Entre aficiones y sosiegos
El dueño de la Sala Clamores considera que ya ha absorbido el casticismo madrileño y elige los lugares más tradicionales de la capital, su ‘patio de vecindad’
1. El Hipódromo de la Zarzuela. Soy un aficionado a los caballos. Donde haya caballitos, allí estoy yo. Me encanta. El hipódromo es un sitio fabuloso y encantador donse se puede pasar una mañana estupenda mirando las carreras. Me siento como un pez en el agua. En el servicio militar, estuve en la academia de caballería, donde aprendí a montar el caballo y a saltar los obstáculos en el picadero. Y mi afición aumentó (Padre Huidobro, s/n).
2. Teatro Español. Soy un amante del teatro y este me gusta de forma especial. Por el encanto que tiene su escenario, el olor que se respira… No voy con la frecuencia que me gustaría. La última vez que estuve allí, fui a ver La dama boba (Príncipe, 25).
3. Plaza de toros de Las Ventas. Los toros forman parte de mis aficiones, junto con los caballos. La fiesta forma parte de nuestro acervo cultural, aunque para que ocurra eso, es cierto que también hay crueldad. No soy de los que cierran los ojos diciendo que el animal no padece. Yo creo que sí. Y soy un poco cruel en este sentido (Alcalá, 237).
4. La sala Galileo Galilei. Es un espacio dedicado a la música y a otras disciplinas que considero importantes. He visto muy buenas actuaciones, algunas habituales de la casa, como Javier Krahe, Vocal Sampling y muchos otros (Galileo, 100).
5. El Bogui. No es una catedral ni un templo del jazz… ¡Es la ermita del jazz! Mi amigo Dick sufrió mucho cuando lo cerraron... Por fin consiguió que funcione diariamente con un calendario de jazz excelente. La mejor competencia es que haya mucha competencia, así vamos a generar más expectación y más afición. Hay solo cinco salas en Madrid, así que se pueden llenar todas. Nos compenetramos y sumamos esfuerzos (Barquillo, 29).
De León a Alburquerque
Germán Pérez nació en 1950 en Alija del Infantado, un pueblo leonés de 760 habitantes. Lleva más de 40 años en la capital, donde en 1981 fundó la Sala Clamores, un espacio dedicado al jazz que mantiene viva la oferta de este género en Madrid.
6. Café Gijon. Un antro con una solera centenaria en el que queda el rastro de tanta literatura, tantas tertulias, tantas andazas de personajes de todos los tipos… Si estoy allí por el paseo de Recoletos en verano, me siento en su terraza para tomar una manzanilla con unas olivas. En otras ocasiones del año, prefiero tomar un té con leche (Paseo de Recoletos, 21).
7. Círculo de Bellas Artes. Me gusta su actividad frenética, constante. En su programación hay todo lo que me interesa, sea alguna actuación musical, una exposición o alguna conferencia. Su interior es increíble y la pecera, un lugar estupendo para tomar una copa (Alcalá, 42).
8. Museo del Prado. Representa al turismo culto de la ciudad. Me gusta ir a ver a Velázquez, Murillo, Goya... Y luego alguna exposición temporal. Pero me encanta, sobre todo, bajar al sótano a ver el Tesoro del Delfín. Está en una parte del museo que la gente desconoce (Paseo del Prado, s/n).
9. Parque del Retiro. El pulmón de Madrid, un espacio para pasear relajado, sosegado... Para tomar una cervecita en algún quiosco… Ver cómo nadan los patos. Respirar tranquilamente aire puro. Y sentirse alejado del tráfico del centro.
10. La Gran Vía. Entre los espacios urbanos de Madrid, me quedo con este. Es la calle con más vida, y la que más representa el Madrid actual y el castizo. Antes había solo los cines, y ahora también los musicales. Pero en cualquier momento, hay alguna actividad. Siempre.
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