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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La Barcelona que avanza

Asistimos al renacer de las izquierdas, a la creación de una mayoría social que aglutine a todos los descontentos

Que los movimientos de base y los efectos del 15 M, unidos al éxito de Podemos en las elecciones europeas, hayan potenciado la creación de la plataforma Guanyem Barcelona, heredera del ejemplo ético, político y social de la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas), es una muy buena noticia. Y tiene lógica que la alternativa para una democracia metropolitana surja, precisamente, en Barcelona, que ha sido y es una ciudad de cultura crítica y asociativa, donde los movimientos sociales, vecinales y urbanos han conseguido tanto protagonismo, y donde se han perfilado líderes como Ada Colau, Itziar Gonzàlez, Esther Vivas, Arcadi Oliveres o Teresa Forcades.

Esta alternativa para afrontar de otro modo, inclusivo y ecológico, los problemas locales, presentada al público el pasado 26 de junio, despierta adhesiones y trae aires de optimismo: otro tipo de política, ética y honesta, ni partidista ni corrupta, es posible. Guanyem Barcelona aglutina el tremendo descontento que hay en amplios sectores de una sociedad castigada por la mala gestión de quienes no nos representan, una desafección que a los que están en el poder no les interesa entender. La propuesta ha surgido entre activistas que se han ido autoorganizando en reuniones y debates, sumando personas dispuestas a trabajar a tope por esta causa de aglutinar una mayoría social.

Asistimos al renacer y confluir de las izquierdas, ya que Guanyem pone en primer lugar la exigencia de justicia e igualdad, y quiere dar la palabra a todos aquellos descontentos con el sistema actual, que destruye la vida en el planeta y que se ha cebado en nuestro país para llevarle a una involución que nos va a hipotecar por décadas y que frustra el futuro de los jóvenes. Sin embargo, ha de afrontar retos tan grandes como las esperanzas que ha generado en Barcelona y la admiración y réplicas que está despertando fuera.

Construir este tejido de complejidades y complicidades frente a la cerrazón del poder dominante no es fácil. La primera dificultad es poder explicar que se trata de un proceso y no de una mera candidatura o suma de siglas. Y un reto inicial para que se sumen miles de personas es la incorporación de las fuerzas progresistas ya organizadas en partidos, como ICV-EUiA o la CUP, o en movimientos sociales como Procés Constituent.

El objetivo es elaborar un programa realista, que parta de las necesidades de los barrios, atractivo y popular, entendible y transmisible, capaz de transformar la inercia de la gestión municipal

El objetivo es elaborar un programa realista, que parta de las necesidades de los barrios, atractivo y popular, entendible y transmisible, capaz de transformar a fondo la inercia de la gestión municipal, para una mayoría que existe, pero que es diversa: que va de los antiguos votantes del PSC y de la izquierda clásica a los denominados “antisistema”, pasando por los que se abstienen o no se reconocen en ninguno de los partidos establecidos. Eludiendo demagogias y atajos, el trabajo en comisiones y talleres por barrios y temas va elaborando respuestas concretas para los problemas clave de la ciudad.

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Y están también los dos enemigos históricos de toda alternativa. Uno, la derecha en el poder, que no va a dejar que la capacidad de decisión vuelva a la sociedad. Estos aprendices de brujo que venden nuestra ciudad para hacerla rentable a los inversores, no van a quedarse con los brazos cruzados, viendo en entredicho sus parcelas de poder, prebendas y negocios. Y tampoco la corrupción anquilosada en instituciones y fuerzas del orden va a tolerar que una alternativa justa y digna pueda avanzar. Las provocaciones y descalificaciones van a proliferar y en ello va a ser clave la actitud atenta e imparcial de los medios de comunicación, al no estigmatizar algo que justo está surgiendo y autooganizándose.

Y otro es la propia historia y realidad de toda alternativa. Se nutre de valores críticos y humanos, pero está marcada por tendencias a enfatizar lo que separa, a resaltar agravios, en definitiva, a excluir. Guanyem Barcelona tiene sentido si es inclusivo y suma hasta llegar a una mayoría, de manera que toda persona sensible y progresista se sienta llamada a unirse a esta alternativa municipal. Ha de esquivarse el peligro del dogmatismo que descalifica a ciertos partidos de izquierda, y del desprecio hacia los que llevan años de trabajo político honesto. No se pueden repetir errores, ya que la división es lo que esperan los poderosos, a los que tantos réditos da el descrédito de la política.

Las mayorías se hacen a partir de la inclusión de la diferencia y la diversidad, de la capacidad de aprender, convivir y entenderse; con la generosidad y temperamento que ha demostrado las PAH y con la ilusión desinteresada y el trabajo intenso de todas las personas que han arrancado con Guanyem Barcelona. Para superar la actual Barcelona que excluye, que tiende al dominio del consumo y a la tematización, que se vende al turismo masivo y de lujo, que no tiene en cuenta los graves problemas sociales, es crucial ir elaborando los valores urbanos de Guanyem, que busca para el 2015 una nueva ciudad, la de los derechos sociales para todas las personas.

Josep Maria Montaner es arquitecto y catedrático de la ETSAB-UPC

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