Egaña busca la sorpresa ante los grupos dominantes del PSE vizcaíno
La pugna provoca dardos cruzados en segundos escalones de las candidaturas
Iñaki Egaña, candidato no deseado por el poder real del PSE-EE, pedirá por última vez el voto para ser secretario general de los socialistas vizcaínos en territorio enemigo. El portavoz socialista en las Juntas de Bizkaia ha decidido cerrar su campaña con un acto previsto para hoy en la poderosa Agrupación del barrio bilbaíno de Txurdinaga, sede en manos del establishment identificado para muchos afiliados en la familia Colmenero y Begoña Gil, y con capacidad suficiente para decidir la suerte de estas elecciones, donde Mikel Torres sigue siendo favorito. “La cifra de afiliados de Txurdinaga y Barakaldo con el resto es tanta, que neutralizarlas es más que complicado”, dice un exdirigente.
Egaña sabe que Txurdinaga está volcada con Torres, pero no quiere que “nadie se quede sin conocer” sus propuestas. Su rival, el alcalde de Portugalete, irá a la sede de UGT de Barakaldo y así tomar la temperatura tras la amplia asistencia en el acto electoral que Egaña celebró allí.
Ninguna de las muy diversas voces socialistas consultadas imagina que Torres pierda esta pelea. Ahora bien, una gran mayoría cree que “las diferencias no serán grandes”. Y lo justifican bajo este registro: “Va a haber mucho voto de castigo contra la dirección, contra la manera de llevar el partido”. Esta patada favorecerá a Egaña porque la inmensa mayoría del núcleo duro del PSE-EE desea que gane Torres.
Egaña cerrará campaña en Txurdinaga, la sede del poder que no le apoya
En la calle, la campaña por la sucesión de Pastor transcurre con “normalidad” y en “un buen ambiente”, como vienen a coincidir responsables de ambas candidaturas y voces internas del partido. Otra sensación bien distinta se detecta en los segundos escalones de los respectivos equipos electorales. “Aquí hay mucho en juego y nadie quiere perder”, reconocen desde uno de los bandos. Quizás, esta motivación ha llevado a más de un seguidor a extender descalificaciones que vienen enrareciendo en las últimas horas los encuentros entre afiliados donde empiezan a librarse cuentas pendientes, algunas sonoras.
Pero no se teme por una división interna. “Una vez que pase el día de las votaciones y luego el congreso, el que pierda se pondrá a disposición del otro y se olvidará todo”, admite una de las fuentes sondeadas. La premonición recuerda al espíritu de colaboración que se auguraba en las vísperas de las primarias a secretario general del PSOE. Una vez elegido Pedro Sánchez no se han restañado aún las heridas.
Incógnita ante un posible voto de castigo a la forma de llevar el partido
“Es lógico que quien pierda quedará tocado, pero no se puede prescindir de nadie porque nos jugamos la defensa del poco poder municipal que tenemos en los tres ayuntamientos”, advierte uno de los dirigentes socialistas en relación con las alcaldías de Portugalete, Barakaldo y Ermua, estos dos últimos abiertamente partidarios de Torres desde el primer día. No obstante, hay más de uno que teme por la “desaparición” en las futuras listas municipales y forales de quienes hayan trabajado con el candidato perdedor. Egaña y Torres, en cambio, lo niegan cuando se les plantea si existe un riesgo de revancha e, incluso, de división.
La campaña está siendo “dura” y más de un dirigente ha trabajado en la idea de propiciar un entendimiento entre las dos candidaturas para evitar, precisamente, esa sensación de partido dividido. La propuesta consistía en que uno de los dos candidatos se retirara con el compromiso mutuo de que habría una integración. “Cada uno vamos a defender aquello que creemos que es lo mejor para el PSE-EE”, están repitiendo los dos rivales.
Ocurre, sin embargo, que las diferencias programáticas son mínimas aunque cada uno de ellos defiende la singularidad de su estilo en la dirección del partido. Egaña está haciendo un discurso más hacia adentro, consecuencia lógica de sus años en la gestión orgánica, mientras Torres mantiene un discurso de “más vuelo”.
Se trata de una disputa que no deja indiferente a la dirección del partido. Las preocupaciones iniciales en el PSE-EE sobre el devenir del partido en Álava, como consecuencia de la solidez del sector crítico con Txarli Prieto, se han desplazado desde hace varios días a Bizkaia. De hecho, hay quien ha querido ver una discrepancia entre José Antonio Pastor —a quien sitúan como baluarte de Egaña, aunque ambos lo niegan— y Rodolfo Ares —siempre aludido en todo movimiento interno del socialismo vasco, aunque él insiste en su neutralidad—.
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