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debate político

Urkullu evita la imagen de aislamiento de Mas, pero mantiene sus distancias

Solo el PNV entiende la visita del presidente catalán en medio del secretismo

Fotografía facilitada por la Lehendakaritza de su titular Iñigo Urkullu junto al presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Fotografía facilitada por la Lehendakaritza de su titular Iñigo Urkullu junto al presidente de la Generalitat, Artur Mas.Jon Bernardez (EFE)

Iñigo Urkullu ha rebajado la imagen de aislamiento al que parece reducido Artur Mas en el Estado español con el significativo encuentro mantenido el pasado Primero de Mayo en un clima de secretismo que no ha pasado desapercibido en el análisis posterior de un encuentro entre dos presidentes autonómicos. Con su encuentro, ambos mandatarios reconducen una relación muy gélida y a la que en los dos últimos años ha contribuido interesadamente Urkullu, primero como presidente del PNV y luego como lehendakari,para proyectar una imagen de planteamientos de autogobierno muy alejados en el fondo y en la forma sobre todo tras la apuesta soberanista de Cataluña.

Muy por encima de las interpretaciones de la oposición, donde algunos políticos han advertido de que en este encuentro puediera haberse fraguado el inicio de una futura acción conjunta frente al inmovilismo autonómico de Mariano Rajoy, Urkullu mantendrá estratégicamente las distancias con la hoja de ruta de Mas, según fuentes próximas al Gobierno vasco. Eso sí, se admite que existen “coincidencias” entre ambos presidentes sobre cuestiones clave como “la reforma de la Constitución, la falta de diálogo o los rigores del déficit”, principalmente.

Pero la inesperada visita de Mas coincide con la ausencia de representantes políticos de primer nivel de la Generalitat en la ponencia de autogobierno del Parlamento vasco, según se desprende del cruce de comparecencias conocidas la pasada semana por los distintos grupos representados. Desde el PNV no existe demasiado interés en arrancar estas presencias, aunque la izquierda abertzale siempre ha puesto especial acento. De hecho, ayer, El parlamentario de EH Bildu Oskar Matute admitió en Radio Euskadi su temor a que esta reunión entre Iñigo Urkullu y Artur Mas no sirva como excusa para que el presidente catalán comparezca en el Parlamento vasco, dentro de la ponencia de autogobierno.

Como ya adelantó EL PAÍS, en medios próximos al presidente de la Generalitat no existe siquiera conocimiento de esta voluntad y no ha sido tratada, un desinterés que no pasó desapercibido entre los asistentes a la última sesión de la ponencia de autogobierno, ya que Cataluña y Escocia se han considerado como referencias nucleares de cara a conocer sus posiciones en materia de autogobierno.

El presidente de la Generalitat viajó en su coche oficial para reducir el impacto previo

Pero el marco de silencio previo oficial que ha envuelto la reunión del pasado jueves en Ajuria Enea y la propia decisión de Artur Mas de acudir en su propio coche oficial hasta Vitoria confirman el propósito del lehendakari de no insuflar de expectativas el simple gesto de proyectar la imagen de una relación cordial entre dos partidos que han revalidado su acuerdo para concurrir en la misma candidatura a las elecciones al Parlamento europeo y que profesan un rechazo a la actual configuración del Estado de las autonomías.

Aunque el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, presagiara “futuros acuerdos” tras conocer esta reunión de Vitoria, es posible que su interpretación obedezca más a razones propias del mensaje de unidad dentro de la precampaña electoral que a la gestación de pasos conjuntos entre los dos gobiernos, ahora mismo alejados por realidades y objetivos bien distintos.

No obstante, el encuentro entre Mas y Urkullu ha avivado las críticas entre quienes siguen viendo más interés del lehendakari en abordar cuestiones identitarias que realidades socioeconómicas. Así se lo dijo Borja Sémper porque ve en la reunión “una foto de la realidad de las preocupaciones de unos y otros”, mientras el líder de los socialistas alaveses, Txarli Prieto, afeó que Urkullu “se esconda para hacer una reunión soberanista y revestirla de misterio para intentar desviar los principales problemas que tenemos". En cambio, para Joseba Egibar “hablar de soberanía, de capacidad de decisión sobre las políticas públicas que afectan al bienestar de la ciudadanía es un debate positivo”.

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