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Fabra y Puig, en primera ronda

Las europeas condicionan las expectativas de PP y PSPV de gobernar en 2015 Los socialistas aspiran a superar a los populares y estos a mantener la brecha

Ximo Puig y Alberto Fabra se saludan en un acto en las Cortes Valencianas en 2012.
Ximo Puig y Alberto Fabra se saludan en un acto en las Cortes Valencianas en 2012.CARLES FRANCESC

Populares y socialistas han convertido las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebran este domingo, en una especie de primera ronda de las autonómicas de 2015.

Por primera vez en varios lustros, el PP valenciano es consciente de que estas votaciones pueden marcar un punto de inflexión. Las últimas encuestas publicadas vaticinaban un empate con el PSOE en el conjunto de España. Por eso, la prioridad para los populares es mantenerse como la fuerza más votada en la Comunidad Valenciana. Y para los socialistas darle la vuelta al marcador, aunque sea por penaltis y en el último minuto. Esa es la carta de presentación con la que quieren llegar el popular Alberto Fabra y el socialista Ximo Puig a las elecciones de mayo de 2015 de las que saldrá elegido el nuevo presidente de la Generalitat.

Para el sociólogo Ignacio Urquizu, de la Universidad Complutense de Madrid, en las encuestas electorales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) siempre ha ganado el partido que registra una mayor intención de voto más simpatía, con excepción de las generales de 2004 donde los atentados del 11-M provocaron un vuelco y dieron la victoria al PSOE.

Compromís se juega el escaño al comportamiento de Equo en España

La estadística favorece en esta ocasión a los socialistas. “Extrapolar siempre es problemático, pero no es descartable que el PP pierda las elecciones en la Comunidad Valenciana”, explica este sociólogo, que cree que el PSPV podría compensar la previsible caída de los socialistas en Cataluña y su falta de pulso en Madrid.

Los populares valencianos juegan contra el enorme desgaste de la crisis económica y los recortes, por un lado, y los escándalos de corrupción, por otro. Conscientes de ello, el PPCV diseñó una campaña de perfil bajo con el objetivo de no cometer errores innecesarios —el candidato Miguel Arias Cañete ya se encargó de ello con sus manifestaciones machistas— y movilizar a su militancia más fiel. Un diseño de campaña que ha tenido un tercer objetivo: aumentar el conocimiento del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, entre los suyos e intentar involucrar a toda la organización para evitar que un mal resultado pusiese en duda su liderazgo. Una cuestión en la que el socialista Ximo Puig, que se sometió previamente a un proceso de primarias abiertas, lleva ventaja, ya que pocos cuestionarán su continuidad en caso de no lograr los objetivos alcanzados.

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Si para Fabra y para Puig estos comicios se han convertido casi en una primera vuelta de las autonómicas, y lo importante es quién queda por delante, para los minoritarios el foco está en conocer qué apoyo tiene el bloque de derechas y el de izquierdas para saber que escenario pueden encontrar en 2015.

EUPV y UPyD crecerán pese a la irrupción de Podemos y Vox

Compromís se juega la obtención de un eurodiputado en Estrasburgo porque necesita que Equo consolide su espacio fuera de la Comunidad Valenciana, pero Esquerra Unida y Unión Progreso y Democracia saben que aumentarán su actual representación. Despejada esta incógnita, el interés de los minoritarios está en conocer hasta qué punto han consolidado su espacio en territorio valenciano y qué combinaciones ofrecen los resultados.

EU confía en recoger el voto de la indignación y el desencanto, aunque la irrupción de Podemos ha frenado su ascenso. UPyD aspira a consolidar su estructura autonómica con los resultados de las europeas, para buscar cuadros allí donde tiene votantes pero carece de estructura. Y en Compromís están confiados en que consolidarán su espacio en unas elecciones que, tradicionalmente, han sido las más difíciles para ellos.

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