Gays entre la fiesta y el activismo
25.000 personas desfilan por el Paral·lel barcelonés en el día del orgullo
El Gay Pride llevó este sábado a Barcelona una de las fiestas más populares a nivel mundial organizada por la comunidad LGBT. Entre plumas y purpurina, más de 25.000 personas desfilaron y bailaron en la emblemática rúa a lo largo de la avenida del Paral·lel. Su intención, conmemorar el día del orgullo gay con una gran fiesta. En paralelo a ese desfile festivo, alrededor de 3.000 catalanes —un millar, según la Guardia Urbana— participaron en una marcha gay alternativa con un trasfondo político definido: romper el estigma de los afectados por el VIH y presionar a la Generalitat para que este año apruebe la ley contra la homofobia y la transfobia.
Más de 20 entidades de gays y lesbianas de Cataluña partieron de plaza Universitat con la voluntad explícita de diferenciarse del desfile masivo. Los manifestantes dejaron clara su filosofía: conmemorar el día del orgullo gay desde el activismo político.
“Yo no vengo a lucir mi cuerpo subido a un camión. Lamentablemente, hoy existe mucha desigualdad y debemos luchar para eliminarla”, aseguró Luis Bagur, un hombre de 45 años que integra el Colectiu Gay de Barcelona. Si bien él y sus compañeros también se calzaron los tacones y bailaron sobre la carroza, delante y detrás del vehículo desplegaban pancartas con mensajes comprometidos.
"La gente va a diferenciar entre el desfile de unos comerciantes a quienes solo importa ganar dinero, y el nuestro, que nos comprometemos con una lucha política”, agregó y definió la rúa como un evento turístico orientado a captar viajeros de todo el mundo. Algo similar opinó un transexual que acompañaba la marcha: “Las fiestas están bien, pero no podemos olvidar la importancia de la reivindicación”.
Los comercios prevén abrir este domingo por la afluencia de turistas atraídos por el Pride; se espera que su llegada genere un volumen de negocio cercano a los 20 millones, según los organizadores.
María Hernández, activista de la asociación universitaria Sin Vergüenza, explicó que, a pesar de marchar separados, los dos eventos “tienen su utilidad”. “El Pride es más para entidades comerciales y a nosotros nos mueve el activismo, ganar en derechos y por eso estamos todos aquí”. Según la joven, de 22 años, los homosexuales pasan años de su vida “sufriendo”, por lo que “todavía hay mucho trabajo que hacer”.
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