Nuevas lecciones para aprender

El terremoto electoral del 25M ha sido de gran magnitud. Los dos principales partidos se han quedado rozando la barrera psicológica del 50% de votos emitidos. La izquierda alternativa ha sumado el 20% con una pluralidad de representaciones claramente novedosa. ¿Una única candidatura hubiese mejorado los resultados? ¿Lo haría en el futuro? Electoralmente pocas veces una suma de siglas produce los efectos calculados. Si consigue generar credibilidad e ilusión en amplios sectores sociales, probablemente produzca una multiplicación; en caso contrario, será más bien una resta.

Podemos ha irrumpido con nuevas formas de hacer las cosas, con un proceso de primarias de gran participación, con la frescura de un mensaje transversal, marcando su enfrentamiento al bipartidismo y sin atacar a otras fuerzas alternativas. Es preciso reconocer admiración por el equipo que ha conseguido esos brillantes resultados. No son nuevos ni en política ni en batallas electorales. Su olfato y trabajo les han empujado al centro de la pista. Ahora tienen que afrontar un reto más difícil todavía: articular territorial y organizativamente un proyecto coherente con las declaraciones de principios democráticos y unitarios que les han generado un importante caudal de confianza.

El nuevo escenario político es apasionante y los militantes de Izquierda Unida debemos entenderlo como un horizonte de oportunidades para la conformación del bloque político y social alternativo al bipartidismo. La voluntad de IU de confluir con toda la izquierda debe ser inequívoca, pues está en nuestro propio ADN fundacional. Los procesos de democratización interna van a ser herramienta básica del futuro. Las primarias para la configuración de candidaturas se van a convertir en comunes. La rendición de cuentas del trabajo realizado en equipo y atendiendo a las elaboraciones de la base será cada vez más una exigencia. La ejemplaridad en el comportamiento ético de los cargos públicos, imprescindible.

En IU podemos estar orgullosos de haber sido pioneros en la limitación de mandatos y salarios de los cargos públicos, pero en nuestro funcionamiento interno aún tenemos lecciones que aprender, cosas que cambiar para estar a la altura del momento histórico. Tenemos un pasado, una experiencia que no debemos menospreciar. Quienes hasta aquí nos trajeron merecen nuestro reconocimiento por las largas travesías desérticas tantas veces transitadas. Pero es fundamental saber cuando hay que dar un paso hacia atrás o hacia un lado para facilitar el relevo a quienes pueden representar las expectativas de cambio y alternativa con mayor proximidad a una ciudadanía que reclama nuevas formas de hacer política.

En el País Valenciano, EUPV se ha consolidado como tercera fuerza en los dos últimos procesos electorales. Iniciamos ahora el ciclo que nos llevará a las próximas elecciones autonómicas y municipales que van a suponer, sin duda, un trascendental cambio en el mapa político e institucional. Conscientes de nuestro papel, debemos trabajar para conseguir que la futura correlación de fuerzas sea lo más favorable a las posiciones de la izquierda alternativa, frente a un bipartidismo estéril que solo busca en última instancia perpetuar un orden de cosas cada vez más injusto y depredador. Debemos apostar por innovar en nuestros procesos, por abrirlos, por rejuvenecer nuestra voz, conscientes de nuestra experiencia, pero apostando por nuevos bríos.

Durante esta legislatura el grupo de Esquerra Unida en las Cortes Valencianas ha desarrollado un magnífico trabajo de denuncia de la corrupción y la política antisocial del PP, poniendo en marcha iniciativas pioneras de transparencia sobre los contratos públicos. En un equipo cohesionado y que conjuga experiencia con juventud, ha destacado por su capacidad, trabajo y solvencia el compañero Ignacio Blanco, alguien que por méritos propios se ha situado en posición de encabezar nuestra candidatura a la Presidencia de la Generalitat, para lo que cuenta con el apoyo de numerosos compañeros y compañeras, dispuestos a defenderla.

El próximo otoño tendrá lugar nuestro proceso asambleario para configurar las candidaturas electorales. Si queremos responder a los nuevos retos debemos abrir todas las puertas y encontrar fórmulas para encajar en el marco estatutario la participación al conjunto de la militancia e incluso de los simpatizantes, desde la plena confianza en que las decisiones serán más acertadas cuanto más colectivamente se adopten.