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Desahucios: problema de salud pública

Un estudio alerta del deterioro físico y psicológico de aquellos que pierden sus viviendas

Miembros de la plataforma Stop Desahucios consiguen paralizar un desalojo.
Miembros de la plataforma Stop Desahucios consiguen paralizar un desalojo.

Los expertos lo tienen claro: los desahucios se han convertido en un problema de “salud pública”. La exposición a una situación de este tipo, que es larga y tiene distintas fases, puede producir diferentes efectos tanto físicos como psicológicos, según demuestra un estudio de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) elaborado en colaboración con la Universidad de Granada y la plataforma Stop Desahucios. Para empezar, el 92% de los afectados sufre niveles graves de ansiedad y depresión.

Durante un año, un equipo especializado ha entrevistado a 205 personas afectadas por un desahucio, que al menos asistieran en una ocasión a las asambleas de Stop Desahucios. El estudio se ha llevado a cabo en Granada y su área metropolitana. “Esperábamos encontrar a la gente tocada, pero nos ha sorprendido la intensidad y extensión del problema”, subraya la profesora de Psicología Humbelina Robles. “Tener la amenaza constante de perder la vivienda es un estrés añadido”, explica la experta. A esto se suma que si los afectados ven que hagan lo que hagan no consiguen una solución, la situación podría desembocar en la “indefensión aprendida” —comportarse de forma pasiva con la sensación de no poder hacer nada—. “Llegar a esa situación es terrible”, alerta Robles.

El 92% de los entrevistados sufre niveles graves de depresión

El estudio compara la muestra con el resto de la población andaluza y obtiene unos resultados “alarmantes” en varios puntos. En cuanto a la salud autopercibida, el 66% de las personas en proceso de desahucio dice tener una salud deficiente frente al 19% del resto de andaluces. Sobre el trastorno del estrés postraumático, el 68% de los encuestados dice sufrirlo. “Son resultados preocupantes y si estas personas no reciben ayuda se vuelve crónico y llegará a extremos devastadores a largo plazo”, dice la profesora. “Te encierras en ti mismo, no ves más allá. Te sientes muy culpable”, dice José López, uno de los encuestados y cuyo caso está en los juzgados.

El riesgo de suicidio es otro de los temas planteados. Según el estudio, un tercio de los encuestados presenta un nivel alto o moderado. Precisamente, la Consejería de Igualdad y Salud anunció el pasado día 10 la creación de un protocolo conjunto de prevención de suicidios para proteger a la población más vulnerable. El profesor de la EASP Antonio Daponte va más allá y sugiere “apoyos específicos” y programas de vigilancia para que cuando estas personas acudan a servicios sociales se les identifique y se les garantice un seguimiento adecuado. El deterioro en la salud física también es crucial. Afecta a los hábitos de salud, a la dieta, a la actividad física, a un mayor consumo de medicamentos y uso de los servicios sanitarios. También al sueño.

Según la encuesta, los afectados resaltan el apoyo obtenido por familiares y amigos. Por su parte, las instituciones son las peor valoradas, mientras que en el lado opuesto está Stop Desahucios. “El proceso es muy largo y las personas muy vulnerables por el desgaste”, apunta Daponte. “No sabemos cuánta gente hay viviendo esto de forma aislada, ni la situación de la población infantil, que estará afectada por la precariedad de las familias cuyos padres pierden el empleo primero y la vivienda después”, agrega.

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