La alcaldesa de Elche se mueve
Mercedes Alonso despliega una intensa agenda de actos públicos en los que exhibe su fuerza dentro del PP con la mirada puesta en Valencia tras 2015
La alcaldesa de Elche está lanzada. Mercedes Alonso, en poco más de dos meses, ha buscado un protagonismo mediático comparable únicamente al del presidente de la Generalitat. Alberto Fabra, en un periodo casi coincidente en el tiempo, se ha paseado por tres cadenas nacionales de televisión privadas. Alonso, por su parte, ha dado tres conferencias en Valencia, Alicante y Madrid. En esta última ciudad fue presentada por la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, que no escatimó elogios hacia la alcaldesa ilicitana de quien dijo que en política llegaría “donde ella quiera”.
Tanta actividad pública no ha pasado inadvertida. Menos aún para los cuadros y dirigentes del PP que no descartan la pérdida de la Generalitat a manos de un tripartito el año próximo y son conscientes de la crisis interna que se abriría en el seno del partido tras 20 años de ostentar el poder. Alonso, sin embargo, niega la mayor. “Mi única aspiración es Elche, no la Generalitat, ni la Diputación”.
Una rotundidad que queda matizada por otras declaraciones. En una conversación mantenida con EL PAÍS, la alcaldesa reconoce que “en política uno está donde otros consideran que debe estar”. Y cuando se le pregunta si le gustaría ser diputada autonómica en la próxima legislatura —condición necesaria para convertirse en aspirante al liderazgo del PP en la Comunidad Valenciana, caso de una derrota electoral— Alonso responde de forma ambigua: “Ya fui diputada en las Cortes Valencianas. Y me gustó. Veremos. Ahora no me planteo nada de eso”. Ahora; ¿pero qué ocurrirá mañana?
Sus declaraciones a favor de la celebración de primarias para la elección de candidatos en las municipales, en la estela de la consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig, y del presidente del PP y de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, parecen responder a una estrategia muy calculada en la que muy poco queda al azar. El único obstáculo existente para que Alonso regrese al hemiciclo del Palau dels Borja es el anuncio del presidente Fabra de que no quiere alcaldes en las candidaturas autonómicas. Pero es sabido que la alcaldesa de Valencia sí que figurará en las listas y que el presidente acostumbra a mostrarse flexible.
La crisis del PP es especialmente notable en Alicante a pesar de que las encuestas le colocan por encima de los socialistas con suficiencia. Pero la situación de la alcaldesa alicantina Sonia Castedo es muy inestable debido a sus problemas con la justicia. Y lo mismo ocurre en Orihuela con Mónica Lorente, mientras que Benidorm es una auténtica jaula de grillos. Por el contrario, Elche es un oasis con Alonso dispuesta reeditar por segunda vez su mayoría absoluta gracias, entre otras cosas, a la división de los socialistas que gobernaron la capital de El Baix Vinalopó, y tercera ciudad de la Comunidad Valenciana desde 1979 hasta 2011, cuando llegó Alonso.
La alcaldesa ilicitana gobierna con mano de hierro su ciudad y cuenta con un importante respaldo de los medios de comunicación locales a los que mima desde el presupuesto municipal. Ahora, quiere dar el salto a la política regional, pero tiene enfrente al vicepresidente del Consell y responsable del PP en Alicante, José Ciscar. Un obstáculo que pretende sortear con la ayuda de aliados nada desdeñables.
En Elche cuenta con Antonio Luis Martínez Pujalte, concejal de Coordinación, Relaciones Institucionales y Acción Social, hermano de Vicente Martínez Pujalte, portavoz de Economía del PP en el Congreso de los Diputados, casado con la secretaria de Estado de Turismo, e íntimo del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo. Antonio Luis Martínez Pujalte se ha encargado de facilitarle el acceso a la dirección nacional del partido en Génova y a determinados miembros del Gobierno de Mariano Rajoy.
En Valencia tiene el apoyo de Serafín Castellano, secretario regional del PP y consejero de Gobernación. Castellano, en el verano del año pasado, llegó a un acuerdo con Alonso para potenciarla aprovechando la cena de inicio de curso político en Elche. El pacto se hizo a espaldas de Ciscar que maniobró para abortar la operación. Pero los contactos se mantuvieron y las alianzas se ampliaron a Lola Johnson, secretaria autonómica de Comunicación en Presidencia de la Generalitat. Castellano y Johnson aprovechan la desconfianza de Fabra hacia Ciscar para darle alas a la alcaldesa. La pinza sobre el vicepresidente se cierra con los restos del zaplanismo en Alicante que han convencido al jefe del Ejecutivo de la conveniencia de que el grupo que salga de las elecciones de 2015 le sea fiel y esté cohesionado cuando en realidad lo que persiguen es colocarse en una posición de privilegio de cara a un hipotético debate sucesorio.
La alcaldesa de Elche es, según quienes la conocen, ambiciosa, tenaz, persistente y trabajadora. Aguantó el tirón cuando Joaquín Ripoll, expresidente provincial del PP en Alicante, la mandó al ostracismo en la Diputación dejándola sin competencias. Alonso guardó las formas y esperó. “En política todo pasa, y un día puede ser una eternidad”, dice.
Ahora ya no espera, se mueve, y lo hace muy rápidamente. Dice que todo lo hace por Elche que “estaba cerrada, aislada y de espaldas a Alicante. Y yo creo que es importante que se conozca su potencial industrial, turístico y cultural”. Mercedes Alonso, desde Elche, ajena a todos los escándalos que salpican a su partido, piensa mucho en su ciudad, pero Valencia aparece en un horizonte no muy lejano. Y cuenta con apoyos importantes.
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