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Alquimistas de la imagen

El festival Revela’T reúne en Vilassar de Dalt a expertos y amantes de la fotografía analógica

Una de las imágenes de la serie de Román Yñán realizada entorno a la vida cotidiana junto a su mujer Sonia y sus hijos Tomás y Elsa.
Una de las imágenes de la serie de Román Yñán realizada entorno a la vida cotidiana junto a su mujer Sonia y sus hijos Tomás y Elsa.román yñán

“Es como hacer pan casero o cultivar el propio huerto: los productos siempre sabrán mejor que los del supermercado”. El fotógrafo Pep Minguez reivindica frente al monopolio digital el valor de la fotografía analógica, protagonista hasta el domingo de la segunda edición del festival Revela’t en Vilassar de Dalt (El Maresme). Un evento que “nació como un juego”, hasta que sus organizadores descubrieron que eran de los escasos que celebran todavía las técnicas tradicionales de la fotografía.

El momento no podía ser más propicio. “El interés es más vivo ahora que en los últimos cinco años. Creo que la gente se ha cansado del predominio del digital, acabas sabiendo más de tecnología que de fotografía”, reflexiona Minguez listando las herramientas modernas: ordenador, Photoshop, procesador, disco duro, tarjeta de memoria… Nada que ver con los mecanismos de antaño donde la figura del fotógrafo se parecía más a la de un alquimista: horas y horas encerrado en un laboratorio experimentando con líquidos tóxicos (¡el cianuro!) y mezclando materiales y elementos. Pero Minguez, que trabaja con la antigua técnica del colodión húmedo sobre vidrio o madera, no ha creado el evento motivado por la nostalgia. “¿Cómo puedo echar de menos algo que se inventó y utilizó en el siglo XIX? Lo que se extraña es todo el proceso de creación: el olor de la tinta, la consistencia del papel… Y tener que probar y probar para conseguir una imagen que será única y no reproducible. Todo tiene que ser mucho más pensado y reposado”, opina.

Los frutos de unos 20 fotógrafos y galeristas destacados de la escena española –y algún internacional- tapizarán las paredes de Vilassar de Dalt repartiéndose entre salas expositivas, bibliotecas, museos o parques. También los comercios se suman a la iniciativa ofreciendo 30 miniexposiciones en sus escaparates. “Se trata de los proyectos personales de los que nunca han dejado de practicar el formato analógico y de los jóvenes que se han lanzado en su descubrimiento”, explica el organizador. Es el caso de la veinteañera Berta Vicente, que con sus retratos íntimos y melancólicos ya ha conquistado prestigiosos premios como el Sony World Photography Awards 2013. El veterano de la disciplina Ribas Prous presentará una selección de más de 50 años de experimentos realizados con cámaras artesanas –de plástico, cartón y madera- y de sus investigaciones sobre fotografía primaria como la estenopeica, de la que Faustí Llucià y Gilhem Senges darán demostraciones en dos citas claves del sábado: uno convirtiendo la Sala de Plenos del Ayuntamiento en una inmensa cámara oscura donde “a través de un pequeño rayo de luz una gigante cámara estenopeica proyectará en el interior –techo, suelo, paredes- el paisaje que está afuera demostrando qué ocurre dentro de una máquina”; el otro transportando el instrumento en una furgoneta para hacer tomas de la gente en el pueblo y después crear un mural exterior”, anticipa Minguez.

Sin menospreciar el formato digital “más práctico y rápido”, el festival espera reunir a unos 10.000 amantes de la fotografía atraídos por la calidad de las exposiciones, un gran foto-mercado analógico y las charlas sobre la condición actual de la disciplina que impartirán personalidades como el coleccionista Gabino Diego, los galeristas Fernando Peracho y Vicenc Boned o el experto en fotografía estereoscópica Alfonso de Castro. También habrá encuentros internacionales de colodionistas y minuteros –con vestimentas del siglo XIX-, además de talleres originales enfocados en técnicas alternativas -como crear imágenes mediante partículas de carbón- y de debates gratuitos alrededor de foto-libros dirigidos por el PhotobookClub de Barcelona y Madrid.

“El digital minimiza el error, pero se aprende equivocándose”, recalca Minguez que, en definitiva, invita a replantearse qué sabemos los modernos usuarios de cámaras digitales sobre el arte de la fotografía y el valor –físico y estético- que un solo clic puede llegar a tener.

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