El Macba sacude de nuevo el Raval
El museo ocupará todos los edificios que rodean la plaza dels Àngels en 2015
Cuando en 1989 se propuso al arquitecto norteamericano Richard Meier construir el nuevo museo de arte contemporáneo de Barcelona se le dieron a escoger tres emplazamientos: un solar en la parte alta de la Diagonal, reformar el Colegio de las Teresianas de Gaudí, en San Gervasi, o construirlo en el Raval. “No dudó ni tres segundos en decidirse en construirlo en el corazón del Raval”, explicó ayer Leopoldo Rodés, presidente de la Fundación Macba, impulsora del nuevo centro, que, tras inaugurarse en 1995, se convirtió en locomotora de la transformación intelectual, social y económica de su entorno.
Ayer, diecinueve años después, se dio un nuevo paso para que el Macba vuelva a revolucionar esta céntrica zona de la ciudad: Rodés, el alcalde Xavier Trias, el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, y el director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, Macba, Bartomeu Marí, anunciaron que en 2015 los edificios que rodean la plaza: el Convent del Àngels, la Capella, y la plaza misma dels Àngels, formarán parte del universo Macba. El proyecto cuenta con un presupuesto de dos millones de euros que aportará el Ayuntamiento (1,5) y el resto el propio museo a partir de los recursos propios. El Macba dejará de ser un museo para ser un “agora creativa”, según palabras de Marí. “Los nuevos 1.796 metros cuadrados útiles de exposición que se ganarán, permitirán incrementar las actividades y el número y tipo de visitantes un 15% más cada año”, anunció el director.
El impresionante edificio construido por Meier es sin duda, visible, pero sus responsables piensan que no lo suficiente. Por eso, han previsto toda una serie de cambios e intervenciones para mejorar la circulación, la accesibilidad y su encaje en el nuevo entorno, como la apertura de la verja que impide acceder entre el Macba y el CCCB, donde está previsto crear un Patio de Esculturas. También fomentar el eje de unión con la plaza Joan Coromines y la conexión permanente con la plaza Caramelles, situada al otro lado del Convent del Àngels. Se podrá acceder por una nueva apertura que se realizará junto al Centro de Estudios y Documentación, que también verá incrementar su espacio en una de las plantas del Convent. El derribo del volumen construido en la entrada del edificio renacentista de la Capella permitirá crear un nuevo punto de atención al público y acceso.
Pero los cambios también se producirán de puertas para adentro. El más destacado es la incorporación de una gran puerta de acceso practicada en la pared lateral del actual vestíbulo (justo debajo de la enorme obra Rinzen de Tàpies) que permitirá ver de forma completa el atrio del museo desde el minuto número uno que se ha accedido al interior. “Se ha hecho de acuerdo con la oficina de Meier”, puntualizó Marí. Desde noviembre también se trasladará la librería al vestíbulo circular de cristal y en su lugar se instalará un restaurante que contará con una nueva fachada transparente en diálogo con la fachada de cristal del vestíbulo del edificio principal. “Queremos conseguir un más fácil acceso y una mayor conexión con la plaza de Joan Coromines”, explicó Marí.
El edificio de Meier cambiará la puerta de acceso para ganar visibilidad
En la actualidad el perfil del público que vista el museo, 350.000 previstos en este año, es del 60% de turistas y el resto locales, "una tendencia que estamos intentando corregir aumento los visitantes locales", explicó el gerente del Macba, Joan Abellà.
Marí y su equipo no se amilanan ante los tiempos difíciles que vivimos. “Es un deseo, un proyecto en el horizonte, pero somos ambiciosos”, dijo. Por eso, sus planes no acaban con las reformas aprobadas y ya tienen planes para el futuro. El Macba dispondrá de una segunda capilla para extender sus redes: la del antiguo convento de la Misericòrdia, en la calle Montealegre, que permitirá ganar 3.000 metros cuadrados más para la exposición permanente. “Ya hemos conseguido que esté reservada para el museo, pero no hay presupuesto para intervenir”, aseguró Abellà. Sea que se derribe el viejo templo —la comisión de patrimonio ha asegurado que su valor es nulo—, sea que se construya uno de nueva planta, “la única condición que se nos impone es que el patio que hay en el interior sea accesible desde la calle”, dijo el gerente.
Según Rodés, esta ampliación “es una gran noticia y alegría, que se suma a que la fundación continua comprando obras pese al estado de la economía”. El empresario aseguró que actualmente el museo —que unió su colección con la de La Caixa— suma 6.000 obras. “Hay muy pocos espacios como este en Europa", remachó.
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