El bochorno en UGT
Con que tan sólo un porcentaje mínimo de lo que está aflorando se demostrara cierto, ya sería tremendamente vergonzante todo
Casi nada en este país ha quedado a salvo del pillaje: las ayudas, las subvenciones, el dinero destinado al Tercer Mundo o hasta el presupuesto para las retransmisiones de la visita del Papa. En España no ha habido demasiados escrúpulos a la hora de trincar. Ni escrúpulos ni romanticismo. Aquí, de momento, no hay investigación alguna sobre un caso de corrupción donde sus autores robaran dinero para darle de comer a los pobres. Ni noticias de alguien pillado en una trampa que decidiera devolver lo robado con intereses de demora.
Todos los casos de corrupción son siempre execrables, pero hay algunos que indignan sobremanera. Hay que tener muy poca vergüenza y ningún sentido de la moral para que un dirigente político se compre varios pisos con el dinero destinado a aliviar el hambre en los países del Tercer Mundo. Y no es que uno pretenda que exista una mínima ética a la hora de robar, pero admitirán que es un bochorno que personajes de misa diaria y golpes continuos en el pecho estén inmersos en investigaciones por favorecer a familiares o negocios de tramas de corrupción.
Está ocurriendo algo similar con UGT de Andalucía, donde a la indignación hay que sumar el bochorno. Esta organización está inmersa actualmente en tres procesos judiciales: los ERE, los cursos de formación y las facturas falsas que le endosaban a la Junta para justificar subvenciones. Con que tan sólo un porcentaje mínimo de todo lo que está aflorando se demostrara cierto, ya sería tremendamente vergonzante todo. En una comunidad autónoma sangrada por el paro, resulta frustrante que el principal sindicato haya estado realizando un uso fraudulento de una parte sustancial de los millones de euros que tenía que destinar a lucha contra la lacra del desempleo. Y parece poco edificante pensar que otros han podido hacer lo mismo.
Son ya muchos informes policiales y muchos autos judiciales, como para seguir esgrimiendo que se trata de una campaña orquestada por la derecha para cargarse a los sindicatos. Ahora mismo, el principal problema que tiene la UGT en Andalucía no es otro que la UGT de Andalucía, por su negativa a ofrecer explicaciones, por su investigación interna que no investigó nada y por sus excusas para no afrontar un fraude que ha podido extenderse en el tiempo durante 15 años, y que incluye, según la policía, prácticas mafiosas con los proveedores y el engaño sistemático a los mecanismos de control.
Todos los casos de corrupción son vomitivos y he escrito en innumerables ocasiones que ni la pestilencia ni la sinvergonzonería se mide o se pesa. Hay corruptos en demasiados sitios, pero uno todavía tenía cierta esperanza de que en algunos casos tan pronto fueran descubiertos se actuara de forma contundente. La UGT de Andalucía le está haciendo un flaco favor al sindicalismo. Y resulta descorazonador ver todo lo que está saliendo a la luz, sin que nadie ofrezca una explicación que no sea un atentado contra la inteligencia.
@jmatencia
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