Unamuno, primera venta de la nueva Documenta

Del sentimiento trágico de la vida, la reflexión filosófica de regusto existencial que en 1912 publicó Miguel de Unamuno, fue la simbólica primera venta con la que la librería Documenta de Barcelona estrenó ayer por la mañana la caja registradora de su nueva sede en la calle Pau Claris, 144 (entre València y Aragó).

El cliente también tenía doble simbología: se trataba de Isabel Sucunza, una de las promotoras de la flamante librería Calders abierta a principios del pasado abril en el pasaje del mismo nombre en el barcelonés barrio de Sant Antoni. Lo cierto es que esa fue la primera pero también la única venta de la jornada porque, tal y como previeron el histórico fundador en 1975 del establecimiento, Josep Cots, y su nuevo ayudante-socio, Èric del Arco, el local subió la persiana entre pintores y carpinteros. La ilusión les pudo: los 14 días que transcurrieron entre el cierre del histórico local en Cardenal Cassanyes en pleno Barrio Gótico el pasado día 13 y la apertura de ayer en la nueve sede en el corazón del Eixample no fueron suficientes para tenerlo todo mínimamente a punto: sólo medio local mostraba libros expuestos, eso sí, en unas refulgentes estanterías rojas. Arrastra mayor retraso en su habilitación la parte final del local, perla de la nueva Documenta, que albergará un pequeño árbol en el patio final del local.

Vecinos, curiosos y colegas hicieron acto de presencia a lo largo del día, preguntando y mirando. Se encajó bien por parte de los atareados libreros porque en cualquier caso, el desembarco de la Documenta, con sus 17.000 libros, a la que ya se conoce como "la isla de las librerías" del Eixample (ahora serán vecinos de La Central, Laie, Casa del Llibre y Jaimes), ha culminado con éxito.