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“Lleva 17 días en prisión, pero nos parecen seis meses”

La familia de uno de los encarcelados por Can Vies clama su liberación Sergi carece de antecedentes y trabaja como auxiliar sanitario

Rebeca Carranco
La tía y la madre de Sergi Rubia, que está en prisión por los altercados de Can Vies.
La tía y la madre de Sergi Rubia, que está en prisión por los altercados de Can Vies.ALBERT GARCIA

La madre, la tía y la prima de Sergi Rubia llevan un brazalete rojo. En negro se lee: Sergi Llibertat. El joven, que cumplirá 30 años el 3 de julio, lleva 17 días encarcelado, acusado de haber quemado contenedores en la calle en las protestas de Can Vies. Contra él hay la versión de dos guardias urbanos, que le identificaron como “uno de los jóvenes más activos”. Sergi lo negó, pero el juez optó por encarcelarle ante “la imperiosa necesidad” de evitar nuevos altercados, o que se fugase. Su entorno lo considera un atropello, un absurdo. “Le ha pasado a él como le podría ocurrir a cualquiera”, dice su madre, Magda Olives, de 56 años.

Sergi nació en Sant Andreu, hijo de un zapatero y de una empleada de un call center. Estudió cine, pero como es “un mundo muy complicado” acabó haciendo un curso en la Cruz Roja de auxiliar sanitario, explica su madre, sentada en un banco frente a la Ciudad de la Justicia, donde ayer entregó 6.000 firmas pidiendo su liberación. Con ella está su hermana. Montse, de 54 años, y la prima de Sergi, Laia, de 29.

Tras hacer el curso de auxiliar sanitario, Sergi comenzó a hacer sustituciones en el hospital de Sant Pau de Barcelona. “Encontró su vocación”, cuenta su madre. Pero los recortes le dejaron sin el empleo, por lo que pasó a la clínica Barraquer. “Hacía 10 ó 15 días de la última suplencia” cuando le detuvieron.

Nadie de su familia esconde la conciencia social de Sergi, que además está muy implicado en la colla dels Castellers de Barcelona. “Siempre habla de la necesidad de implicarse, de moverse contra las injusticias para cambiar las cosas”, relatan las mujeres.

Un día estaba su madre y su padre Joan, sentados con él en el sofá y empezaron a hablar del desalojo del centro social de Can Vies, con quien él no tenía relación alguna. “Se les tiene que ayudar, son gente que ayuda al barrio”, cuenta Magda que les dijo. Ese mismo día por la noche se celebraba una cacerolada en Sants, y Sergi le dijo que se iba a la protesta pacífica.

Su madre no volvió a saber de él hasta las cuatro de la mañana, cuando una mossa la llamó para comunicarle que estaba detenido, en Les Corts, e incomunicado. “¿Está bien? ¿Se ha hecho daño?”, le preguntó. Por toda respuesta obtuvo que no le podía informar.

Sergi declaró ante el juez el sábado, cuando se decretó su ingreso en prisión. Y contó que aquella noche acudió con un amigo a la cacerolada. Al ver que las cosas se ponían feas, se fueron a un bar, a tomar algo. Al salir, según su versión, vieron a gente correr. Como Sergi se sabía inocente, decidió no huir como el resto, y acabó detenido. Su amigo escapó.

Testigos del caso

La abogada de la familia, Nacheli Beas, asegura que varios testigos pueden explicar lo mismo. Y que incluso han dado con un vecino de Sants con quien Sergi estuvo hablando antes de ser detenido.

La familia ha presentado un recurso a la Audiencia de Barcelona, reclamando la liberación. Alegan que el riesgo de reincidencia, que esgrime el titular del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona, Juan Antonio Ramírez Sunyer, ha desaparecido, porque ya no existen los incidentes de Can Vies que propiciaron su encarcelamiento. Además del sobrado arraigo demostrado por el joven, también critican la “excepcionalidad de la medida”, teniendo en cuenta que se le acusa de cruzar y quemar contenedores (una cifra indefinida). Y recuerda además que Sergi no tiene antecedentes, y que dependiendo de la pena (el fiscal pide cinco años de prisión) podría incluso no suponer el ingreso en la cárcel.

Mientras la Audiencia decide, la prima de Sergi no entiende qué ocurre. “Han encarcelado a una persona que no es ni capaz de tirar un papel al suelo”, y recuerda las constantes charlas “sobre civismo” que le daba su primo. “Es pacífico, siempre”, dice su tía Montse. “Sentimos una impotencia total. Lleva 17 días y parece que lleve seis meses”, lamenta su madre. Desde el miércoles 28 de mayo, le han visto cuatro veces, con un cristal por en medio, en la prisión de Can Brians. De los 67 detenidos por los altercados, Sergi e Ivan Scordino son los dos únicos encarcelados.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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