Ivory en el Palacio de Liria
El actor, a punto de estrenar serie de televisión, evoca sus espacios favoritos de la infancia y los rincones que le proporcionan placeres sensoriales, incluida la casa de la duquesa de Alba
1. Teatro Sanpol. Está en la Ribera del Manzanares, el barrio donde vivía mi abuela. Me gustan los grafitis que hay pintados en la pared, sobre todo el de Chaplin y Buster Keaton. Además hay tres lugares míticos de mi niñez al lado: el teleférico, Casa Mingo y el Parque de la Bombilla (C/ San Pol de Mar, 1).
2. Parque Quinta de los Molinos. Nos llevaban de pequeños a correr porque en el colegio no había polideportivo. Años más tarde me lo redescubrió un amigo y durante un tiempo íbamos allí a hacer botellón y a jugar al póquer. La zona del lago es mi preferida. Una vez quise darle una sorpresa y lo llené de velas flotantes, pero el viento de marzo no estuvo de mi lado.
3. Café del Museo Romántico. Es un sitio chiquitito con un rollo europeo que me encanta, ideal para olvidar que estás en Madrid. La gente se pone ciega a comer tarta, aunque yo soy más de las tostas con queso manchego (C/ San Mateo, 13).
4. La calle Ballesta desde Desengaño hasta pasado Loreto y Chicote. Solía pasar por esa zona con mi padre, allí vi mis primeras putas. Entonces me daba palo, pero ahora lo recuerdo con cariño. Tiene el casting de peña más variado que puedas encontrar, a excepción de algunas zonas de Lavapiés. La pizzería Al Cuadrado a mitad de calle es mi perdición.
5. La azotea del Círculo de Bellas Artes. Durante unos meses me dejaron pinchar música de cine en Radio Círculo. Había una ventana desde la que se podía acceder a una de las azoteas, la del soldado con la lanza. Cuando venían los colegas, nos colábamos a fumar cigarros y a contemplar Madrid desde la tranquilidad de las alturas (C/ Alcalá, 42).
6. Greener Café. El clásico lugar para comer (ojito con las mini-hamburguesas), beber y luego salir de fiesta; lo que yo denomino sitio trampolín. El ambiente es muy agradable y está en una zona tranquila, al margen del ruidoso centro (C/ Padre Claret, 3).
Hombre de gustos sencillos
A Eloy Azorín (Madrid, 1977) le gusta leer en la bañera, las películas de Billy Wilder y pasar horas en la terraza de su casa. El próximo 13 de mayo estrena la serie Sin identidad, que cuenta la historia de una niña robada con sed de venganza.
7. Café Teatro Laidy Pepa. Uno de los primeros que hubo en Madrid. Huele a años ochenta. Hasta donde yo sé lo llevaba un tal Isaac, un tío con bigote que vestía camisas hawaianas. Abren a partir de medianoche y solo sirven bocatas, espagueti y lentejas: perfecto para cuando vuelves de fiesta con el hambre guarrera y te comes lo que sea (C/ San Lorenzo, 5).
8. Palacio de Liria. Una vez me invitaron al cumpleaños de Eugenia. No llegué a entrar dentro, pero aluciné de todas formas. De lo que vi me quedo con uno de los jardines donde me sentí como en una película de James Ivory. Iba con un colega paseando copa en mano y cualquier cosa que dijéramos, en ese sitio y en ese momento, parecía importante. Salir y encontrarme en Plaza España fue como viajar en el tiempo (C/ Princesa, 20).
9. Bar Fulanita de Tal. El bar referencia de las lesbianas. Sus dueñas son muy amables, la música no puede ser más bailable y todas son muy abiertas con el mundo heterosexual. Es lo mejor que me ha pasado en la noche, aunque solo he conseguido ligar una vez (Regueros, 9).
10. Bodega de la Ardosa. Es un clásico de almanaque. Sirven pintas inacabables de cerveza, pinchos de tortilla, gildas, anchoas con tomate... Perfecto para empezar al mediodía y ya no salir hasta las ocho de la tarde. El único problema es que se llena bastante (C/ Colón, 13).
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