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Acampadas por sus ídolos

Las fans de One Direction aguardan desde hace dos meses junto al estadio Vicente Calderón Organizan turnos de espera a través de redes sociales

Un grupo de jóvenes se protege del sol con paraguas a las puertas del estadio Vicente Calderón.
Un grupo de jóvenes se protege del sol con paraguas a las puertas del estadio Vicente Calderón.Carlos Rosillo

Las tiendas de campaña y esterillas se han apoderado del perímetro del estadio Vicente Calderón de Madrid. Las primeras comenzaron a llegar hace dos meses. Las cajas de pizza vacías se amontonan en los contenedores, las cáscaras de pipas cubren la acera de gris y sobre el ruido de las conversaciones se puede escuchar alguna de las canciones de One Direction, la boy band británico-irlandesa que saltó a la fama gracias al concurso de televisión Factor X.

Centenares de jóvenes —en su mayoría chicas— acampan a las puertas del Calderón con la intención de estar lo más cerca posible de los chicos cuyas imágenes cubren cada rincón de sus habitaciones. “Niall, Zayn, Harry, Louis y Lyam”, recita de carrerilla Laura Prado, de 18 años. Llegó al templo atlético el 25 de mayo con tres amigas de Guadalajara y, a pesar de lo bien que dice habérselo pasado durante este tiempo, reconoce que su entrega es “una locura”.

Todo empezó con un mensaje indescifrable para no iniciados en la red social Twitter: “Si sois directioners y vais al WWAT el 10 de julio en pista D seguid a @10dejuliopistaD para hablar de cómo organizarnos y hacer turnos”. El WWAT es el Where We Are Tour, la tercera gira musical del grupo que comenzó el 25 de abril con un concierto en Colombia, que ayer pasó por Barcelona antes de recalar mañana y pasado en Madrid, y que está previsto que termine el 5 de octubre en Miami.

“Mis amigas de toda la vida no entienden
que prefiera hacer cola a estar con ellas”

Ana Arrance, de 18 años, se encarga de pasar lista todos los días para comprobar que cada grupo en la cola sigue guardando su turno . “Si no, pasan al último puesto de la lista”, aclara levantando los hombros. “Así son las cosas. Lo tomas o lo dejas”.

Los turnos tampoco se llevan a rajatabla. “Hay gente que se queda más horas o que hace noches y otros a los que sus padres no los dejan. Hoy cerramos el cómputo y quien haya estado más tiempo entrará primero”, asegura. Aunque hay muchas que temen que el día del concierto “se cuele alguna lista” y les quite el sitio, uno de los empleados de seguridad contratado por la promotora Live Nation confirma que ya prácticamente las conoce a todas y que no habrá problemas.

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“Si nadie hubiera empezado habríamos venido solo 20 días antes, como el año pasado”, asegura Arantxa sentada en la acera más cercana a la M-30. Junto a ella hay otras 15 chicas formando un corro. Ríen, juegan a las cartas y cotillean rodeadas de bolsas de patatas y gusanitos. Parecen íntimas, pero la mayoría no se habían visto nunca. Algunas como Laura, de 15 años, y Arantxa, de 18, se conocieron a través de Internet. “Nos hicimos la cuenta de Twitter para seguir a Justin Bieber”, relata la más joven entre risas. “Empezamos a hablar y aquí estamos”, añade dándole un abrazo a su nueva amiga.

Los grupos han ido aumentando en número conforme pasaban los días. Poco a poco, y a veces de golpe, van trabando amistades que ahora consideran eternas. “Mis amigas de toda la vida no me entienden. Se enfadan porque prefiero estar haciendo cola para un concierto que de fiesta con ellas”, comenta Arantxa muy seria. El resto asiente con la cabeza. Piensan que no las comprenden y, lo que es peor, que no respetan lo que para ellas es algo muy importante.

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