el buen cine?
R. El que consigue conectar. La pantalla es un reflejo en el que se debe ver uno mismo. Hay una parte de la realidad o de la fantasía que conecta contigo, o con tu sensibilidad. Es una cosa de enganchar al público y al ser posible en una sala oscura mejor que en casa. Esa posibilidad de que todos se rían a la vez es una ceremonia colectiva.
P. ¿Cómo ve al cine actual?
R. Mal. No interesa. Para empezar el cine necesita apoyo tanto de los gobiernos autonómicos como especialmente del Ministerio de Cultura y en el Ministerio hace tiempo que no interesa absolutamente nada la cultura. No sé si son lodos que llegan de aquellas lluvias de la Guerra de Irak, de la gala de los Goya donde alguien se expresó de una forma muy clara en contra del PP, o porque no conectamos con el público, que también hay parte de esto. Pero, sobre todo, no interesa nada y encima está la puntilla del 21% de IVA. Creo que habría que estudiar lo que se hace en otros países europeos pero aquí el problema es que no les interesa. Habrá que esperar a que [el PP] deje de tener mayoría absoluta.
P. Entonces es casi un milagro que estemos aquí.
R. Es casi un milagro y dentro de ese milagro me parece más milagro que dentro de este festival haya muchas películas vascas. Una de ellas, Loreak, que espero que sea una maravilla, opta a la Concha de Oro, además está la de Lasa y Zabala, que tiene un morbo terrible, de Pablo Malo, un gran director, está también Borja Cobeaga. Con toda la crisis que hay, me parece absolutamente maravilloso y milagroso.
P. ¿Usted lo tuvo tan difícil?
R. Sí, pero tuve suerte. Prometí a mis padres, porque me vieron que estaba piradito, que si aprobaba el ingreso en la escuela de cine que lo compaginaría con la Facultad de Economía.Y no salí de la escuela de cine, solo fui dos veces a Economía porque había que correr delante de los grises, yo entonces era próximo al PCE y me apuntaba a todas esas cuestiones, pero en tres años aprobé la carrera y en segundo ya tenía un contrato y empecé a rodar largos.
P. Un desembarco en Madrid, botella de whisky mediante.
R. Yo tenía que decirle a mis padres que…, mi padre era director de banco, dos hermanos estudiaban ingeniería, yo económicas... Me agarré una botella de whisky, una borrachera tremenda, y les dije una frase muy cursi, que prefería barrer un plató a ser el mejor economista del mundo, y debieron pensar: 'a este chico le pasa algo grave', y por eso pactamos que me dejaran presentarme al ingreso de la escuela de cine y que se conseguía entrar lo compaginaría con Economía, algo que no hice.
P. Esta noche le entregan el premio Zinemira en reconocimiento a su trayectoria en un sitio, el Zinemaldia, en el que ha ganado premios, presentado películas.
R. He estado tres veces en concurso, he sido la inauguración oficial, jurado, y bueno, hoy me dan este premio en mi casa, con lo cual es una gozada.
P. Casi, casi, como en el 'botxo'.
R. Está a punto de que la próxima parada del metro sea metro Concha, esto lo digo en plan de coña. Ojalá hubiera un metro Concha para venir continuamente porque me lo paso genial.
P. ¿Conoce el nuevo San Mamés?
R. Es maravilloso, una pasada. Pero el Gobierno vasco, Patxi López, metió la pata financiándolo por su amigo del PP, [Antonio Basagoiti] del que afortunadamente ya no recuero el nombre. Ahí no tendría que haber entrado el Gobierno vasco, pero el resultado es una maravilla.
P. Y el Athletic en Champions.
R. Y el Athletic en la Champions, es un lujo, un lujo.
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