La pelea jamás imaginada en el PSE
El relevo de Pastor altera los planes de Egaña y Torres, enfrentados sin quererlo
Iñaki Egaña nunca se planteó sustituir a José Antonio Pastor, de quien era su número tres en el socialismo de Bizkaia. Pero un día se enteró de que le querían cercenar su pretensión de concurrir en mayo de 2015 como candidato del PSE-EE a diputado general del territorio, donde actualmente es su portavoz en las Juntas Generales. Fue entonces cuando varios secretarios generales de agrupaciones socialistas, sobre todo en la Margen Izquierda, le animaron. No esperó el plácet de nadie del aparato. Apenas una semana antes de presentarse en Sestao se lo adelantó a Pastor, a quien, sin embargo, en más de una ocasión le había dicho que no ambicionaba su puesto. Molesto por los movimientos internos, ni siquiera esperó a que comenzara el plazo para la recogida de avales. El partido se dio cuenta.
Mikel Torres tampoco quería competir. Número dos en Bizkaia desde hace algo más de medio año, sus cuentas eran otras. Pretendía esperar a 2016, una vez celebradas las elecciones locales y en las que pretende repetir como alcalde de Portugalete, para acudir entonces al congreso que se preveía ordinario y que Pastor había fijado para su despedida. Pero la debacle en las europeas del pasado 25 de mayo provocó la dimisión de Patxi López y el consiguiente anuncio en cascada de cuatro congresos extraordinarios en el socialismo vasco para una pretendida renovación de sus caras.
Iñaki Egaña
La dirección nacional del PSE-EE se encontraba así con un problema inesperado. A la agitación interna de Álava —que Txarli Prieto parece ir templando con gestos de acercamiento a los críticos—, Bizkaia asomaba con una pelea insólita: dos hombres de la línea oficial, reconocidos desde siempre por el aparato, compañeros ambos sin divergencias ideológicas en la misma ejecutiva y seguidores de Eduardo Madina en las primarias.
Pero a Egaña no le gustó que intentaran segar la hierba bajo sus pies. Quienes lo detectaron desde dentro del PSE-EE vizcaíno apuntan como responsables hacia “el núcleo de Otxarkoaga, que es de donde salen la mayoría de las decisiones”. Y dan nombres concretos de cargos “tradicionales” en el ámbito de Bilbao, aunque no ha podido ser confirmado con los interesados.
Alterados sus planes iniciales por la convocatoria inesperada de un congreso centrado en el precipitado relevo de Pastor, Egaña y Torres se ven envueltos en una pugna — “que no confrontación”, dice uno de ellos— donde no se habla, de momento, de diferencias ideológicas ni de estrategias. “Han trabajado juntos dentro de la Ejecutiva de Bizkaia y no ha habido problemas”, precisan quienes han seguido su trabajo. Pero en su margen de dedicación al partido estriba la sensible diferencia que reflejan sus respectivos seguidores. “Egaña conoce las tripas del partido, sabe el funcionamiento de todas las agrupaciones y Torres siempre ha preferido la política local, dedicarse al Ayuntamiento”, ahora como alcalde de Portugalete y antes, concejal.
Los dos candidatos mantienen una buena relación, que esperan prolongar hasta el punto de “ofrecer” su “lealtad” a quien resulte ganador, como admitieron el pasado miércoles. “Otra cosa es lo que empiezan a hacer entre la gente que trabaja con ellos en las candidaturas malmetiendo comentarios que luego siempre provocan roces”, indica un veterano dirigente socialista que ha desempeñado más de un cargo institucional. Además, desde la dirección de Bizkaia se mantiene una reconocida “discreción”. “Pastor está actuando de reina madre”, admiten, sin “intervenir” en la carrera de sus dos colaboradores más directos. Ahora bien, el secretario general acepta con resignación esta campaña que también ha cambiado sus planes iniciales para su sucesión. Pastor siempre apostó por evitar estas peleas internas, pero el congreso extraordinario se llevó por delante sus deseos. “Nunca ha tenido un candidato, pero ninguno de los dos entraba en sus planes”, asegura una fuente del socialismo vizcaíno.
Egaña y Torres, en cambio, no parecen dispuestos a modificar su respectiva carrera política. El alcalde de Portugalete ha confirmado que “me presentaré a la reelección” a pesar de que salga elegido secretario general del PSE-EE vizcaíno. Su rival tampoco renunciará al propósito de acudir a unas primarias para elegir el candidato a diputado general de Bizkaia. En realidad, era su único anhelo antes de que “los ánimos de mucha gente” le cambiaran el paso. “No lo descarto”, confirmó a EL PAÍS en relación a postularse a cabeza de lista como juntero al tiempo que analiza las primeras semanas de esta campaña electoral interna, en la que ya ha recogido los avales suficientes —462— para ser considerado como aspirante. Torres, que también conseguirá sin dificultad los apoyos suficientes internos espera a comunicarlo, sin embargo, en una acción calculada dentro de su estrategia.
Mikel Torres
En la procedencia de sus avales es fácil detectar la proyección de cada uno de los dos candidatos. Más aún, de sus colaboradores más directos. Egaña tiene el apoyo de los responsables de las agrupaciones socialistas de Sestao, Santurtzi, Algorta, Las Arenas, entre otras, que coordina principalmente Luis Lupiañez. Se trata de un experimentado juntero vizcaíno que en las recientes primarias para la elección de secretario general del PSOE ha coordinado en este territorio la candidatura de Pedro Sánchez. “Pero en estas elecciones habrá cruces de votos porque Egaña y Torres los dos son de Madina”, subrayan las mismas fuentes.
Torres, por su parte, tiene el apoyo “incondicional” de colaboradores directos de Madina, con quien el alcalde de Portugalete se encuentra “emocional y políticamente” unido desde sus encuentros en las Juventudes Socialistas. Junto a ellos, diversos representantes del poder municipal. “Los otros dos alcaldes de Bizkaia estuvieron en mi presentación pero también me apoyan compañeros y cargos de agrupaciones”, precisó Torres al ser preguntado por la tipología de sus respaldos. Quienes siguen de cerca las recogidas de avales lo tienen muy claro: “Egaña cuenta con gente de la vida interna de las agrupaciones y Torres con el sector de Madina y concejales con quienes tiene relación”.
¿Quién ganará? Aunque Torres siempre fue considerado el “delfín” de Patxi López, con el consiguiente respaldo del aparato, Egaña emerge amparado en el poder del “contacto directo con la gente del partido”. Sin duda, Torres, a quien amplios sectores auguran un porvenir orgánico en el PSE — “aunque le cuesta decidirse”— tiene más que perder. Él lo niega. “Lo que más me gusta es seguir siendo alcalde”. Y a Egaña ir a las Juntas. Pero uno de los dos tiene que liderar el PSE-EE de Bizkaia.
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