Tres nuevos radares medirán la velocidad en sendos tramos de carretera
Tráfico quiere incrementar la presencia de este sistema de control de tráfico en las vías catalanas Entre final de año y 2015 entrarán en funcionamientos otros seis aparatos controladores
Desde hoy hay tres nuevos radares denominados de tramo en funcionamiento en Cataluña. Se trata de los primeros dispositivos que funcionarán en carreteras convencionales que miden la velocidad media que ha utilizado un vehículo para recorrer un trecho concreto de vía. Los radares están ubicados en Girona y en Tarragona. En concreto, uno se encuentra en la C-65, entre Cassà de la Selva y Llagostera, en el Gironès, en dirección a este último municipio. En este caso, el aparato calcula la velocidad que tarda un conductor en ir desde el punto kilómetrico 17,220 al 12,145. En total, 5,075 kilómetros en los que el vehículo estará sometido a control y no debe superar los 100 kilómetros por hora.
Los otros dos radares están en Tarragona, en la N-340 entre Amposta y Sant Carles de la Ràpita, en el Montsià y en ambos sentidos de la marcha. Los aparatos controlan 4,460 kilómetros entre los puntos 1.079,220 y 1.074,760. En las dos vías la velocidad máxima es de 100 kilómetros por hora.
La intención del Servicio Catalán de Tráfico (SCT) es incrementar este tipo de sistema en las vías catalanas. Otros seis radares están ya en fase de licitación, y está previsto que entren en funcionamiento entre finales de 2014 y principios de 2015. Cuatro de ellos se instalarán en Girona —dos en la N-II entre Fornells de la Selva y Quart, en ambos sentidos de la marcha, y dos más en la misma vía a su paso por Girona ciudad—, uno en Tarragona —en la AP-7 entre Ulldecona y Amposta, en sentido Barcelona— y otro más en Barcelona —entre Sabadell y Badia del Vallès, en sentido a la capital catalana—.
Los radares por tramo empezaron a funcionar de forma pionera en Cataluña, cuando en julio de 2009 se instaló uno de ellos en el túnel de Vielha, en la Vall d’Aran. El aparato estuvo en pruebas de diciembre de ese año hasta julio de 2010, cuando empezó a multar. Desde entonces se han impuesto 1.957 sanciones firmes por exceso de velocidad.
Los radares por tramo controlan la velocidad media de los vehículos a través de un sistema de lectura de matrícula. Dos lectores, ubicados en los extremos del trecho sometido a control, leen la matrícula cuando el coche pasa por el inicio y el final de los puntos de control, aunque solo avisa al principio, para evitar que el vehículo aumente de nuevo la velocidad. El sistema calcula el tiempo que el vehículo tarda en recorrer el tramo y fija la velocidad media. Si el conductor recorre el tramo en menos tiempo del estimado a la velocidad reglamentaria, es sancionado.
El director del SCT, Joan Josep Isern, tachó el sistema de “mucho más justo” para controlar la velocidad máxima. Y puso de ejemplo el éxito del radar del túnel de Vielha, que, según dijo, ha supuesto una reducción del 30% de las infracciones por exceso de velocidad en tres años.
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