Enlace seguro con Jerez
Cante con denominación de origen en un espectáculo largo e intenso
V.O.R.S. Jerez al cante. Cante: Manuel Agujetas, Manuel Moneo, La Macanita, Capullo de Jerez, Luis El Zambo, Juana la del Pipa y Fernando de la Morena. Guitarras: Periquín Niño Jero, Domingo Rubichi, Antonio Soto y Barullito. Palmas y compás: Bo, Chícharo, Juan Flores, Jesús Flores. Dirección artística: Alfredo Benítez, José M Castaño y Gonzalo López para la Fundación BBK.
Teatro de la Maestranza. 13 de septiembre.
En 2012 se editó el disco V.O.R.S. Jerez al cante, una grabación que gozó de escasa fortuna, pese a su grandísima calidad y al esmerado y esforzado proceso de elaboración. Cualidades parecidas a las de los vinos de viejas soleras de Jerez, cuya denominación sirvió para nombrar la producción. Los vinos con la distinción V.O.R.S., siglas de Vinum Optimum Rare Signatum, no son muy comerciales, pero sí que gozan de una altísima consideración por los conocedores. Con el cante jerezano reunido en este espectáculo puede que ocurra lo mismo. Desde luego, no es muy comercial que se diga, y su degustación precisa de una cierta iniciación y un aprecio por la jondura y los metales de voces antiguas que, como viejas maderas envinadas, contienen el cante de las añejas soleras de la tradición.
La grabación fue llevada a escena en el mismo año de su edición dentro del Festival de Jerez, con Juan Moneo El Torta, uno de los participantes, todavía entre nosotros. Su fallecimiento el pasado año ha provocado el recurso a otro disco de los mismos productores, Mujerez, que reunió a Juana la del Pipa, la Macanita y Dolores Agujeta con el gran Moraíto. Así, el V.O.R.S. de esta Bienal contó con voces y acentos de mujer, que fueron todo un regalo. O si no, qué es Juana Fernández desgranando tientos con esa voz áspera y rozada. Fuerza y carisma que se adorna con un baile que nos acerca por momentos a la fiesta familiar. O Tomasa Guerrero templándose por la malagueña de Torre, para recorrer con majestuosidad el camino de la soleá antes de la imprescindible bulería. Ni qué decir tiene que, de este estilo señero del cante de Jerez, hubo como para cogerse una borrachera, porque, con la excepción de Moneo y de Agujetas, todos lo visitaron.
Más allá de la bulería y de la fiesta, la noche tuvo un sabor muy marcado por los estilos que son propios de la tierra. Desde las solemnes tonás iniciales de Moneo (lástima de que no hubiese más), estos estilos se fueron sucediendo con las variantes y los acentos de cada intérprete. La bulería por soleá de Capullo, que descompone los tercios sin salirse de la vía, frente a la de Luis El Zambo, que los enlaza con temple y con ese metal precioso que transporta su pizca de dulzura. O los fandangos, que también hubo, quizás demasiados, para otra borrachera distinta. En ellos volvió a brillar Capullo por su capacidad de llegar directo a los adentros. Como lo hizo Fernando de la Morena con la dolida y emocionante seguiriya dedicada a Moraíto, difícil de digerir en su intensidad. La misma que puso Manuel Moneo en su tanda de soleares y de seguiriyas.
Y Agujetas. Su participación en el espectáculo supone un punto y aparte en todos los sentidos. El va a su aire, no se casa con nadie y deja su cante de siempre con las mismas hechuras y disposición. Como le pide el cuerpo y con mucho cuidado en el decir, va dejando estilos en tandas cortas. Anoche se sintió a gusto con los fandangos.
Su carácter indomeñable se deja sentir, pero no rompió la unidad de una noche que, a la postre, estaba llena de individualidades hasta en las guitarras, unidas por el común soniquete o por las palmas con firma de Chícharo, Bo o Los Flores. Todos sumaron para este monográfico de tres horas quizás no apto para transeúntes por el flamenco.
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