El animal que llevamos dentro

La programación de la 34ª edición de la Fira de Tàrrega, quizá no podía ser de otro modo, hace hincapié en la actualidad. La inmigración, el existencialismo y la crítica social se repite en varios de sus espectáculos, pero además al unísono se transforma el espacio público, convirtiéndose éste en un espacio de debate y de interacción con el público. Un espacio sin embargo poco convencional en el espectáculo de Animal Religion, con su pieza de circo Chicken Legz, uno de los puntos fuertes de la oferta del programa de este año.

La compañía catalana, dirigida por Quim Girón y Niklas Blomberg, propone al espectador una experiencia única de circo que tiene lugar en una granja. Su intención: sacar a la bestia que todos, sin excepción, llevamos dentro.

Bajo esa premisa, el espectador es conducido en autobús hasta la granja en cuestión, en la que les esperan seis curiosos personajes que se entremezclan con los animales. Unas amazonas conducen a los asistentes al interior, donde otras dos jóvenes ataviadas tan solo con un delantal, sin más ropa debajo, cocinan y ofrecen a los recién llegados el plato especial que están cocinando: muñecas barbies con patas de pollo, en una clara crítica a la comida transgénica.

En grupos de diez, los asistentes son invitados a visitar la granja. En la primera cuadra, un hombre abraza y conversa con dos ocas —reales— mientras su compañero escupe paja por la boca. A pocos metros, otro de los componentes de la compañía lee Rebelión en la granja de George Orwell metido en una bañera llena de paja, mientras uno de los caballos de la instalación va comiendo en su interior.

Los actores de ‘Chicken Legs’ convocan al público en una granja

Una vez inspeccionado el terreno, una especie de vaquero en calzoncillos, situado en el centro de un ruedo, llama a los asistentes a ritmo de latigazo a incorporarse alrededor del cercado para dar comienzo al esperado show.

En ese momento el espectador asiste a un combate donde los personajes intentarán dominar su instinto animal. Se dan entonces acrobacias desde un tractor, verticales, equilibrios, bailes rituales y la interacción con los animales de la granja en un todo bastante espectacular, ambientado con la música en directo de uno de sus integrantes.

Sin duda, los chicos de Animal Religion tienen ritmo, bailan, cantan, tocan el piano, hacen piruetas imposibles y conviven con el medio animal utilizando la naturaleza como escenario. Algo que no deja indiferente a nadie. “Es un espectáculo que nos muestra la fuerza incontrolable que todos tenemos dentro y que nos conecta con nuestra animalidad más profunda”, sentencian con razón sus integrantes.

Además, Fira de Tàrrega, en su apuesta por el circo ha incluido también en su programación la obra Rudo, de Manolo Alcántara y Xavier Erra, donde un hombre construye torres y figuras con pesadas cajas de madera. Busca construir el desequilibrio perfecto: movimientos calculados, distancias exactas, respiraciones sostenidas, ingeniería poética... Un espectáculo de circo íntimo y próximo, acompañado de música (Clara Peya) donde el público experimenta el riesgo al sentir el límite de los movimientos en su propia piel. Un homenaje al mundo arriesgado, rudo y efímero del circo clásico.

El auge del circo, en cualquiera de sus facetas, desde la más tradicional a la que se apunta en el festival lo demuestra la existencia de un espacio dedicado exclusivamente al espectáculo circense: se ha bautizado como La Maleta, donde bajo los árboles y para todos los públicos se aglutinan espectáculos de puro oficio, con sus títeres y payasos y equilibristas. El circo, sin duda, da mucho juego.