Solo seis de los 61 detenidos por los Mossos tienen antecedentes
La violencia en en centro social Can Vies concita a folloneros y militantes antisistema
El conflicto de Can Vies estalló hace seis días en Barcelona. Desde entonces, no hay convocatoria que no acabe con contenedores ardiendo, botellas volando, pedruscos e incluso cócteles molotov lanzados contra la policía. La indumentaria de quienes protagonizan los altercados es siempre la misma: sudadera negra, capucha e incluso caretas. La froma de vestir más sencilla posible para no ser identificados.
Hasta ahora, los Mossos han detenido a 61 personas, acusadas de desórdenes públicos, daños y resistencia a la autoridad. Sólo seis de ellos tienen antecedentes. El resto —la inmensa mayoría entre 20 y 30 años— carecen de antecedentes (cinco son menores de edad). Entre los arrestados hay además dos italianos, un holandés, un bangladesí, tres colombianos, dos mexicanos y un estadounidense. Uno ha ingresado en prisión, tiene 30 años, es auxiliar de enfermería, y forma parte de la colla bastonera del barrio.
Algunos son conocidos por los servicios de información de los Mossos d’Esquadra, por su vinculación a los movimientos antisistema, pero otros, no. Según fuentes policiales, la protesta, sobre todo a medida que se alarga en el tiempo, amalgama la violencia más ideológica, de personas descontentas y en contra del sistema, con los alborotadores habituales, folloneros que solo buscan armar jaleo.
Barcelona de forma periódica se ve sacudida por episodios violentos, protagonizados por grupos de encapuchados, históricamente vinculados a los movimientos en contra del sistema, que usan estrategias de guerrilla. Es lo que se bautizó como Black Block, muy visibles en las acciones antiglobalización, personas organizadas que se infiltran en manifestaciones para generar el caos. Además, son movimientos con un fuerte arraigo y tradición en Barcelona, que se convierte, sobre todo en verano, en un lugar de acogida de italianos, alemanes y griegos, que también pueden sumarse a los altercados.
El anterior consejero de Interior, Felip Puig, cifró en entre 200 y 300 esos profesionales de la violencia identificados por la policía. Pero en esta ocasión, los alborotadores no llevan nada reconocible.
El centro social fue vinculado por la policía a un ataque a ultras el día d e la Hispanidad
“El perfil de los detenidos es variado, no hay uno solo”, explica el abogado Jaume Asens, que insiste en que el hecho de que sea detenidos no implica que hayan hecho nada. Una idea que fuentes policiales matizan: “A veces los que realmente encienden la llama logran escapar y acaban recibiendo los más inexpertos”. Asens representa a una fotoperiodista, y a dos estudiantes, muy jóvenes, detenidos. El letrado Eduard Cáliz asiste a ocho jóvenes, estudiantes también, con formación política. “Participan en actividades sociales en sus municipios, son personas muy arraigadas”, explica. Los ocho están vinculados al movimiento de l’Esquerra Independentista. “Las detenciones han sido arbitrarias”, sostiene Cáliz, que insiste en que todos sus clientes acudieron a una de las manifestaciones en Can Vies, pero actuaron de forma pacífica.
Pero a pesar de todo, Can Vies tiene su propia naturaleza. Seis miembros de la Plataforma Antifeixista de Barcelona fueron detenidos por orden de la fiscalía en enero por atacar a un grupo ultra, tras la manifestación de la Hispanidad. Acudieron armados con “barras, palos, piedras y otros objetos contundentes”, según el auto de detención, y atacaron a los ultras, cuando estaban en un bar de Sants, a media tarde. El ataque se planeó en Can Vies, según la fiscalía, que además ordenó registrar el edificio. Eso, según fuentes de Interior, es un ejemplo del perfil de algunas de las personas que se movilizan alrededor del centro. “No podemos controlar la situación social que provoca que la gente tenga actitudes violentas contra la policía”, esgrime Pau Guerra, un portavoz de Can Vies.
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