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Cuando la sierra fue Hollywood

La 1 Muestra de Cine castillo Manzanares el Real reivindica los filmes clásicos que se rodaron allí

Gregorio Belinchón
Charlton Heston durante el rodaje de El Cid, en Manzanares el Real, en 1961.
Charlton Heston durante el rodaje de El Cid, en Manzanares el Real, en 1961. AP

Se llamaba Schmul Bronschtein, pero se hizo conocido como Samuel Bronston. Fue el productor que entendió las posibilidades de producir películas de grandes presupuestos, preferiblemente históricas, desde Madrid. Fue el hombre que creó un estudio alejado de las grandes majors de Hollywood para no tener que aguantar órdenes de los magnates de la Costa Oeste. Para el dinero exprimió a varias familias ricas de Wall Street. Y así nacieron Rey de reyes (1961), El Cid (1961), 55 días en Pekín (1963) o La caída del imperio romano (1964).

Algunos de sus mejores colaboradores españoles ya se habían curtido en otros grandes proyectos rodados en la Península, como Alejandro Magno, de Robert Rossen. Currantes de la talla de Tedy Villalba o José López Rodero, que servían como ayudantes de dirección o productores ejecutivos, decoradores como Gil Parrondo o Francisco Prósper, y actores como José Nieto.

Todo era en pos del espectáculo, de convertir la historia, por ejemplo, de un señor de la guerra que se alió con quien le fuera bien, El Cid, de Anthony Mann, en un western medieval en el que lo de menos eran los hechos históricos, por mucho que se usara a Ramón Menéndez Pidal de asesor. El mismo Charlton Heston, que encarnaba al héroe, fue a rendir pleitesía al historiador, que le dio el visto bueno y se dejó usar como gancho publicitario.

De aquellas películas, de aquellas locuras de la época se alimenta la I Muestra de Cine castillo de Manzanares el Real, que se celebra hasta el domingo en la famosa fortaleza de los Mendoza en Manzanares, con tres proyecciones diarias. La mejor, la nocturna, en el Patio de Armas.

Son títulos que se han rodado bien en el castillo bien en la cercana sierra de la Pedriza: La caída del imperio romano (tambien de Anthony Mann), El Cid, Jeromín (de Luis Lucía, la aportación más española del ciclo con su recreación de la vida de Juan de Austria), Alejandro Magno, El fantástico viaje de Simbad (de Gordon Hesler) y El regreso de los tres mosqueteros (de Richard Lester), es decir, 35 años de cine filmados con rostros como Charlton Heston, Sophia Loren, Raf Vallone, Christopher Plummer, Alec Guinness, James Manson, Richard Burton, Oliver Reed o Michael York.

Si El Cid le dio a Bronston la reputación de gran productor, La caída del imperio romano supuso el final de sus días de gloria: ni la taquilla ni los técnicos le salvaron del desastre, mucho menos la oficialidad de la época —por cuya amistad tanto luchó— y el cine péplum se diluyó hasta la Gladiator. El festival quiere rendir homenaje a aquellos años y aquellos artistas —algunas de las proyecciones son presentadas por algunos de sus actores secundarios españoles— que inyectaron dinero y alegría en el pueblo, cuyo castillo está “perfecto en su situación frente al Embalse de Santillana”, según palabras de otro mito, Gil Parrondo.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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