Boadilla busca a su patrón
Las excavaciones en el cerro de San Babilés revelan una necrópolis visigoda del siglo VI
Boadilla del Monte (47.587 habitantes) buscaba a su patrón en el cerro donde, dice la tradición, san Babilés fue enterrado hace más de mil años. Pero lo que ha encontrado es una necrópolis visigoda del siglo VI, sobre la que después se construyó una ermita en honor al santo. El último hallazgo es una tumba visigoda, excavada a solo 60 centímetros de la superficie, para la que se reutilizó una estela de granito de época romana.
Un georradar revela al equipo de siete arqueólogos que trabaja en el yacimiento los secretos que esconde el cerro. Hace una semana detectaron un enterramiento de suficiente envergadura como para creer que podría tratarse del patrón de Boadilla. Según la tradición, san Babilés, obispo de Pamplona que emigró a Toledo en plena ocupación musulmana, fue martirizado y enterrado en el cerro hacia el año 717, junto con 80 niños a los que por entonces daba clase en lo que hoy es Boadilla. "Todavía no le hemos encontrado, pero seguimos investigando", asegura el alcalde, Antonio González Terol, "ya hemos superado nuestros objetivos".
Las excavaciones, que abarcan un área de media hectárea y para las que se prevé una inversión de unos 300.000 euros, arrancaron en febrero por iniciativa del Ayuntamiento. La intención era rescatar los restos de la ermita de San Babilés, que la tradición ubicaba en el cerro. El descubrimiento del enterramiento visigodo sorprendió a los arqueólogos.
Se abandonó la iglesia, pero en la conciencia quedó que allí había algo Juan Sanguino, arqueólogo y director de la excavación
Parte de las tumbas se encuentran bajo la nave de la ermita de San Babilés, cuyos cimientos también salieron a la luz en las excavaciones. El templo fue construido en los siglos XII o XIII y ampliado en los siglos XV, XVI y XVII, coincidiendo con la época de apogeo de la Hermandad de San Babilés, que existe en la actualidad y colabora con los trabajos. La ermita se convirtió entonces en lugar de peregrinación. Allí acudió el infante Baltasar Carlos, atraído por las facultades curativas que se le atribuían al santo. "La iglesia quedó abandonada en el siglo XVIII, pero en la conciencia quedó la idea de que allí había algo", explica el arqueólogo Juan Sanguino, que dirige los trabajos.
Aunque el cuerpo del patrón no ha aparecido, la relevancia de los hallazgos queda fuera de duda, según los expertos. La última tumba descubierta, por ejemplo, es singular por haber reutilizado materiales de época romana. La losa de granito, que apareció fracturada en dos, llevaba en su cabecera una estela romana y, a sus pies, un ara. Dentro, custodiaba el cuerpo del fallecido, con una pequeña botella de cerámica como único ajuar.
La excavación de San Babilés se incluirá en la red de yacimientos visitables de la Comunidad, según aseguró ayer el director general de Patrimonio, Ignacio Muñoz Llinás, en una visita a la zona con el alcalde de Boadilla. Hasta entonces, los arqueólogos seguirán trabajando. A finales de mes terminarán las últimas catas en busca de san Babilés. Entonces, dependiendo de lo que encuentre el georradar, habrá que decidir si continuar con la excavación o si el Ayuntamiento da por finalizados los trabajos para empezar con la fase relativa al museo.
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