Aguirre presiona a Rajoy para que designe a los candidatos en otoño

Esperanza Aguirre puso ayer noviembre como plazo límite para que Mariano Rajoy decida quiénes serán los candidatos del Partido Popular para el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad en las elecciones de 2015. La presidenta del PP de Madrid basó sus cálculos en que los ciudadanos deciden su voto seis meses antes de las elecciones, de ahí el “deadline” o límite que planteó tras el Comité de Dirección que preside cada dos semanas. El comentario no fue casual: la tardanza en la designación de Miguel Arias Cañete como cabeza de cartel del PP en las elecciones europeas del pasado mayo ha provocado malestar en el partido, no solo en Madrid. La inquietud de la dirección regional es que se repita el letargo en el proceso de selección en unos comicios en los que puede perder la Comunidad tras 20 años de gobiernos ininterrumpidos. Rajoy es conocido por retrasar sus decisiones, sobre todo las más espinosas, y dejar correr el tiempo.

Desde el momento en que fue investido presidente regional, en septiembre de 2012 tras la dimisión de Aguirre, Ignacio González ha expresado en reiteradas ocasiones su voluntad de ser el elegido de Génova. A su vez Ana Botella ha dado a entender que sus pretensiones pasan por repetir como alcaldesa de la capital —cargo que ostenta también tras una dimisión, la de Alberto Ruiz-Gallardón, tras su ascenso a ministro de Justicia—, aunque nunca ha sido tan explícita como el dirigente autonómico.

Además de reclamar que se designen “cuanto antes” los candidatos, Aguirre subrayó que el PP de Madrid, el más poderoso del país y punta de lanza de las políticas que Génova suele extrapolar luego al resto de España, dispondrá quiénes son la mejor opción a su entender. Toda una declaración de intenciones, por más que la elección de Madrid no sea vinculante. La decisión final la tendrá la dirección nacional del partido, que basará su favorito o favorita en función de lo que dictaminen las encuestas. Aguirre no esconde que su preferencia es González, actual secretario general regional y la única persona que ha dejado claras cuáles son sus aspiraciones hasta la fecha. Que nadie más se haya postulado juega de momento a su favor. Eso sí, en el Ejecutivo autonómico vean a la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, como una posible rival.

La desimputación de su esposa, Lourdes Cavero, por el caso ático, ha incrementado las opciones del barón popular. En la Comunidad y el PP regional entienden que González se afianza día tras día después de un estreno tormentoso en el que recortó 2.700 millones de euros. Al tijeretazo presupuestario se añadió el fiasco de Eurovegas y la renuncia (momentánea) a la privatización de la gestión de seis hospitales tras perder el pulso con la marea blanca en la calle y los tribunales. Desde el último conflicto han pasado seis meses, tiempo en el que Madrid se ha estabilizado. González se agarra a los datos macroeconómicos como el PIB (Madrid crecerá en 2014 un 1,5%, cuatro décimas más que la media nacional) o a los últimos datos del paro. Los 15.435 desempleados menos en junio sitúa en 505.000 las personas sin trabajo en la región.

La afinidad del barón popular con Génova varía según con el círculo de poder del PP con el que se trate. La sintonía de González es mayor con la Dirección Nacional del partido, en especial con María Dolores de Cospedal, que con los componentes del Gobierno de Rajoy. La relación con la secretaria general popular dista de la que mantiene con Cristóbal Montoro (Hacienda), de lejos el ministro de Rajoy con el que hay peor relación.