El grabado no pasa de moda

Lejos de ser una disciplina artística caduca, el grabado está de moda. Aparca la tinta pero se sirve de las nuevas tecnologías para la impresión y el diseño gráfico. La prueba son los 236 trabajos que otros tantos artistas de 24 países, de España a Japón pasando por Irán, Serbia o Puerto Rico, han remitido a la XXIII edición del Concurso Internacional de Grabado Máximo Ramos que convoca cada dos años el Ayuntamiento de Ferrol.

Ángel Masip, un artista alicantino, se ha llevado este jueves un premio único de 7.000 euros por sus 'Capas aleatorias de memoria', un trabajo de gran formato (240x120x20 centímetros) de serigrafía sobre película de látex con lámina reja y PVC, tubos de aluminio y hormigón que alumbró este año en su estudio.

La obra de Masip (Alicante, 1977), que habla de la relación entre el artista y el medio natural a través de los materiales artificiales, ha conquistado a un jurado formado por la directora del Museo de Arte Contemporánea Gas Natural Fenosa de A Coruña, Carmen Fernández Rivera, la profesora de Bellas Artes de la Universidad de Vigo, Almudena Fernández Fariña y David Barro, director de la Fundación Luís Seoane de A Coruña, David Barro con el edil ferrolano de Cultura, Manuel Reyes, como presidente.

El 23º edición del Premio Máximo Ramos se falló el martes en la sala de juntas del centro cultural Torrente Ballester (CTB) pero el nombre del ganador se dio a conocer dos días después. El jurado aplaudió el “excelente nivel general de las creaciones” y otorgó cuatro menciones especiales a Eugènia Agustí, Edurne Herrán, Mauro Trastoy y Fernando Velázquez.

Sus obras, junto a una cuidada selección de los mejores trabajos (49) que han presentado artistas de 12 países, se expondrán del 12 de septiembre al 16 de noviembre en las paredes y salas del Torrente. Entre los inscritos en el certamen había 10 grabados firmados en Galicia.

Este galardón, uno de los más veteranos de España, ha demostrado su vitalidad y dinamismo con una selección que es el reflejo del arte gráfico contemporáneo, multidisciplinar e integrador”, expone el jurado. No había límite de tamaño para las creaciones, que podían ser únicas o seriadas y emplear cualquier herramienta o técnica, desde las tradicionales a procesos fotográficos o audiovisuales. El único requisito que fijaban las bases era que fuesen piezas posteriores al 2009 y excluía a los ganadores de las cinco últimas ediciones.

En dos décadas de trayectoria, el certamen ferrolano de grabado ha ido escalando peldaños hasta alcanzar un prestigio internacional que, en ediciones pasadas, llegó a oídos de todo un premio Nobel de Literatura como Günter Grass, escritor alemán que remitió sus ilustraciones al municipio ferrolano.

Los fondos de las 22 ediciones anteriores del Máximo Ramos han sido catalogados e inventariados por el departamento de Cultura de Ferrol que los conserva como parte de su patrimonio artístico. Hay más 323, con grabados que se remontan a primeros del siglo XX y que firman nombres propios como el luso Pedro Calapez, Luis Seoane, Rafael Baixeras, Berta Cáccamo, Xavier Correa Corredoira, Manuel Facal, Anxel Huete, Menchu Lamas o Xurxo Oro.