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El recorte del 30% del gasto en limpieza se evidencia un año después

Las contratas incumplen el compromiso de limpiar las pintadas en dos meses

Elisa Silió
Pintadas ayer en la plaza de Agustín Lara. Debajo, esos mismos grafitis en una imagen del 18 de marzo.
Pintadas ayer en la plaza de Agustín Lara. Debajo, esos mismos grafitis en una imagen del 18 de marzo.Carlos Rosillo

El 1 de agosto se cumple un año del contrato integral de limpiezas, que unió en uno los 39 existentes. Y el recorte en personal se pone de manifiesto en las calles. Un 12% menos de barrenderos y jardineros —tras un ERTE de 45 días por trabajador— pasa factura. Se evidencia muy bien en las pintadas. Pasan meses y meses sin que ninguna contrata las quite. Este periódico ha tenido acceso a decenas de imágenes que demuestran cómo en mayo existían grafitis “retocados” que ya aparecían en noviembre.

Las adjudicatarias del contrato (OHL, FCC, Ferrovial y Sacyr) lanzaron un órdago difícil de cumplir. El contrato de limpieza de calles se licitó por un 10% menos y se adjudicó con una rebaja añadida del 20% por las apuestas, para muchos temerarias, de las contratas. Un ahorro de 810 millones de euros, si se suma la rebaja en el canon y los 180 millones que iban a invertir en obras. En el acuerdo no se pedía un número mínimo de trabajadores o de equipamientos a los concesionarias, sino indicadores de calidad. Y, el Ayuntamiento recordó que las empresas tendrían que subrogar obligatoriamente al personal que ya trabajaba en la limpieza y jardinería de la capital. Eso sí, no había impedimento legal para que una vez subrogado fuese despedido.

Y los despidos casi se producen. En un servicio como el de limpieza, entre el 70% y el 80% del coste total se va en nóminas, y las cuentas no cuadraron. Por eso tres contratas —no lo hizo Ferrovial— anunciaron un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) 1.134 despidos de los 8.787 empleados y una rebaja de sueldos.

Los 13 días de huelga y un gran desgaste político para la alcaldesa Ana Botella culminaron con la congelación del salario durante los cuatro años del convenio y un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal) de mes y medio por empleado —salvo en el distrito Centro— que supone que trabajen un millar de barrenderos y jardineros menos. El Ayuntamiento prefiere no analizar los datos antes de hacer balance de este año. Además, las contratas se comprometieron a aplicar una sustancia antigrafiti (para de producirse poder disolver bien las pintadas) a once veces más superficie de la que obligaba el contrato, que eran 36 hectáreas. El equivalente a pasar el rodillo a los muros del 85% del distrito de Chamberí (467 hectáreas) cada año. A los sindicatos,les suena a ciencia ficción estas cantidades acordadas. “Este contrato ha dejado la limpieza de la ciudad en manos de las empresas concesionarias, que son las que deciden cuántos barrenderos sacan a la calle, dónde y cuándo, sin que el Ayuntamiento quiera saber nada sobre el asunto”, sostiene el líder de la oposición, Jaime Lissavetzky. Juan Carlos el Río, responsable de Limpieza de UGT Madrid calcula que respecto a hace cuatro años hay 2.000 trabajadores menos —además del millar del ERTE— entre amortización de plazas, 350 puestos no subrogados en agosto y la pérdida de las campañas de la hoja y el verano. "Este contrato ha traído dinero a los empresarios y paro, suciedad y mal servicio a los ciudadanos", prosigue la concejal de IU Raquel López. “Y, para colmo, el contrato se va a arrastrar ocho años”.

“¿Por qué pensamos que no funciona ? El Ayuntamiento se lo planteó como alternativa low cost; su propósito no es tener limpia la ciudad, sino ahorrar”, dice David Ortega, portavoz municipal de UPyD. “Tanta voluntad de ahorro en algo esencial es una burla cuando este Ayuntamiento se caracteriza por despilfarrar en lo superfluo. El ajustado presupuesto se traduce en menos recursos, en definitiva, en menos limpieza”.

Del Río asegura que algunas calles importantes antes se barrían hasta dos veces al día. Ahora una y a menor relevancia de la vía, pueden pasar varios días sin asomar la escoba. “Se vacían las papeleras, se quitan los cartones grandes y no hay tiempo de más”. También, dice el sindicalista, ha cambiado la forma de limpiar: “Multan a las contratas si no mojan x metros cuadrados de superficie. Y lo que hacen es echar agua, pero no baldean como antes. Y baldeando acumulas en un punto las hojas y la basura y otra persona la recoge en el momento. Un trabajo mixto muy efectivo”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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