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Canet Rock, la fuerza de la memoria

El viejo festival retorna este sábado rejuvenecido por nuevas generaciones del pop

Imagen del público en el festival Canet Rock de 1975.
Imagen del público en el festival Canet Rock de 1975.

El tiempo pasa, aunque hay iniciativas que quieren retorcerlo para que vuelva sobre sus pasos. O algo así es lo que busca la nueva edición del Canet Rock, que este sábado por la tarde abre sus puertas para cerrarlas más allá de cuando el sol haya aparecido en la mañana del domingo. Gemma Recoder es una de las responsables de esta resurrección, ideada en torno a una celebración de aniversario, en concreto la de Josep María Mainat, y auspiciada por el paralelismo que Recoder adivina entre lo que ocurría en los años setenta y en la actualidad: "Salvando las distancias, en aquella época se consumía fundamentalmente música local, algo que tras muchos años ha vuelto a pasar ahora. Por otro lado, y sin querer establecer paralelismos estrictos, sí es cierto que hoy se vive en Cataluña un aire de renovación y hasta de esperanza que también podría vincularse con los sentimientos de libertad que marcaron aquella época", indica.

La cuestión es que en el Pla d'en Sala, Canet Rock volverá a renacer de la mano de artistas que ya estuvieron en sus primeras ediciones, tales como Sisa o la Dharma, banda ahora inactiva que se reúne para la ocasión, y otros que apenas habían nacido cuando la luna, sol y sustancias bañaron aquellos festivales. Es el caso de Els Pets, Love Of Lesbian, Manel, Mishima, Els Amics de les Arts, Txarango, Gerard Quintana, Blaumut, Gossos, The Pinker Tones, Joan Dausà, Delafé Y Las Flores Azules y Pep Sala entre otros. A pesar de la potencia del cartel, a Gemma Recoder no se le ocultan dos hechos. El primero: "Hace cinco años el sentido de este festival no hubiese sido el mismo, ya que ahora hay más efervescencia social y ansias de cambio. Hemos notado que la gente se apunta a un bombardeo cuando la impulsas a hacer cambios”.

Libertad

ELÈCTRICA DHARMA

En los Canet Rock de los años 70 confluyeron dos cosas importantes: la música y la contracultura. La mayoría de personas que fueron buscaban algo más que la música. Nos unía una manera de pensar y de entender la vida diferente a la de nuestros padres, diría más, era un rechazo total de la sociedad, del sistema, del capitalismo salvaje, de la propiedad..... íbamos contra todo. Buscábamos una alternativa. Muchos de nosotros vivíamos en comunas, enarbolábamos el amor libre .Fuimos la música de fondo de una alegría colectiva.

Y este Canet Rock nos hizo ver que no estábamos solos, que éramos muchos los que pensábamos lo mismo. Históricamente hay unos flujos que vienen y van, y en los años 60 y 70 se crearon unas bases diferentes culturales, musicales ... el ecologismo, el pacifismo, la liberación de la mujer, la liberación sexual y la liberación gay… En definitiva, la libertad en mayúsculas encontró un lugar de expresión en aquel festival, mezclado con un entusiasmo teñido de inocencia y unas infinitas ganas de romper con el pasado.

Actualmente hay nuevos espacios donde hacerse oír: los movimientos okupas, el 15M, jóvenes y no tan jóvenes que hacen tareas sociales en los pueblos, en los barrios, en definitiva la cultura popular y de calle.

Hacer un Canet Rock ahora, después de 39 años, está bien; es recordar y reivindicar parte de la historia de este país (algo que no es muy frecuente). Es fabricar un puente generacional para darlo a conocer a los más jóvenes. La música es como un río que se contamina de todo lo que encuentra a su paso, y estamos viviendo un buen momento musical. El Canet de ahora es una buena plataforma.

Nuestra participación no es el regreso de la Dharma. Responde a la ilusión que nos hace participar después de 39 años. Un recuerdo, como un pequeño homenaje a Esteve y a Josep.

La compañia Elèctrica Dharma participó en el primer Canet Rock.

El segundo abunda sobre el primero, ya que vincula las ansias soberanistas con el éxito de convocatoria del festival, que ya ha vendido más de 20.000 entradas de las 25.000 disponibles. “No es Canet un festival político, pero para ser sincera te diré que sin ese sentimiento hubiésemos vendido muchas entradas, pero el éxito no hubiese alcanzado tales proporciones. No lo puedo asegurar, pero creo que Canet y soberanismo van de la mano”, reconoce.

Ahora se trata de ver cómo el ímprobo trabajo organizativo llega a buen puerto considerando decisiones tan llamativas como la instalación de un solo escenario, lo que acostumbra ser garantía de retrasos incontrolables. Recoder no los teme: "Como deseábamos evocar con la mayor verosimilitud los Canet originales y aquellos sólo tenían un escenario, Mainat sugirió que optásemos por la misma solución. Sí es una animalada, pero así marcamos una diferencia con otros festivales, es parte de nuestra personalidad”. Preguntada por los tradicionales retrasos vinculados a los cambios de instrumentación, Gemma ahuyenta dudas basándose en la previsión: “El escenario es grande y tenemos tres backlines preparados, lo que nos hace pensar que los cambios no superarán los 10 o 15 minutos”. ¿Y el público?, ¿qué se le ofrecerá para amenizar estos cambios? “Proyecciones en las pantallas, como por ejemplo fragmentos de la película sobre Canet que rodó Francesc Bellmunt, además de pequeñas entrevistas al mismo público que realizaremos con cámaras que le rondarán”.

El segundo aspecto singular del festival es que no se puede introducir comida en su interior, cuestión que Gemma Recoder explica atribuyendo la responsabilidad a las empresas que organizan la restauración dentro del recinto: "Las empresas con las que hemos contactado no nos montaban nada en el interior si el público acudía con comida. Además, los asistentes pueden salir cuando deseen, por lo que pueden comer fuera y además los precios que tendremos dentro serán populares”, apunta antes de asegurar que “todas las personas que han comprado su entrada por Internet recibirán una notificación indicando esta limitación sobre la comida, de manera que nadie se entere en el acceso al festival”.

La jornada comenzará con la apertura de puertas a las 16 horas, iniciándose el festival a las 17.30  con un homenaje al Canet Cançó a cargo de Manu Guix, Marta Aguilera, Ramon Mirabet y Elena Gadel. La parte noble de la parrilla la ocuparán Pets (20.20) Elèctrica Dharma (21.30), Els Amics de les Arts (22), Gerard Quintana (23), Sisa (23.45) y Manel (24). El horario más festivo lo protagonizarán Love Of Lesbian (1 de la madrugada), Gossos (2 de la madrugada), Mishima (2.45) y Txarango (3.45). En principio, la reclamada salida del sol, uno de los ejes espirituales del nuevo Canet, se producirá bien con Brams, banda presente en el cartel por votación popular o con The Pinker Tones.

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