Los vecinos del Paral·lel crean una plataforma para frenar la reforma de la vía
Critican que el proceso de participación no ha servido para nada Solo las farolas costarán una tercera parte de la inversión total
Las obras para reformar la avenida del Paral·lel empezaron hace ya nueve días, pero los vecinos están dispuestos a pararlas. Reclaman que el proyecto se redacte a partir de un proceso de participación vecinal real en el que no se sientan “invitados de piedra”, según Marc Serra, miembro de la recién creada Plataforma Aturem el Pla Paral·lel.
El objetivo es difícil de conseguir, pero la nueva entidad nace con mucha musculatura. La Plataforma está formada por cinco asociaciones vecinales del entorno, por la Coordinadora de Entidades del Pobe-sec, el colectivo a arquitectos Raons Públiques —que cuenta con una distinción del propio Ayuntamiento de Barcelona— y con representantes de ICV-EUiA y la CUP. Además, cuentan también con un precedente muy parecido que se produjo en Sant Martí cuando el Ayuntamiento intentó reformar la Rambla del Poblenou, y que terminó con éxito. En esa ocasión, la plataforma vecinal Fem Rambla logró parar las obras y buena parte del proyecto final ha salido del proceso participativo liderado por los vecinos, que al inicio no contaban con el apoyo del concejal, Eduard Freixedes. “Nos inspiramos en Fem Rambla “, explica Serra, que lo considera “un proceso modélico”.
Farolas a 6.500 euros
Además de criticar el proceso de participación llevado a cabo, la nueva plataforma creada se opone frontalmente a que solo la nueva iluminación de la calle cueste 2,8 millones de euros, es decir, una tercera parte del coste total de la reforma. “Cada farola costará 6.500 euros y creo que tenemos otras prioridades. La renta familiar del barrio es un 33% inferior a la media de la ciudad”, destaca Serra.
Muchos de los integrantes de la nueva plataforma han participado en las distintas comisiones organizadas por el Ayuntamiento y lamentan que se han escuchado sus peticiones, “pero no se han tenido en cuenta”, lamenta Serra. En cambio, según mantiene, las peticiones de los intereses privados sí que se han incluido en el proyecto final. “Algunas de las plazas que se recuperan son para instalar terrazas de restaurantes, no para el espacio público”, critica. Muchos de los vecinos temen que la reforma que defiende el Ayuntamiento atraiga a demasiados turistas y que su presencia acabe complicando el día a día de sus habitantes.
El primer paso de la plataforma ha sido abandonar la comisión de seguimiento creada por el Ayuntamiento y preparan acciones para conseguir que se paren las obras y se inicie un proceso participativo en el que los vecinos tengan voz.
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