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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una tragedia humana y cultural

Representaba como nadie la figura del editor humanista

Rafael Argullol

Conocí a Jaume Vallcorba a finales de los años 70 y desde entonces habíamos tenido una relación continuada fundamentada en la amistad y el amor a los libros. Creo que nunca he conocido a nadie que tuviese tanto amor a los libros. De hecho, en estos últimos meses, cuando la enfermedad ya le estaba azotando con toda su furia, Jaume me insistió varias veces en que su relación con los libros había sido uno de los grandes acicates de su existencia.

Jaume representaba como nadie la figura del editor humanista. A una vasta erudición y un gusto exquisito sumaba un enorme conocimiento de la cultura occidental. Jaume Vallcorba era un hombre de letras que durante muchos años ejerció como profesor universitario y entre sus alumnos ha dejado huella de su vasto saber. Aunque su área específica eran las literaturas románicas, donde había seguido la maestría de Martí de Riquer, sus conocimientos se extendían a todas las etapas de la cultura europea. De este modo, cuando decidió dedicarse más ampliamente a la tarea de editor, pudo conciliar su vocación universitaria y su pasión por la edición. Cualquiera que repase los catálogos, primero de Quaderns Crema y luego de Acantilado, puede corroborar lo que acabo de decir. Mientras Quaderns Crema es un referente histórico en la edición en lengua catalana; Acantilado, en relativamente pocos años, se ha convertido en la editorial intelectualmente de referencia en toda España y en Latinoamérica.

Vallcorba, además de ser un editor muy sólido, era también audaz y se lanzaba a grandes proyectos que otros editores jamás hubieran intentado. De ahí, sus ediciones de Montaigne, Chateaubriand, y tantos otros autores clásicos que se han convertido en un tesoro textual para la cultura contemporánea gracias las cuidadosísimas publicaciones. La pérdida de Jaume Vallcorba abre un enorme vacío en la historia de la edición. Personalmente, para mí abre un enorme vacío desde el punto de vista afectivo, intelectual después de casi 40 años de amistad.

Recordaremos su amor a la literatura y a la vida. Es una tragedia humana y una tragedia cultural.

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